jueves, 13 de junio de 2013

YOHANA ALEXANDRA CONTRERAS GUERRERO (San José de Bolívar - 1993), MISS TRUJILLO 2013 - OPTANDO AL MISS VENEZUELA 2013


San José de Bolívar, es uno de los pueblos más bellos de Venezuela, ubicado en la cordillera andina, en el estado histórico del Táchira. Ese rincón mágico de esta tierra ha estallado en emociones y hasta la lluvia se ha teñido de alegría y ha hecho brotar arco iris por doquier, pues una de sus hijas, mujer andina, estampa de la querencia que se adorna con tiple, requinto y bandoneón, una hija de estas tierras es hoy día una fiel representante de la belleza femenina que representa la organización Miss Venezuela. Nos estamos refiriendo a la joven Yohanna Alexandra Contreras Guerrero, nacida bajó el signo zodiacal de Sagitario, el 06 de diciembre de 1996.

Esta ninfa de los andes, que se viste esplendorosa como la montaña nuestra, que tiene olor a libertad como nuestro bello frailejón representara  al Estado Trujillo en este certamen de belleza, el más codiciado del planeta en lo que se refiere a la poética de la hermosura.


Ella en la actualidad es estudiante de Enfermería en el Colegio Universitario de Enfermería Centro Medico de Caracas, y sus estudios de bachillerato los realizó en la Escuela Técnica Agropecuaria San José de Bolívar, y sus orígenes ancestrales se remontan a la bella aldea idílica de Mesa de Guerrero, bella aldea de la niebla del municipio Francisco de Miranda - Táchira - Venezuela.










Le deseamos el mejor de los éxitos a esta hija de las montañas tachirenses.

José Antonio Pulido Zambrano
Escritor - Historiador 


  

miércoles, 12 de junio de 2013

VERSOS DE MI TÍA RAMONA ESCRITOS DESDE EL CORAZÓN



Dichos versos de su tía "Ramona"
Eufemia Pulido de mi memoria
para que tengas recuerdos
de lo que escribas en su historia.

Tengo un sobrino Querido
para mi no hay comparación
se llama José Antonio Pulido
estudió en Táchira Educación.

Especialista y aplicado en los estudios
Poeta inteligente y de mucha memoria
estudió en la Universidad de los Andes
y escribió un libro de su historia.

Es una historia realista y verdadera
del pueblo San José de Bolívar
fue su apreciado padre "Pedro Pulido"
quien le regalo la vida.

Después Josefa Zambrano su madre querida
y sus hermanos carnales 
subiendo hacia los Paujiles
por los caminos reales.

Mi Padre José Antonio Pulido
era religioso y trabajador
fue Prioste de la Iglesia muchos años
en fiestas de San Isidro Labrador.

Este es un rincón Andino
Biografía de un histórico periodo
es San José de Bolívar
al que llaman "Río Bobo". 

Eufemia Pulido de Guerrero.

POEMAS DE LA NOSTALGIA QUE HUELEN A TANGO (Trovadores de la Esperanza)

GARDEL (1996)


Bajo el ala de aquel sombrero
mirabas a todos,
pero tu mirada
se quedo fija en mí.
Y alzando la voz, me señaló:
- He ahí un bohemio.
Y ese hombre alto
con una sonrisa única
estremeció a la multitud
con su voz melodiosa.
Y al finalizar su último canto
me dijo: - No lloréis pibe,
que en el cielo
en el cielo nos vemos. 

José Antonio Pulido Zambrano
(Poeta tachirense)


ME VOY (1942)


Me voy con el recuerdo
de aquellos dulces ratos
que fueron más que gratos
pasados junto a ti.

Me voy, te dejo triste,
sufriendo porque lloras
al recordar las horas
pasadas junto a mi.

Te quedas con angustia
me voy con amargura
y reina la tristura
en nuestro corazón.

hay llanto en nuestros ojos
y pena en nuestra alma
y de dolor temblamos
al decirnos: Adiós.

Rafael Julian García Ortíz.
(Poeta tachirense)

TIEMPO DE CUARESMA (Leyendas de San José de Bolívar)

En San José de Bolívar, como es tradición a la religión católica, sus habitantes siempre han guardado respeto al tiempo o días de pascua, al que los abuelos llaman "Cuaresma". Tradición que ha perdido muchos adeptos. En estos días -en el tiempo antiguo - las familias, representadas muchas veces en la figura del padre o la abuela, procuraban no salir a altas horas de la noche, porque las leyendas sugerían que en esos momentos hacían presencia espíritus malignos, que el señor tenebroso dejaba andar por el mundo de los vivos, por tal motivo era mejor ser recatado y no salir.


Para 1973, San José de Bolívar era un pueblo pequeño. Las casas más que todo quedaban alrededor de la plaza Bolívar. Los padres aconsejaban a sus hijos no salir tarde de noche, pero todos sabemos como es la juventud, sobre todo los de esta época, eran tercos y enamorados. Los jóvenes Miguel y Luis eran un claro ejemplo de estos, ya que ellos eran muy novieros y juntos planeaban encontrarse en la esquina para llevar a sus parejas a los restos de una casona vieja y abandonada, que quedaba frente al lugar que llamaban "La Granzonera".

Esa noche los muchachos, salieron de sus hogares como tras tantas y se dirigieron al sitio del encuentro. La Granzonera tenía fama del lugar donde se encontraban los amores secretos y prohibidos. Allí esperaban a Miguel y Luis las hermanas Peñaloza, sus novias, quienes recibieron con placer y cariño a sus enamorados. Empezaron a pasársela bien, encendieron una fogata, Miguel abrió una botella de miche aliñado con panela. Comenzaron a planificar su futuro entre besos y abrazos.

Siendo ya cerca de las once, a Luis se le ocurrió hacer un comentario  que desencadenaría un suceso inesperado e interrumpiría tan idílica cita.

- En esta vieja casona murió la bruja Carmela. Dicen que la vieron desandar esta zona después de muerta.

Una de las hermanas dijo que dejara de hablar de eso, porque le había dado miedo. Allí Miguel dijo que parecía como si le hubieran tirado tierra a sus pies, Luis empezó a reírse, que se lo perdonaba a las muchachas pero a él, que fuera serio.



Estando en estas conversaciones, volvieron ahora todos a sentir que alguien les tiraba tierra a sus pies. Las muchachas abrazaron a los chicos, pues les parecía haber visto a una abuela pasar por uno de los cuartos. comenzaron a llamar haber si alguien respondía. Sólo el silencio y los grillos fueron la respuesta. 

Un grito espeluznante a la lejanía reavivó el miedo en las chicas. Miguel encendió su linterna y empezó a explorar la casona. Nada. Luis comentó que el grito parecía venir de la aldea La Costa, cerca de donde había estado la capilla del Hojiancho. Las muchachas habían quedado mudas de pavor, Luis que era el más excéntrico dijo:

- ¡Bueno, si no quieren más estar aquí, pues hacemos como la calabaza cada quién para su casa.

Las hermanas no esperaron que Luis terminara la oración y como un rayo comenzaron a correr, sin mirar hacia atrás, hasta llegar a El Topón, cerca de su casa. En eso se escucho de nuevo el grito desgarrado, ahora era una mezcla de gemido y lagrimeo. Miguel y Luis, al ver que las muchachas habían llegado a sus casas, también comenzaron a correr. Un frío, como esos de páramo, se les empezó a meter por los huesos. Casi sin aire llegaron a la plaza, cuando de repente se oye aquel quejido escalofriante que parece estar lejos pero una sombra maligna les hace pensar que esta detrás de ellos. 


Luis sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre las rejas de su casa y Miguel linterna en mano continuo su estampida, ya que su casa quedaba más abajo. Sólo le dio tiempo de empujar la puerta, que su padre aquella noche había dejado destrancada, ya que sin Miguel saberlo, sus padres estaban muy preocupados. En ese momento sintió que el grito se escuchaba como en El Topón, sintió alivió, pero a la vez dolor, una garra había desgarrado su hombro y sólo le dio chance de ingresar a su hogar.

Al levantar el rostro vio a su padre, Don Hilario, quién escapulario en mano lanzaba agua bendita al ser que le perseguía. Al voltearse sólo logró divisar un ser que se esfumaba y tras de ello un reguero de cenizas. 

Al pasar el susto, Don Hilarió increpó a Miguel, le dijo:

- Por usted no ser obediente por poco se lo lleva la tan mentada Llorona.

Compilador: José Antonio Pulido Zambrano

LA MUJER DE BLANCO (Leyendas de San José de Bolívar)


En los tiempos antiguos, en la época decembrina, en el pueblo de San José de Bolívar no podían faltar a la par de las misas de aguinaldo, la tradición de que los vecinos fueran por las casas tocando las puertas para despertar a los vecinos. La plaza se inundaba de gente, y allí antes de comenzar la misa cada aldea hacía del cielo un florero de luces con las explosiones de morteros.
Cuentan que para este tiempo el señor Hilario Chacón era el encargado de tocar las campanas de la iglesia para anunciar las misas. No obstante, antes de cumplir su trabajo, pasaba por la casa de Margarita, Carmen, Cira, Berta y Ana Irma, todas hermanas e integrantes del coro navideño, por este motivo cada madrugada Don Hilario tocaba las puertas de este hogar para despertar a las duermevelas.


Hilario Chacón

En una de estas visitas el señor Hilario toca la puerta, cuando un quejido llamó su atención. Y luego unas voces femeninas que desde la oscuridad de la plaza Bolívar le dicen:

- ¡Aquí estamos!

Hilario se queda sorprendido pues no creía que las muchachas estuviesen tan temprano despiertas. Considera que es una broma que le ha jugado su entre-sueño. Por eso vuelve a tocar y a su vez vuelve a escuchar aquellas voces que desde la oscuridad de la plaza le llaman:

- ¡Aquí estamos!

Hilario al notar que ese segundo llamado no es parte de la vigilia, reanuda su marcha tras el eco de aquellas voces. Sale a una de las esquinas y en medio de esa oscuridad absoluta logra ver la silueta de una mujer de blanco recostada a uno de los arboles. Él sorprendido sigue acercándose a aquella dama, lo extraño es que ha escuchado varias voces, imagina que las otras están escondidas. Al estar más cerca de la extraña mujer nota con inquietud que al dar un paso hacia ella, la mujer da otro paso hacia atrás y cada vez que Hilario va hacia adelante la mujer camina hacia atrás y de esta manera va aumentando su tamaño. Hilario comprende que esta ante una criatura del maligno, por eso saca un cuchillo crucero que le había bendecido el padre Domingo Antonio Guerrero.

Aquella extraña mujer llega al centro de la plaza donde queda el busto del libertador Simón Bolívar y su tamaño sobresale la de dicho monumento. Hilario levanta su cuchillo en cruz y cerrando sus ojos reza tres avemarías. Al abrir los ojos la mujer ha vuelto a su tamaño normal, observa que en las cuencas de sus ojos no hay nada. Hilario toma con más fuerza el cuchillo y se acerca a la dama de blanco rezando un padrenuestro, la mujer da la vuelta y se coloca detrás del monolito que sostiene el busto de Bolívar.

Con cautela y rezando cada vez más en voz alta, Hilario se acerca y corre rápido para atrapar aquello, pero no encuentra nada. La mujer ha desaparecido. Mira en las cuatro direcciones y no ve nada. Al voltear la mirada hacia la esquina de la iglesia, por la calle Páez vuelve a aparecer la mujer. Él ya más temeroso sale corriendo hacia la iglesia y abre las puertas, sube rápidamente hacia la parte más alta del campanario, empieza a tocar las campanas. En eso mira hacia abajo por uno de los ventanales y observa como la gente del pueblo esta entrando a la iglesia, y el Padre Guerrero comienza la homilía de aquel día.

Compilador: José Antonio Pulido Zambrano