*José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la Academia de Historia del Táchira
De allí que indagara en
el por qué de nuestros ancestros habían fundado a un pueblo como San José de
Bolívar en un lugar tan lejos, en esas intrigadas montañas. De igual manera
tenía noticias vagas de otras fundaciones de pueblos por mis ancestros en los
aledaños de la montaña azul del Táchira. Quizá por ello empecé a indagar con
los más ancianos de la comunidad para conocer los orígenes de nuestras
familias, llegando a recabar información que se perdía entre lo creíble y no creíble.
Eran tantas las historias y puntos de vista que no se me ocurría por donde
iniciar. La mayoría coincidía que el apellido Pulido de nuestro pueblo procedía
de Barinas, e incluso llegó a mis manos el texto La saga de los Pulido de José León Tapias, allí se
emparentaba a los Contreras Pulido de mi pueblo de forma directa a los próceres
barineses de la independencia, como el caso particular del general José Ignacio
Pulido, unión de lazos familiares que resultaron ser falsas.
El apellido Pulido era de origen español, su
blasón así no los decía. También estaba claro que los Pulido se venían entre otros
lugares españoles, en particular: Las Islas Canarias y Extremadura[1]. Había
sido recogido por el cronista y Decano Rey de Armas, Don Vicente de Cárdenas y
Vicent, en su Repertorio de Blasones de la comunidad Hispánica, certificando
que el apellido poseía armas oficiales por orden Real. Por su parte Don Julio
de Atienza, lo recogía en su Nobiliario Español. Otro tanto se daba
en el Diccionario Heráldico y Nobiliario de los Reinos de España de
Don Fernando González Doria. Pero de querer profundizar más en la historia de
este apellido había que revisar la Enciclopedia Hispanoamericana de Heráldica,
Genealogía y Onomástica de los hermanos García Carraffa. También se
logró encontrar una rama de éste en la Isla de Tenerife en la obra Los
Apellidos en Canarias de
Carlos Platero Fernández, así como también figuraban en el libro Heráldica
de los apellidos canarios de Lino Chaparro D´ Acosta[2]. Los
Pulido tenían su historia y heráldica en las islas Canarias.
La pregunta seguía en el
aire: ¿Eran los Pulido de la montaña azul, los mismos Pulido llegados a Rubio a
finales del siglo XIX de Barinas? ¿Procedíamos del mismo Linaje de Don Antonio
Pulido León[3]?
O, ¿eran distintos los Pulido de esta zona montañosa? En la página web oficial
de la familia Desposorio / Pulido[4], que
lleva años estudiando la llegada del apellido Pulido al continente se lee: “En
el año 1895 llega a Venezuela Jesús María Pulido oriundo de la Palmas de Gran
Canaria (España) y se radica en la población de Charallave, Estado Miranda”,
dejando asentado como si este fuese el primero en llegar de la familia Pulido,
cosa que no es así, ya en 1720 (aprox.) está en Villa de Cura, Aragua, el
Sargento Mayor Diego Miguel Pulido Pantoja, en 1740 (aprox.) Miguel Pulido había llegado a La Grita[5] y en 1766
(aprox.) Antonio Pulido y León a Caracas. Tres ramas del apellido en tres
partes distintas del territorio.
Iniciamos así un viaje
genealógico al pasado, para reconstruir un linaje asentado en el país desde sus
ejes fundacionales dentro del contexto de la independencia. En este andar se
fueron desmoronando mitos y leyendas de la tradición oral de nuestra estirpe
que en nada se parecía a lo que fueron revelando los documentos estudiados.
Para algunos familiares
fue una herejía saber que su sangre no venía de Barinas. ¿De dónde provenían los
Pulido de San José de Bolívar? ¿Qué me llevaba a alejarme cada vez más del
centro del país y mirar más hacia Colombia? ¿Por qué a estas alturas seguíamos
hablando de inmigración española al Táchira, sobre todo a la zona de montaña y
qué importancia tenía contar la historia desde una sola familia: Los Pulido?
En
La Grita y luego en Queniquea, al revisar varios documentos eclesiásticos
comprobamos que las familias fundacionales procuraron dejar asentados los
apellidos de los padres, muchas veces señalando los abuelos, cosa que aclaraba
el panorama de filiación por existir tantos nombres iguales en los clanes
familiares. Se presentó un problema en esta investigación de “historias de
familias”, cuando se quería seguir la pista a algunos esclavos, pues no se
aclaraba que apellido tomaban, es decir quedaban sin apellido o el de su amo
que se lo cedía, que muchas veces era lo más corriente, caso que se ve con
algunos esclavos en La Grita de Nepomuceno Noguera. Esto se daba ya que en los
hijos de esclavos sólo se citaba su nombre y el de su propietario; estos retoños
por ser de padres anónimos (por decirlo así), nunca aparecían asentados como
legítimos.
También
encontramos en los documentos estudiados algunos cambios de apellido como
Ramírez de Harellano en Ramírez de Arellano, Sambrano en Zambrano, Riojas en
Rojas, Ramos en Sambrano, Castro en Carrero, entre otros. Así mismo nombres,
para la investigación sirve de ejemplo que Tomas Pulido, en La Grita aparece
Tomás y en Queniquea como Thomas, o José Joaquín Pulido en La Grita y Joseph
Juaquin Pulido en los libros parroquiales de Queniquea[6].
LOS PULIDO LLEGAN A LA CIUDAD
DEL ESPIRITU SANTO DE LA GRITA
Hasta
ahora nuestro estudio genealógico había llegado a 1720[7], en los
Archivos Parroquiales de la Iglesia Matriz del Espíritu Santo de La Grita. De
igual manera se habían revisado y transcrito los archivos parroquiales de
Queniquea y San José de Bolívar, todos estos con la característica de ser
pueblos de montaña repartidos en la geografía tachirense.
Antes de 1720 no hemos
encontrado Documentos que señalen de la existencia del apellido Pulido en el
Táchira[8].
La primera indicación a
este apellido se refiere a Miguel Pulido casado con una dama de nombre María de
Contreras, dicho dato está en la Partida de Bautismo del primer hijo de esta
pareja; Tomas, el 28 de diciembre de 1750.
A la par aparece otro
Pulido, de nombre Clemente casado con la dama Paula Cabrera Gil. Por lo que
hablaremos de dos raíces del apellido en La Grita a mediados de 1750, si se
constata luego con el nacimiento de los diversos hijos de estos dos casamientos.
Acta de
Bautismo de Tomas,
el hijo mayor de Miguel Pulido y María de Contreras
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)
el hijo mayor de Miguel Pulido y María de Contreras
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)
De los tres apellidos
nombrados y estudiados de estos dos matrimonios, sólo uno aparece en la entrega
de Títulos de Propiedades dado el 30 de julio de 1657 por el Cabildo de La
Grita, el apellido a que se hace referencia es “de Contreras”, representado por el capitán Alonso de Contreras, con
cinco estancias en Bailadores, seis en Guaraque y ocho en el Páramo de Nariño[9]. Éste
estaba asentado en Pamplona en la familia de Don Gaspar de Contreras y Doña
Agustina Pérez de León.
Los hijos de Miguel
Pulido y María Contreras serán: Tomás (1750), Mariana (1752), Luisa (1754),
Gregorio (1756), Joseph Joaquín (1759), María Lina (1762), Miguel José (1765),
María Antonia (1766), Andrés (1770), María Juana (1772), Antonio (1776) y José
Lino (1778).
Acta de
Bautismo de José Joaquín, el quinto hijo de Miguel Pulido
y María de Contreras
y María de Contreras
(Fotografía tomada del libro N· 2 de
Bautismo (1735 1764)
Es lógico pensar que la
familia grítense del siglo XVII estaba claramente jerarquizada en torno a la
figura del padre, depositario del poder, quien tomaba todas las decisiones
respecto a sus hijos y su esposa.
Estos
años en La Grita de 1740 a 1780, la subsistencia económica de estas familias
dependía de la producción de pequeños rubros agrícolas. Un viajero dejó para la
posteridad en su cuaderno de notas un retrato hablado de La Grita del siglo
XVII, contexto donde ya se empezaba a desplazar Miguel Pulido. El viajero a que
se hace referencia fue Don Miguel de Santiesteban[10] que
pasó por La Grita el 20 de mayo de 1741, en el texto quedó impreso lo siguiente:
“La Grita, anduvimos 5 leguas, en la primera legua es desigual el camino, pero
tendido hasta que desciende a una estrecha quebrada de más de tres leguas de
largo”.
Al empezar a describirnos
La Grita de esta época, el viajero dice que por sus “faldas por uno y otro lado
pobladas de algunos caseríos de gente pobre”, su medio de subsistir en esas
soledades son “sementeras de granos, caña y tabaco en corta cantidad”. En las
huertas de los vecinos de esta montaña azul se observan naranjas, cidras. A la
ciudad se adentra por “un puente de maderos”. Los arrendatarios pagan cuatro
reales al año a la corona española para cultivar las tierras, entre estos
Miguel Pulido. Santiesteban se detiene en algunos fragmentos de su manuscrito a
explicarnos aspectos de la ciudad:
Esta ciudad fue capital de la provincia de Maracaibo y
hoy se gobierna por dos alcaldes que nombra todos los años el gobernador que
reside en la ciudad de su nombre, tiene su parroquia y un pequeño Convento de
San Francisco en que vive sólo el guardián; la mucha agua que en acequias corre
por las calles y fecunda las huertas hace alegre el sitio, su temperamento es
tan benigno que lleva de todos frutos, el muy corto comercio que hoy hacen sus
vecinos consiste principalmente en el tabaco que benefician quitando a la hoja
el palo y formando de ella unas como sogas del grueso de una pulgada.
El
tabaco es uno de los medios de economía de la comunidad grítense, él cual era
vendido a “40 pesos para arriba”. La población del nuevo mundo empezó a
producir tabaco y las tierras de La Grita eran optimas para esta planta, de
allí que “el cigarro y la pipa son unas de las primeras formas en que los
europeos presenciaron que se usaba el tabaco”[11].
Debieron ser estos habitantes gente muy trabajadora y cuidadosa con los
quehaceres del campo, sobre todo lo que tenía que ver con el tabaco, ya que
“este requiere atenciones delicadísimas en todo momento”[12]. También
da cuenta el viajero como en aquel lugar se funden algunas campanas de cobre
para la iglesia, material que recogen los habitantes de un lugar a tres o
cuatro leguas de la ciudad. En este contexto dio sus primeros pasos el joven
Miguel Pulido. Por las lecturas dadas hay tres hipótesis de la llegada de
Miguel y Clemente Pulido a La Grita:
- Maracaibo, por Puerto Gibraltar proveniente de las islas canarias.
- Pamplona, de estar radicado ya el apellido en la zona, cosa que hasta ahora no se ha podido comprobar.
- Y tercero, que hubiese entrado por Cartagena de Indias. La pregunta de esta posibilidad sería; ¿por qué La Grita y no Santa Fe de Bogotá?
Por
supuesto que son simples hipótesis, pero
cabe que en este periodo de 1720 a 1740 llegasen Miguel y Clemente Pulido a La
Grita, sea del Virreinato de Nueva Granada o de la Provincia de Venezuela. Y recuérdese
que en 1718 el reglamento del comercio de Indias convertiría al puerto de Santa
Cruz de Tenerife en el único para el tráfico hacia América.
Entre 1720
a 1750 se va dar en las Islas Canarias una
decadencia vinícola, medio de subsistencia de los canarios, unido al problema
de superpoblación en la isla, por lo que en las décadas siguientes se observara
una gran cantidad de inmigrantes (españoles de orilla) a países como Cuba y
Venezuela[13].
La cuestión migratoria “es continua,
cotidiana y estructural. La carencia de tierras, el alto costo de la vida y
otros problemas” empujaron a hombres solteros, pero también a familias enteras
a salir de manera clandestina en los navíos que iban a la Indias. Es posible
que en este contexto llegara Miguel Pulido, soltero o con su esposa, aún cuando
su primer hijo como observamos nació en La Grita en 1750. Miguel Pulido fue
atraído por la fama del buen tabaco de La Grita y apostara por esta región para
hacer fortuna, cuestión que no logró como se observara con sus generaciones
posteriores que se dedicaron a labranza del campo y la cría de ganado menor.
Por las lecturas realizadas, se puede
catalogar al primer matrimonio de Miguel Pulido y María de Contreras una
familia pobre campesina “de una economía de autosubsistencia”[14]
en la época colonial. A este tipo de familia Carbonari plantea que “resultan más difíciles de
conocer”, la cataloga dentro del grupo subalterno en la escala social de la
colonia o “familias pobres”[15].
Estas familias “no dejaron registros propios por no acceder a la propiedad y,
muchas veces, sus relaciones parentales quedaron diluidas o esparcidas en las
familias propietarias con las que tenían relaciones de dependencia”. De allí
que los únicos datos de lo que llamaremos primera generación sean hasta
ahora las actas de bautismo en los Archivos Parroquiales y debió Miguel Pulido
trabajar como obrero o ser medianero en los campos de Tabaco, ya que será el
oficio de la segunda y tercera generación.
De los hijos de Miguel Pulido y María Contreras, la segunda generación, dos interesan para este estudio:
Tomas y José Joaquín[16].
Por su parte, Tomas Pulido se casara en 1776 en La Grita con María Manuela
Suarez Montilva. Por otro lado, José Joaquín Pulido casó en 1787 también en La
Grita con María de Jesús Montilva. Estos dos enlaces eclesiásticos los veremos
luego en la fundación de la población de Queniquea.
Tomas Pulido Contreras y María Manuela Suarez
Montilva tienen los siguientes hijos: Feliciano (1777), María Luisa (1779), María
Andrea (1780), María de la Luz (1782), Francisco del Rosario (1784), José
Salvador (1786), José Clemente (1789), Paulino (1791), Dorotea (1793), Miguel
Antonio (1795), Lina (1796) y Ramón (1798).
José Joaquín Pulido Contreras casó con María de
Jesús Montilva, de ellos son hijos: Juan Andrés (1788), Juana (1791), José
Florentino (1792), Bárbara (1794), María de los Reyes (1795), María Fermina
(1797) y Juana Sacramento (1799).
Los hermanos Pulido Contreras buscaran
independizarse, de allí que busquen posesiones montaña adentro, este nuevo éxodo los llevara a los predios de la meseta de Queniquea,
bautizando al lugar
llegado como “Buena Vista”[17]. Este
tipo de familia considerada “simple” se ubicaba en los “espacios fronterizos
más pobres y de incipiente ocupación, donde aparentemente no había problemas
respecto a la ocupación de la tierra, independiente del acceso legal de la
misma”[18], Buena
Vista era lo que los abuelos llamaban una “montaña cruda”, allí llegarían los
Pulido y en las vegas del río Pereño empezarían a cultivar el tabaco.
Acta de Bautismo
de José Florentino,
hijo de José Joaquín Pulido y María Montilva
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)
hijo de José Joaquín Pulido y María Montilva
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)
Es bueno
recordar que en 1793 se da otro repartimiento de tierras en La Grita, cuando el
cabildo las sacaría a Composición de nuevo, verificando títulos de las mismas. Al
analizar este capítulo de la historia observamos como las tierras quedan de
nuevo en manos de los terratenientes, en el caso de La Grita se puede nombrar
al Dr. Antonio Bernabé Noguera y el apellido Pulido no aparece en esta
repartición de tierras. El Dr. Castillo Lara a este particular explica que
Noguera comenzó a desalojar y apremiar muchos vecinos sin pagarles sus bienes,
“por lo cual muchos se marcharon a otros sitios”, llevando la inmigración a la
montaña adentro. Un informe sobre La Grita en 1794[19] señala
que la ciudad produce todo el tabaco que se provee en “todas las
administraciones de la provincia y jurisdicción de Coro… así como varias raíces
y yerbas medicinales”.
Estos años
finales del siglo XVII, los vecinos y pobladores de La Grita desarrollaban otros
rubros: Harinas, papelones, maíz, casabe y otros víveres para la alimentación
de los aldeanos.
LAS VEGAS DEL TABACO
En el Padrón de las
tierras que compuso el Cabildo de La Grita en 1657 se dejó escrito que estos
terrenos de La Grita y sus alrededores “tenían poco valor respecto a no haber
indios, ni esclavos con que beneficiarse, y estar esta ciudad en suma miseria”,
de allí que La Grita al igual que otros pueblos de montaña crecieron gracias a
la labor y el trabajo pujante de los clanes familiares, como se verá luego en
la fundación de Queniquea.
Los Pulido al no contar
con tierras propias en la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, apuestan a
adentrarse en dominios feraces, poco exploradas por lo intricada de la
vegetación, así se construirán los primeros caminos de recuas para llegar al
corazón de la montaña azul. Al lugar donde alcanza este Clan familiar es
bautizado con el nombre de Buena Vista. La sociedad de La Grita, ya a finales
del siglo XVII se había constituido como una corporación agraria en su estructura,
usando al indio como esclavo y luego una minoría negra que aparece de manera
esporádica en la zona[20].
La Real Cédula del 24 de
junio de 1777 planteo la prohibición de la siembra de tabaco, salvo los sitios
autorizados para ello, entre esos estaba La Grita[21]. De
allí que la producción de tabaco se incentive en la región. Ya para 1800 en un
Padrón de cultivadores de Tabaco, aparece en el “Partido diez y siete.
Queniquea y Rio Bobo”, una serie de 18 vecinos con el aporte de 79.000 plantas
de tabaco. Allí entre los responsables aparece el hijo mayor de Tomas Pulido,
Feliciano con la cantidad de 4000 plantas[22]. La
pregunta que surge es ¿por qué un joven de 14 años representaría a todo el clan
en esta especie de cooperativa tabacalera? La respuesta puede ser:
- Por ser el hijo mayor de Tomas
Pulido, el patriarca de la segunda
generación.
- Por ser el primogénito de la tercera generación.
- Es designado por el Clan
familiar, ya que para la época ya se podría considerar adulto para el
trabajo a un joven de esta edad, es factible que por ser el mayor sea el
único que haya tenido un maestro que le enseñara a leer y llevar cuentas
de la manera más elemental pero practico para estos tiempos. La costumbre
impero en la familia hasta la quinta
generación[23].
Entre los otros
trabajadores del oficio tabacalero se mencionan a: Don Juan Evangelista
Carrero, José Antonio Zambrano, Andrés Chacón, Pablo Roa, Vicente Guerrero,
Cecilio Pérez, Lucas Ramírez, Isidro González, Antonio Zambrano, Wenceslao
Moreno, Don Pedro Pablo Sánchez[24], Juan
Bautista Gómez[25],
Don Enrique Roa, Eugenio Vivas, Gregorio Liverto, José Ramírez, José Carrillo,
Don Juan Crisóstomo Moncada y Vicente Gómez. Todos estos vecinos aparecerán luego en la
fundación del pueblo de Queniquea. Son varias las razones que replegaron a
muchas de estas familias a las tierras inhóspitas de la meseta de Queniquea, la
revolución comunera por un lado y luego el inicio de la guerra de la
independencia. Estas familias eran dadas al trabajo y no a la guerra, quizá por
ello el crecimiento económico y productivo del tachirense en el siglo XIX.
Los inicios de la
“guerra” es lo que hace que gran cantidad de familias de La Grita que tienen
tierras en el valle del Espíritu Santo (o Río Bobo) y Queniquea se adentren para
colocar a producir estos lugares. El florecimiento de esta nueva inmigración
interna se verá en la meseta de Queniquea, pues el Valle del Espíritu Santo por
ser en su mayoría dueño el Dr. Antonio Bernabé Noguera no permitirá la
fundación del pueblo en este sitio como tal, que era donde los vecinos querían
fundar un pueblo, es más, la historia ha permitido conocer los pleitos del Dr.
Noguera con estas familias nombradas con el pueblo “Valle del Espíritu Santo”.
Ya para 1805, se había
levantado una Capilla en el sitio del Río Bobo sobre los escombros de una
antigua iglesia existente del siglo anterior en ese valle. En el libro El
becerro de La Grita se menciona que para este tiempo duraba “dos días de
distancia” la travesía entre La Grita y la meseta de Queniquea.
El poder político del Dr.
Noguera es tal que alcanza que el pueblo que los vecinos quieren fundar no se
logre, además la “Iglesia de las Guamas”[26] la hará
derrumbar de nuevo por estar en predios de él. Como consecuencia de este
litigio la “capilla del Río Bobo” sería trasladada a la meseta de Queniquea, es
decir, tejas y ornamentos religiosos, esto daría pie a que naciera el pueblo de
Queniquea.
Ya a finales del siglo
XVII se había planteado crear y limpiar caminos para que el traslado del tabaco
se diera con más facilidad hacia los centros de acopio y los caminos de
Queniquea no eran fáciles, pues la mayoría de cultivos estaban en las vegas de
los ríos Pereño y río Bobo. Estas impresiones las deja escrita Don Tomas
Castilla:
Los puertos de Escalante (Santa Cruz) o Santa Rosa se habían
abierto para el tráfico de Tabaco desde 1792 y en 1802, los Alcaldes de La
Grita, Juan Antonio Contreras y Antonio Gil, y el Sindico Procurador Municipal
José Antonio Mora, habían acordado proceder a la limpieza del camino que desde
la población a esas localidades[27].
El tabaco fue la
motivación para que las primeras vías de comunicación llegaran al corazón de la
montaña azul.
FUNDACIÓN DE QUENIQUEA
Muchos
de los hijos de los fundadores de Queniquea antes de 1808 no aparecen asentados
en la Iglesia Matriz de la Virgen del Rosario de Queniquea, pues sus datos de
bautismo están en los libros parroquiales de la iglesia de La Grita. De los
primeros habitantes de la zona de la meseta de Queniquea podemos nombrar: Pedro
Pablo Sánchez, Juan Bautista Gómez, Antonio de los Reyes Zambrano, Camilo
Zambrano, Dolores Avendaño, Joaquín Zambrano, Manuela Mora, Ramón Zambrano,
Rafaela Roa, José Ramón Zambrano, Felicia Roa, José Antonio Zambrano, Sacramento
Hernández, Juan Evangelista Carrero, Leocadia Zambrano, Rita Bello, Ignacio
Pérez, Carmen Omaña, Julián Mora, Andrés Pulido, Nicolás Escalante, Tiburcio
Escalante, Manuel Sánchez, Isabel Sánchez, Bruno Pérez, Raimundo Roa, Gabriela
Escalante, Benito Pérez, Juan Ramírez, Matías Zambrano, José Antonio Hernández,
Juan Moncada, Francisco Ramírez, Brígida Chacón, Melchor Belandria, Eustoquia
Sánchez, Isidro González, Tomas Pulido, Manuela Montilva, Antonio Márquez,
Jacinta Pérez, Norberto Omaña, Rita García (Liverta), Xavier Orozco, José
Andrés Chacón, Pascuala Porras, entre otros[28].
En
1807 empieza el movimiento para instituir un nuevo pueblo, allí resaltan los
nombres de Feliciano y José Joaquín Pulido, junto a otros aldeanos como:
Jacinto Ramírez, Rafael Ramírez, Luis Antonio Moreno, Antonio Bernabé Vivas y
Juan Bautista Gómez[29].
Por orden del obispo de
Mérida Santiago Hernández Milanes, se envía el 22 de septiembre de 1808 a la
meseta de Queniquea al padre José Casimiro de Mora, para la construcción de un
templo parroquial y guiar los pasos de fundación de un nuevo pueblo. Transcribo
a continuación ese documento fundacional:
De orden del ilustrisimo Señor
Doctor Bachiller Santiago Hernández Milanes Ilustrisimo Obispo de Mérida, dada
en veinte y dos de septiembre de mil ochocientos ocho, pasé por el sitio de
Queniquea en solicitud del terreno más cómodo para la fundación, y habiéndome
cogido allí el día cuatro de octubre en el que cayó el primer domingo en que la
iglesia. Nuestra Madre. Celebra la festividad de Nuestra Señora del Rosario,
celebré allí la primera misa, hice padrón del que resultaron sólo ciento
cincuenta y siete almas, y lo que por ser el día del Rosario dedicamos a la Virgen Señora del Rosario esta
fundación, eligiéndola por nuestra patrona particular y en el mismo día pasamos
a este lugar donde está la fundación y demarcado el plan pasamos a San Antonio
por no haber aquí en donde reposar por estar desierto y sin casas el terreno. A
cinco de octubre de 1808 de unánime consentimiento y en virtud de la llamada
superior, citada la eficacia los vecinos dirigidos por Juan Bautista Gómez
hicieron una capilla lo más aseada que el terreno permitía, cuya operación duro
hasta el días seis del mismo mes. A siete de octubre de 1808 se dijo la primera
misa en otra capilla que lo pronto remedio, se había construido y seguimos en proporcionar la fundación hasta
el día once del mismo octubre y se dispuso comenzar la otra iglesia de tapias y
dejo a trece de noviembre y antes se prevenía lo mejor. A treinta de noviembre
de mil ochocientos ocho, yo el presbítero Bachiller Josef Casimiro de Mora
destinado de la orden Superior puse y bendije la primera piedra que labró y
acomodó Juan Bautista Gómez, maestro de la obra guardada en todas las armonías
que prescribe el Ritual Romano. Desde el día primero de diciembre se siguió la
fábrica de la iglesia en varias estaciones del año con muchas interrupciones,
por las cuales de los tiros, sino en los inviernos y otras perturbaciones. Los
enemigos hasta que afianzan en porfiar, venciendo varios obstáculos se puso la
última teja el día dieciocho de marzo de 1809 y se interrumpió la obra hasta
que sin concluirla. Volví a Bailadores. El día 24 de enero de 1810 y el día 25.
Los mismos dije la primera misa en la nueva iglesia en un altar de Magueyes que
a prevención habían levantado y siguió la obra de las puertas con mucha
morosidad por falta escasa de fuerzas y fervor.
Padrón: El día cuatro de febrero hice padrón de todo el
vecindario y en todos y por todos hombres y mujeres, chicos y grandes, sólo
resultó el total de doscientos. Los cuales son de comunión cincuenta y ocho
hombres, cuarenta y cinco mujeres, cincuenta y cinco muchachos y cuarenta y dos
niñas y para que conste firmo. Josef Casimiro de Mora.
Entre
los Pulido que se nombran en este acto fundacional aparecen José Joaquín y
Feliciano. En este libro matriz de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario se
lee que el día 25 de agosto de 1810 se coloco una de las puertas del templo por
estos dos individuos, sumados a: Jacinto Ramírez, Rafael Ramírez, Luis Antonio
Moreno y Antonio Bernabé Vivas. Las puertas del templo fueron hechas por Juan
bautista Gómez y la madera fue donada por Joaquín Pulido. Desde un principio
los Pulido se unieron a esta empresa fundacional, oficio que luego seguirán sus
descendientes al instaurar otros pueblos como San José de Bolívar (1883) y San
Pablo (o Pozoloro - 1905).
Tercera
página del primer libro parroquial de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de
Queniquea, donde se explica los primeros pasos fundacionales del pueblo
En
torno a la iglesia se empiezan a congregar las primeras familias: Gómez, Roa,
Moreno, Zambrano, Carrero, entre otros. Los Pulido siguen asentados en Buena
Vista, dedicados a los quehaceres del campo, la introducción del trapiche, la
siembra de caña y por supuesto, el tabaco.
La
montaña cruda no será fácil de dominar, de allí que el clima que se lleve a
varios párvulos a la otra vida, esa montaña cruda que empieza a devorar a sus
nuevos inquilinos, como el caso de las lluvias de agosto de 1827, que fueron tan
fuertes, al cabo de arrasar el río Samparote a la joven Victoria Gómez Sandia, tratándolo de pasar
para ir a la montaña del frente, a visitar a los parientes cercanos. Asimismo
una peste desconocida llegará a estas tierras entre los años 1837 – 1838,
desolando familias como la de los Gómez y los Moreno, estas dos cunas presentan
la muerte de 5 a 6 hijos cada uno.
A
lo largo del siglo XIX las familias de esta área subsistirán con el conuco, donde
se cultivara y consumirá maíz, frijoles, arvejas, plátanos, panela y almidón.
Comenta Don Tomas Castilla que las alpargatas de fique, lazos y sacos eran
traídos de Colombia por los “maleteros” o los famosos “turcos” que iban de
pueblo en pueblo vendiendo sus mercancías[30], por lo
que el comercio como tal no fue ajeno a este entorno familiar, luego
aparecieron los pequeños comerciantes: Los canastilleros, tenderos y pulperos.
El aumento de la población en campos retirados
de la ciudad dio “por resultado que sucesivamente fueronse erigiendo
parroquias civiles y eclesiásticas”[31] como el
pueblo de Queniquea.
QUENIQUEA, UNA MIRADA
PLURAL DESDE 1808 a 1842
Veamos un bosquejo del
proceso de natalidad de la fundación de Queniquea, cuando el primer Censo
realizado por el padre José Casimiro de Mora arrojó a 200 personas, y entre
1808 a 1842 nacerán 593 individuos, esto se constata en el Libro Parroquial Nº
1 de Bautismos de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario:
AÑO
|
Varones
|
Hembras
|
1808
|
2
|
0
|
1809
|
5
|
0
|
1810
|
3
|
5
|
1811
|
5
|
4
|
1812
|
5
|
2
|
1813
|
3
|
3
|
1814
|
0
|
0
|
1815
|
8
|
6
|
1816
|
4
|
8
|
1817
|
4
|
6
|
1818
|
3
|
8
|
1819
|
2
|
3
|
1820
|
11
|
16
|
1821
|
6
|
4
|
1822
|
11
|
8
|
1823
|
9
|
9
|
1824
|
6
|
9
|
1825
|
9
|
11
|
1826
|
12
|
5
|
1827
|
6
|
7
|
1828
|
9
|
16
|
1829
|
7
|
12
|
1830
|
11
|
12
|
1831
|
6
|
3
|
1832
|
6
|
9
|
1833
|
11
|
10
|
1834
|
14
|
5
|
1835
|
9
|
6
|
1836
|
0
|
0
|
1837
|
7
|
5
|
1838
|
15
|
13
|
1839
|
9
|
7
|
1840
|
8
|
11
|
1841
|
12
|
24
|
1842
|
10
|
4
|
TOTAL:
|
332 =
56%
|
261
= 44%
|
Obsérvese
que entre 1808 y 1842 nacerán más varones que hembras en la zona, y el mes de
mayor fertilidad será mayo, para esto veamos este otro cuadro:
MES
|
NACIDOS
|
Porcentaje
|
Enero
|
48
|
9, 77
|
Febrero
|
45
|
9, 41
|
Marzo
|
28
|
5, 72
|
Abril
|
53
|
10, 75
|
Mayo
|
66
|
13, 68
|
Junio
|
49
|
9, 9
|
Julio
|
19
|
3, 9
|
Agosto
|
52
|
11, 82
|
Septiembre
|
18
|
3, 7
|
Octubre
|
58
|
11, 9
|
Noviembre
|
15
|
3, 2
|
Diciembre
|
40
|
8, 2
|
De
igual manera observamos nuevos matrimonios en el poblado de la tercera generación de la familia
estudiada como la unión religiosa de José Florentino Pulido Montilva con María
Casimira Ramírez el 30 de noviembre de 1820. De esta unión serán hijos: Ana
Leticia (1813), Antonio Miguel (1821), Juan Nepomuceno (1822), Juan evangelista
(1823), Juan (1823), Ramón de Jesús (1828), Vicente de Jesús (1830), Bernardino de la Cruz (1835), José de la Cruz
(1838), Casimira (1840) y José Eduviges (1845).
Acta de
Matrimonio de José Florentino Pulido y María Casimira Ramírez
Estas
familias de la tercera generación seguirán
cultivando la tierra, explotando dos nuevos rubros agrícolas: La caña y el
café. Más recuas de mulas se observaran por el camino real entre La Grita y
Queniquea. A veces por la distancia la figura del abuelo, el mayor del clan es
el que bautiza a los recién nacidos, como se especifica en la partida de Juan
Luis Chacón Mora, al señalar: “Lo bautizó en la casa por necesidad Agapito
Mora, hombre instruido para el caso” (25-08-1858) o en la partida de Juan
Eduardo Moreno (Natural): “Lo bautizó en el campo por necesidad Simona Sambrano
señora apta para el caso” (13-10-1858).
MONTAÑAS CON OLOR A CAFÉ
Las hojas de tabaco con
el que se producía chimú, dará paso a los cantos del café, las montañas se
llenaran de voces alegres y canastos llenos de una nueva fruta rojiza, es la
llegada del café a la montaña tachirense. El 28 de marzo de 1828 nacerá en
Buena Vista y será asentado en la iglesia de Queniquea el próximo representante
de lo que será la cuarta generación,
se trata de Ramón de Jesús Pulido, hijo de José Florentino Pulido y Casimira
Ramírez, el que luego será el patriarca fundador de San José de Bolívar.
Acta de
Bautismo de Ramón de Jesús Pulido Ramírez
(Foto tomada del Libro Matriz de la iglesia de Queniquea)
(Foto tomada del Libro Matriz de la iglesia de Queniquea)
Veamos a continuación la
estructura de una casa de la familia Pulido en Buena Vista a mediados del siglo
XIX:
Buena – Vista, situada en jurisdicción de la parroquia
Sucre, compuesta de casa de Bahareque y Teja con cocina de la misma,
plantaciones de café, caña dulce y frutos menores, en terreno propio, lindado
por oriente jurisdicción de Francisco Moreno, por occidente, terrenos de
Hilario González y María Visitación Vivas, separado por el callejón de Buena –
Vista: por norte, terreno de Antonio Miguel Pulido y por sur río Samparote.
Rudecindo Pulido.
Queniquea tendrá para la
década de 1870 la cantidad de 2.318 habitantes, un 100 % comparado a 1808. Su
producción de café será de 4.200 quintales, 740 cabezas de ganado vacuno, 500
caballos, 1.500 cerdos y 100 ovejas[32].
A finales de 1880 el
Táchira consume gran cantidad de azúcar, fique y tabaco[33]. El
trigo se produce en la aldea Los Barros de Queniquea, poseen un molino de agua
para estos menesteres. Se saca también cal y barro para ladrillos y tejas. La
carne se seca y sala para mantenerla por más días, si no hay sal la carne es ahumada.
A finales de 1880 se traen velas y jabón a la zona de montaña, productos
exportados de Táriba de la pequeña fábrica de celestino Lozano y José Anselmi.
Las velas en estos tiempos eran insumos muy caros, un lujo, por ello se
cuidaban, se acostumbraba por lo tanto a encender el fogón y acostarse temprano
de 6 a 7 de la noche y se levantaban a las 4 o 5 de la mañana. En todo el
Táchira, “no hay hombres que puedan llamarse propiamente ricos, tampoco hay
mendigos: cual más, cual menos, la mayor parte tienen tierras, hogar y cultivos
que provean a sus modestas necesidades”[34]. Se informa
de igual manera que la comunidad posee escuela, dirigida por la Junta
Subalterna de Instrucción tutelada por el presbítero José Vicente Quiñonez y
Daniel Noguera.
En estos días a los
tachirenses los ven como “revoltosos”[35] y la
principal industria “es la agricultura”. De allí que observemos el acercamiento
de Don Ramón de Jesús Pulido de la cuarta
generación en comunicación política con los Araujo de Trujillo.
UN PLEITOS ENTRE
QUENIQUEOS DA LA OCACIÓN DE FUNDAR UN NUEVO PUEBLO POR LA FAMILIA PULIDO
El padre Fernando María
Contreras, cura párroco de Queniquea, disfrutaba de un café hecho por su
hermana, después de haber dado la misa de los difuntos, cuando supo que en la
entrada al pueblo se había armado una trifulca entre buenavisteros y queniqueos
radicados en el poblado. Era domingo, cinco de noviembre de 1882. En el pleito
hubo bofetadas, garrotazos, plan de machete, golpes de piedra, tiros de
revolver y de trabuco que se disparaban desde ambos bandos[36]. Uno de
los primeros heridos fue el señor Gregorio Uzcateguí, quien recibió a malsana
planazos y puñetazos. El pleito radicaba por problemas políticos de partidos,
los de Buenavista eran conservadores[37] y los
de Queniquea liberales. Aún cuando ambos bandos eran de las familias
fundacionales de Queniquea, desde hace tiempo se había abierto una brecha por
cuestiones ideológicas y de tenencias de tierras. Por parte de Buenavista eran
representados por el Clan de la familia Pulido[38] y por
Queniquea el caficultor y terrateniente Don Timoteo Escalante.
La cuestión se recrudece
cuando “un guáimaro de un disparo del Trabuco
que se le introdujo a Pedro Pulido”. Pedro Juan Pulido era del bando de
Buenavista, hijo de Don Ramón de Jesús Pulido, andaba armado con un revolver al
igual que varios de su Clan. El que disparó a Pedro Juan Pulido fue el Jefe
Civil de la parroquia Sucre: José María Moreno, este último sobrino político de
Don Francisco Méndez (griteño). En el bando de los queniqueos estaba Uzcateguí,
también griteño como Moreno, oriundo de la aldea Guanare, asimismo Don Timoteo
Escalante, Juan María Useche, Justo Roa, Asunción Contreras, Juan de Jesús
Ramírez, Asunción Roa, Carlos Roa, entre otros. Por parte de Buenavista y el partido
de San José, se encontraban Don Ramón de Jesús Pulido y sus hijos (Quinta generación): José Gregorio de la
Ascensión (1856)[39],
José Domingo (1857), Juan Epifanio (1859), Pedro Juan (1860), Juan Cipriano (1863)
y Fabián Pulido (1866). Y del partido de San Antonio el coronel Evaristo
Peñaloza, por los queniqueos que apoyaban a Don Ramón de Jesús Pulido estaban:
Asunción Moncada, Nicomedes Araque, José Isaías Vivas, José de los Ángeles
Escalante, Raimundo Sánchez Sánchez, Eduardo Moreno, Arsenio Escalante y José
Saturnino Peñaloza[40]. La
batalla campal fue sangrienta, “ambos cuerpos contendores salieron casi en su
totalidad con las carnes desgarradas unos y contusos otros; y triunfantes los
rioboberos”. Pero de tal enfrentamiento quedó muy mal herido Pedro Juan Pulido
por lo que el patriarca del Clan Pulido, Don Ramón de Jesús Pulido, juró no
volver a pisar más en vida a Queniquea, y tomando a sus hijos fijo rumbo al
lugar conocido como “Río Bobo”[41]. El
padre Contreras llegó al sitio, y trató de calmar los ánimos, pero ya las
heridas estaban abiertas y tardarían muchos años en sanar. Todo el problema se
había ocasionado el sábado siete de octubre, fiesta de Nuestra Señora del
Rosario, cuando Don Timoteo Escalante le había reclamado a Don Ramón de Jesús
Pulido su amistad y acercamiento al partido de los Araujo en Trujillo, esto
había traído resquemores a la comarca.
Primer folio del Manuscrito de José Saturnino
Peñaloza que cuenta los pormenores de la fundación de San José de Bolívar
El
jueves nueve de noviembre, mientras el padre Contreras realizaba una misa a
Nuestra Señora de los Remedios, Don Ramón de Jesús Pulido, en representación
del partido de San José y el Coronel Evaristo Peñaloza, por el partido de San
Antonio realizaron un viaje a Mérida, por el camino de montaña a La Grita, “seguramente
a politiquiar”[42],
pero su objetivo era otro. Pulido y Peñaloza iban con la intención de lograr
crear un nuevo pueblo, y en esas tierras se reunieron con los Araujos, quienes
administraban en gran “Estado Los Andes”.[43]
El
domingo 19 de noviembre hay una reunión en la casona de Don Ramón De Jesús
Pulido ubicada en el sitio de la finca la Pulideña (Hoy caserío La Costa,
municipio Francisco de Miranda), al lado de la quebrada Pantarras, donde se
reúnen varios vecinos para determinar los pasos a seguir para fundar el nuevo
poblado. Son designados José Gregorio Pulido y Simón Araque para llevar algunos
recaudos a Mérida para la construcción de un nuevo templo[44] en lo
que antiguamente se llamaba “Valle del espíritu Santo”.
A la par de estos
acontecimientos, los pleitos acaecidos el primer domingo de mes habían sido
llevados por una comisión de Queniquea a las autoridades de San Cristóbal. El
caso fue asignado al general Ignacio Matamoros, quien tomando varios soldados,
el diez de noviembre se dirigió al sitio a recoger información para llevar a
prisión a los culpables que estaban alzados al gobierno. En Queniquea el
general Matamoros metió presos a Cristóbal Escalante y Pedro José Contreras
“sin causa justificable”, quizá fue los primeros que encontró, y necesitaba
hallar “un chivo expiatorio”, y no contento con meterlos presos, Escalante y
Contreras “fueron muy mal tratados por este Jefe”[45]. En el sitio de Río Bobo no se presentaron
problemas. Matamoros subió al Portachuelo a recabar más pistas, de allí se
dirigió a San Antonio, donde se entrevistó con el coronel Evaristo Peñaloza. De
la Mesa de San Antonio subió a Las Mesitas y Caricuena, luego a Mesa de
Guerrero bajando por el camino viejo a La Colorada, allí pernoctó con la tropa
en casa de Venancio García, tomo café, alimento a sus hombres y pasó la noche.
Al siguiente día bajo al “Valle del espíritu Santo”, inspeccionó las ruinas de
la vieja capilla por si no había allí bandidos y bandoleros, regresándose luego
a Queniquea.
Matamoros
regresó a San Cristóbal el doce de noviembre con Cristóbal Escalante y Pedro
José Contreras presos, pero denunció que los culpables del alzamiento eran los
hijos de Ramón de Jesús Pulido y el coronel Evaristo Peñaloza. “A poco tiempo
fueron presos, por una comisión que vino de aquel lugar al mando de Gaspar
Carrero”. Juan Epifanio, José Domingo y Pedro Juan Pulido, junto al coronel
Evaristo Peñaloza fueron “llevados a la Cárcel de San Cristóbal donde
permanecieron algunos meses”[46]. Años
después Don Domingo Pulido señalaría que “esos eran días en que no se podría
sobrevivir sin hermanos”[47]. El 27
de noviembre, día de la Virgen de la Milagrosa, regresó José Gregorio Pulido y
Simón Araque, con ánimos para empezar las obras. Pero aquellas serían unas
navidades amargas para “el Clan de los Pulido y los Peñaloza”, ya que el
cautiverio de los hermanos y el amigo “aguaron la idea de crear el nuevo
pueblo”[48]. El
golpe de ver a varios de sus hijos presos hizo merma en la salud de Don Ramón
de Jesús Pulido. Envía por ello de nuevo a su hijo José Gregorio para ver que
se puede hacer por los hermanos presos. José Gregorio Pulido, era el hijo mayor
del patriarca, y se había formado en las primeras letras en un colegio de
Pamplona, él logro que sus hermanos fueran absueltos a finales de enero de
1883. Fueron dados en libertad el viernes 19 de enero, día del patrono de la
ciudad, seguro como una especie de indulto de los jefes civiles de la capital,
y porque Don Ramón de Jesús Pulido era muy apreciado allí y en otros lares.
En
el manuscrito de Peñaloza se expone que “dispuso, pues (Don Ramón de Jesús)
Pulido – y esto si fue cuerdo – que se edificara una iglesia y cementerio,
cuyos trabajos debían seguirse muy pronto y con actividad para él ser tierra de
este lugar, pues había jurado no volver a Queniquea. Y para tal efecto convocó
a los principales vecinos de la Aldea y con el beneplácito de todos ellos se
dispuso llamar al presbítero Fernando María Contreras”. El padre Contreras era
el cura de Queniquea, el cura vino a la reunión pautada y aplaudió la
resolución de construir el nuevo pueblo.
Fragmento
del Manuscrito de José Saturnino Peñaloza cuando especifica la creación de la
iglesia y el cementerio por parte de Don Ramón de Jesús Pulido Ramírez
FUNDACIÓN DE SAN JOSÉ DE
BOLÍVAR
San
José de Bolívar como se ha visto y estudiado es el resultado de un proceso de
fundaciones de pueblos como La Grita, Pregonero y Queniquea, así mismo de
migraciones humanas hacia otros pueblos. Los libros parroquiales han permitido
reconstruir por el método de historias de familia, la evolución de las
poblaciones andinas antes mencionadas y de allí la importancia en detallar si
la presencia de individuos en la zona conocida como el valle del Espíritu Santo
(Queniquea y Río Bobo) era vecino, estante o foráneo. Los libros parroquiales
han permitido circundar el área de las familias fundacionales, cerradas, pues
casi no permiten el ingreso a la comunidad de apellidos desconocidos, de igual
manera los libros notariados en registros civiles han concedido ubicar el área
espacio – tiempo donde conviven las distintas familias.
De todos estos avatares
vino luego el enfrentamiento en noviembre de 1882 entre vecinos de Queniquea, y
de allí empezaron una serie de reuniones entorno a la figura de Don Ramón de Jesús Pulido. Estando todo
listo para finiquitar la fundación del pueblo, el jueves 15 de febrero de 1883,
se convocó al cura de Queniquea, Don Fernando de María Contreras (este fue tío
del general Eleazar López Contreras) para dar el aval de la fundación. Don
Ramón de Jesús Pulido al lado de sesenta y dos vecinos estuvo presente en tan
gran fecha histórica. “Todos dirigieron como patriarca a San José”, aconsejados
por el venerable cura, y Don Ramón de Jesús Pulido agregó “de Bolívar”, pues
era del conocimiento de la comarca que el patriarca era un bolivariano nato[49]. La
iglesia se haría sobre las antiguas ruinas de la capilla donde la “hicieron los
primeros fundadores, por no tener que pedir permiso al respectivo superior
eclesiástico” para realizarla en otro lugar, aún cuando hubo objeciones, ya que
Don Ramón de Jesús Pulido la quería en “el punto que hoy se denomina El Topón”,
el padre Contreras le señalo al patriarca de los Pulido que el terreno idóneo
era donde estaba la antigua capilla y “por ser seco el terreno y más adecuado…
y todos aprobaron como era obvio lo dicho por el prelado”[50].
Se creó una Junta para la fundación, quedando de presidente el señor Rafael Contreras Duque, como vicepresidente el señor Miguel Francisconi, de tesorero Don Ramón de Jesús Pulido, de recaudador Don Rafael Chaparro y para secretario el joven José gregorio Pulido Zambrano y de vocales: el coronel Evaristo Peñaloza, Don Reyes Roa y Antonio Vivas.
Nobleza la de Don Ramón de Jesús Pulido al no querer aceptar la presidencia, por su estado de salud la cedió a Don Rafael Contreras Duque, quien era oriundo de Seboruco, había llegado a estas tierras en 1870 [51].
Entre los firmantes del "Acta de Fundación" aparecen: Por ruego de José Eufrasio Pulido, Rafael Guerrero y Antonio Roa, por no saber firmar i por mí: José Domingo Pulido. Por ruego de Natividad García y Rubén Moncada, por no saber firmar i por mí: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Félix Peñaloza y Liberato Vivas, por no saber firmar i por mí: José Baldomero Roa. Por ruego de Félix Mora, Concepción Araque y Bautista Chacón, por no saber firmar i por mí: Estevan Chaparro. Por ruego de Matías Vivas, por no saber firmar y por mandato de mi padre Jesús Vivas i por mí: José Isaías Vivas. Por ruego de Ramón Guerrero, por no saber firmar: Estevan Chaparro. Por ruego de Juan Chaparro, por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Juan Antonio Contreras, por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Leandro Pernía, por no saber firmar i por mí: Ambrocio Araque. Por ruego de Esteban Sánchez, Rudencio Vivas y Froilan Parra, por no saber firmar i por mí: Juan Epifanio Pulido. Por ruego de Eugenio Escalante, Alejandro García y Carmen Pernía, por no saber firmar: Miguel Franchescony. Por ruego de Saturno Guerrero y Gervasio Moncada, por no saber firmar: Miguel Franchescony. Por ruego de Juan Evangelista Vivas y Juan Vivas por no saber firmar: Ambrocio Araque. Por ruego de Juan Antonio Roa, Felipe Guerrero, por no saber firmar: Juan Epifanio Pulido. Por ruego de Manuel Méndez, Juan de Jesús Guerrero y Juan de los Ángeles Vivas, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de Juan Crisóstomo Jaimes i por mí: Salomé Caicedo. Por ruego de José de la Cruz Escalante y Mateo Roa, por no saber firmar: Toribio Sánchez. Por ruego de José Presentación Zambrano, por no saber firmar i por mí: Antonio del Rosario Pulido. Por ruego de Juan Gabriel Vivas, por no saber firmar i por mí: José Gregorio Rojas. Por ruego de Dolores Roa, por no saber firmar i por mí: Antonio del Rosario Rojas. Por ruego de José Anacleto Araque, por no saber firmar i por mí: José de la Cruz Sambrano. Por ruego de Gabriel Chacón, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de Gregorio Parra, por no saber firmar: José Gregorio Pulido. [52]
El viernes 16 de febrero en la tarde
los vecinos de la comarca se vuelven a congregar, acordando que la junta se
reuniría cada ocho días o cuando el presidente, vicepresidente o cualquiera de
los miembros así lo considerada para otra resolución. El terreno donde se
realizó la iglesia estaba en propiedad de Don Jesús Vivas, y lo concerniente a
casa cural y cementerio de Don Ramón de Jesús Pulido. El encargado de
distribuir calles y carreras recayó en la persona de Don Rafael Contreras Duque[53].
El martes 20 de febrero, la Junta comisionó al señor
Antonio Vivas para que se encargara de cortar la madera en el cerro de Los
Cedros en Mesa de San Antonio, lo acompañan en esta comisión los señores Juan
Bautista Chacón, Toribio Zambrano, Gervasio Moncada, Ramón Chacón, Francisco
García, Lorenzo Moncada y Ramón Castillo[54]. En
esta comisión los acompañara el escultor Atanasio Cárdenas, Don Miguel
Franchescony, así como José Domingo Pulido, con la intención de buscar una
buena madera para realizar el Cristo Crucificado que iría en el altar central
de la iglesia[55].
El
techo de la nueva iglesia se realiza con las siguientes donaciones: Don Ramón
de Jesús Pulido 5.000 tejas, Don Ambrosio Escalante 2000 tejas y el coronel
Evaristo Peñaloza 1.000 tejas. Cuatro arrobas de clavos fueron donadas por
Carolino Sánchez y Juan José, Paula y Santerio Guerrero. Las puertas del templo fueron asignadas a los
señores Cornelio Carrero, Anastasio Omaña, Félix Mora, Tomas García, Antonio María
Vivas, Juan Antonio García, Antonio de los Ángeles Vivas y Liberato Vivas.
El miércoles 28 de febrero la Junta logro los siguientes
donativos para la iglesia: El cáliz y las vinajeras por parte de Don José
Eufrasio Pulido Chacón; Los ornamentos a los señores José de la Cruz, José de
los Santos, Toribio, Joaquín y Modesto Zambrano, Ambrosio Araque, Leonardo
Chacón y José Ramón Urbina; La alfombra para el altar a la familia de Don Jesús
y Anacleto Araque; El incensario y la naveta
los señores José de los Ángeles y Dolores Rojas junto a Toribio Vivas;
Un alba por parte de la señora Belén Vivas[56]. El
cáliz, las vinajeras y el incensario las hizo el doctor Teodosio Guerrero en
Seboruco en sus talleres donde hizo la
fundición del cobre. Para la compra de las campanas mayores se encargaron Rafael
Contreras Duque, Rafael Chaparro y Reyes Roa[57]. La
campana menor la donaría José Gregorio Pulido Zambrano el 30 de mayo de 1884.
En
la planicie del valle se procedió a buscar sitio para la iglesia, Don Ramón de
Jesús Pulido como se ha dicho la quería en el Topón, pero la mayoría voto
porque se hiciera en el centro del valle donde estaba un Samán. El Samán sirvió
de guía para ubicar la iglesia, donde antaño había estado la vieja capilla y el
árbol fue el centro de la nueva plaza. Se procedió construir al lado de la
iglesia la casa cural y seguido de ella la casa de gobierno, donde hoy está la
prefectura. Detrás de la casa de gobierno hizo su casa Don Ramón de Jesús
Pulido. Al lado del cementerio tenía su casona Don Jesús Vivas García.
De ahora en adelante ya
se empezaría a escuchar el nombre del pueblo en documentos oficiales: “Aldea
San José de Bolívar (anteriormente Río Bobo) del Distrito Crespo de la
Circunscripción Occidental del Estado de Los Andes”[58]
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:
[2]
La historia de las Islas Canarias se remonta a 1402, con las incursiones de
Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle, en nombre de Enrique III, en
Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, tierras que luego serían anexadas a
Castilla.
[3]
Tapia, J. L. (1995). En el país de la
memoria. Centauro. Caracas.
[4]
http://www.desposorio.org/id131.html
[5] El
dato de Antonio Pulido y León se constata en: Fundadores, Primeros Moradores y
Familias Coloniales de Mérida, Roberto Picón Parra, (Caracas, Distrito Federal,
Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. "Fuentes
para la Historia Colonial de Venezuela", 1988.), Tomo 3: 408. Por su
parte, el dato de Miguel Pulido ha sido encontrado en los Libros Parroquiales
de la iglesia del Espíritu Santo de la ciudad de La Grita.
[6]
Para este escrito usaremos los nombres Tomas y José Joaquín. Nota del autor.
[7]
El Archivo Parroquial de la Iglesia Matriz de La Grita empieza en 1720.
[8]
En su extenso y excelente trabajo: La
grita una ciudad que grita su silencio dedicado a La Grita, por el Dr.
Lucas Castillo Lara. (1973). BATT. N 60. Caracas. No aparece el apellido Pulido
como tal. Por estudios que se están realizando se procederá a revisar los
Archivos de Pamplona, Tunja y Ocaña antes de 1720, para ver si Miguel Pulido y
María de Contreras provendrían de Colombia, como otros tantos apellidos
tachirenses, que primero se radicaron en tierras neogranadinas.
[9]
Castillo Lara, L. (1973). La Grita una
ciudad que grita su silencio. Ediciones del congreso de la República. Caracas. P. 183. También: Alonso de Contreras era oriundo de
Pamplona, en La Grita fue encomendero, Corregidor de Naturales, Alcalde
Ordinario y Regidor Perpetuo. En: Fundadores, Primeros Moradores y Familias
Coloniales de Mérida, Roberto Picón Parra, (Caracas, Distrito Federal,
Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. "Fuentes
para la Historia Colonial de Venezuela", 1988.), Tomo 3: 105.
[10]
Mencionado por Lucas Castillo Lara. Libro citado. Tomo II. Pp. 73 74.
[11]
Wilbert, J. (1975). Metafísica del tabaco
entre los indios de Suramérica. Universidad Catolica Andrés Bello. Caracas.
P.17.
[12]
Ortiz, F. (1987). Contrapunteo cubano del
tabaco y el azúcar. Biblioteca Ayacucho. Caracas. P.32.
[13]
Hernández González, M. (2004). La
emigración del noroeste de Tenerife a América durante 1750 1830. Serie
Tesis Doctorales. España.
[14] Carbonari, M.
(2009). “Los estudios de la familia y los
aportes historiográficos en una región de frontera. Río Cuarto fines del siglo
XVIII e inicios del XIX”. En: Revista Dos Puntas. Año 1. Nº 1. Universidad
Nacional de San Juan. Argentina. Pp. 73 – 98.
[15]
Ya para el 13 de mayo de 1657, el Procurador General de La grita Juan Méndez y
Miranda expresaba que “la pobreza de los vecinos de este lugar, es tan grande,
como es notorio”. En: Archivo Histórico de La Grita. Libro Becerro de La Grita o Cuaderno de composiciones de Tierra.
Tomo VII 1657 – 1829, Registro Principal del municipio San Cristóbal, estado
Táchira. Folio 7.
[16]
Por estar vinculados de manera directa con el estudio genealógico del autor.
[17]
El nombre de Buena Vista aún hoy día permanece en una aldea del municipio
Sucre. Este nombre de Buena Vista es uno de los municipios de la isla de
Tenerife en España.
[18] Carbonari, M. Ídem. P. 79.
[19]
Castillo Lara, L. Libro citado.
[20]
Libro de Bautizos de esclavos. (1805-1808). Nº 5. Archivo de la Iglesia Matriz
de La Grita.
[21]
Castillo Lara, L. Ídem. (Tomo II). P. 24
[22]
Archivo Histórico de La Grita. Tomo XXXIV. Legajo Nº 6.
[23]
En la sexta generación ya los pueblos fundados contaran con escuela y maestros
para la instrucción pública, antes de esto la misma recaía en los padres que
dominaban este arte o en todo caso en el sacerdote de la Parroquia, que de vez
en cuando tomaba para si algunos discípulos.
[24]
Posee tierras en el sitio de Samparote. Archivo Histórico de La Grita. Libro Becerro de La Grita o Cuaderno de
composiciones de Tierra. Tomo VII 1657 – 1829, Registro Principal del
municipio San Cristóbal, estado Táchira. Folio 30. Además posee esclavos, dueño
de esclava Rita (Dato en APINRQ).
[25]
Ídem.
[26]
Archivo Parroquial de la Iglesia Matriz Nuestra Señora del Rosario (APINRQ).
Queniquea. I Libro de bautismos (1808 – 1850).
[27]
Castilla, T. (1963). Datos para la historia económica del
Táchira. 1870 – 1880. BATT. Nº 36. Caracas. P. 15.
[28]
APINRG. Libro I de Bautismos. (1808 – 1850).
[29]
APINRG. Ídem.
[30]
Castilla, T. Ídem.
[31]
Villet, M. (1961). El Táchira en 1876.
BATT Nº 5. San Cristóbal. P.194.
[32]
Informe del gobernador Manuel Antonio Pulido, año 1877. Citado por: Villet, M.
Ídem. Pp. 210 – 217.
[33]
Castilla, T. Ídem.
[34]
Villet, M. Ídem. P.191.
[35]
Castilla, T. Ídem. P. 52.
[36]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza. Archivo de la Alcaldía del municipio
Francisco de Miranda, capital San José de Bolívar.
[37]
Los Pulido fueron conservadores pues según el abuelo Domingo Pulido era el
único partido que no suscitaba populismo en el pueblo. Datos suministrado por
Pedro Pulido Parra.
[38]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[39]
Fundará la población de San Pablo en 1905, parroquia hoy del municipio sucre,
Queniquea.
[40]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[41]
Datos comunicados a Pedro Pulido Parra por Don José Antonio Pulido Chaparro (76
años) en 1976.
[42]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[43]
Ídem.
[44]
Ídem.
[45]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza
[46]
Datos suministrados por Don Altagracia Peñaloza.
[47]
Datos de Don José Antonio Pulido Chaparro.
[48]
Datos suministrados por José Lubin Pulido Chaparro.
[49]
Datos suministrados por Don Altagracia Peñaloza.
[50]
Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[51]
Datos suministrados por Conrado Contreras Pulido.
[52]
Acta de fundación del poblado, copia transcrita del original por Doña Ana
Manuela Paz.
[53]
Datos suministrados por el profesor Pedro Contreras Pulido.
[54]
Datos suministrados del Archivo particular de la maestra Ana Manuela Paz.
[55]
Datos suministrados por Altagracia Peñaloza.
[56]
Archivo parroquial iglesia de san José de Bolívar.
[57]
Horacio moreno. 227.
[58]
Archivo Registro Principal del municipio San Cristóbal. Folio 19. Nº 19. Año
1895 (Segundo trimestre).