Por: Horacio Moreno
LA PRIMERA FUNDACIÓN.
El valle del espíritu Santo, con este nombre se conoció al
antiguo sitio de Río Bobo, hoy San José de Bolívar.
Esa naciente comunidad fue perturbada por "un
poderoso" que impidió a los habitantes del valle la fundación de un pueblo
hacia 1805.
Allá vivían quienes reabrieron los caminos y puertas para
empezar a darle productividad a aquella montaña inclemente y entre 1807 a 1811
los señores Eugenio Vivas, Tomas Pulido, Feliciano Pulido, Juan Andrés Chacón,
Joaquín Pulido, Ventura Castillo y Rafael Ramírez, quienes asesorados por el
padre José Casimiro Mora, levantaron una rustica capilla para el culto católico
sobre las ruinas de otra capilla más antigua.
Eran siete familias en ese valle, cuya bondad del terreno
reunía condiciones para fundar un pueblo.
El doctor Antonio Bernabé Noguera, oriundo de La Grita
había comprado parte de aquellas tierras en 1793. La vida del Doctor Noguera
estaba bajo la sombra de unos títulos que le habían convertido a él y sus
hermanos en los "Caballeros Noguera". Su título doctoral lo había
recibido en la Universidad de Madrid y según decían era firmado por el Rey. Además
del orgullo, se sumaba la ambición de obtener grandes extensiones de tierras,
él era un terrateniente, latifundista y soberbio. Según la hipótesis no acepto
que se reconstruyera una capilla que estaba en terrenos que eran de su
propiedad, terrenos que peleaba en litigio también el señor Eugenio Vivas
Alarcon, pleito por tierras que no aceptaba ningún mediador. Debido a ello don
Eugenio Vivas quiso llevar el pleito y conflicto al Cabildo de Pamplona, pues
los alegatos del Doctor Noguera, según don Eugenio Vivas, carecían de
fundamentos. La fatalidad acompaño al señor Vivas, habiendo muerto en el camino
y enterrado en el sitio de Río Bobo, murió el señor Vivas el 29 de
noviembre de 1809.
Destruida la Capilla y más tarde, la muerte del Doctor
Noguera hizo olvidar todo ese proceso emprendido por un grupo social, que
gozaba de los derechos fundamentales para la transformación del medio a través
de la cultura de la esperanza.
El nombre de Río Bobo no se lo dio el Doctor Noguera como
se creía, pues 48 años antes de su nacimiento ya se hablaba del sitio de Río
Bobo en un documento que Andrés Antonio Méndez envía al Alcalde Ordinario de La
Grita, para que le expidiera un Título de propiedad de unas tierras situadas en
el sitio de Río Bobo, las cuales había comprado a Gabriel Zambrano, documento
redactado en la ciudad de La Grita el 16 de diciembre de 1685.
Hay otras ventas de tierras hechas por el Ilustre Cabildo
para el nuevo pago de los 500 pesos que costaron los baldíos, correspondientes
a don Ramón Ignacio García por la compra de media estancia de ganado mayor
entre los ríos Bobo y San Antonio, por 40 pesos en 1793. Don Antonio Bernabé
Noguera también aparece en esos papeles viejos con la compra de una pieza de
tierra en el sitio de Río Bobo por 60 pesos en 1794 (Archivo de Mérida – Sala Tulio
Febres Cordero).
LA SEGUNDA FUNDACIÓN
Han pasado los años. El diálogo continuaría a la orilla del
río Bobo. Todo, mediante pausas internas. Se ventilarían problemas familiares,
domésticos, amorosos y temas sociales. Los amigos, “las mujeres hacían soñar, mientras
la nube ocultaba el hombre de los arboles” como dijo el poeta.
En las neblinas altas, el sueño tuvo palabras y un renacer
de nuevos ideales invade al sitio del Río Bobo. Han pasado 75 años. La paz en
las rústicas viviendas de los abuelos ha transcurrido en ambiente de vida
dedicada al trabajo. Con espíritu religioso los habitantes del Río Bobo
promueven la construcción de una iglesia. Digno ejemplo que muy pocos pueblos
harían en esta época. No eran para ser servidos, sino a servir.
Una realidad de fe se enfrenta al quehacer diario. Ese
proceso vivido los ha vinculado a un hecho histórico de verdadera
trascendencia. Nuevamente cuentan con la dirección espiritual del sacerdote
Fernando María Contreras, párroco de Queniquea, los vecinos de las aldeas y el
núcleo fundador del Río Bobo, integrado por los señores: Ramón de Jesús Pulido,
Rafael Contreras Duque, Rafael Chaparro, Jesús Vivas García, Miguel
Francisconi, Ramón Guerrero, Félix Peñaloza, Antonio Vivas y José Eufracio
Pulido.
Ya la Aldea había sido demarcada con límites que iban “desde
la cima del páramo Sumusica por toda la cima del cerro hasta buscar las
adjuntas de los ríos Bobo y Samparote, aguas abajo hasta desembocar en el río
Uribante, aguas arriba por el mismo río hasta topar con los límites de la
parroquia de San Antonio de Pregonero, volteando después hasta dar con los
límites de la ciudad de La Grita”.
Las colecciones documentales del antiguo Río Bobo
representan el punto de partida de la construcción de la iglesia, como la
fundación del pueblo y en esa recopilación se conocen los acontecimientos
locales, desde una perspectiva propia, tachirense y muy criolla.
El cambio del nombre de Río Bobo tiene una gran relevancia
en virtud de que se cumplió la recomendación del gobernador de la provincia de
Mérida, de bautizar las comunidades nacientes en ese año con el perínclito
nombre de Bolívar, en ese primer Centenario del nacimiento del héroe.
Se produce así, el homenaje justiciero que la historia
venezolana recoge con sentimiento agradecido, pues todas las motivaciones de
nuestra Emancipación han dado profundas reflexiones sobre ese pasado de glorias
y sacrificios. San José de Bolívar tiene ese documento, el “Acta de Fundación”,
que dice textualmente así:
En
el sitio de Río Bobo que de hoi en adelante se denominará San José de Bolívar,
a quince de febrero de mil ochocientos ochenta i tres, reunidos todos los
vecinos de este sitio juntamente con los vecinos del partido de San Antonio; i
la amable asistencia del venerable Cura Fernando
María Contreras, i el objeto de esta reunión el hacer la reedificación de
un templo que anteriormente había en este sitio destruido hace muchos años,
considerando que por la mucha distancia en la mayor parte de los vecinos, por
lo intransitable de los caminos, mayormente en el tiempo de invierno carecemos
muchas veces de los auxilios eclesiásticos i de oír la palabra divina. Como
también honrar i venerar aquel punto que anteriormente fue consagrado al culto
del señor pues para emprender este trabajo i que se lleve a cabo, nombramos un
Junta compuesta de siete vecinos i son los señores siguientes: Rafael Contreras
Duque, Ramón de Jesús Pulido, Rafael Chaparro, Evaristo Peñaloza, Miguel
Francisconi, Reyes Roa i Antonio Vivas; esta junta que dejamos nombrada la autorizamos
plenamente con todas sus fuerzas i derechos para que se ejecuten i hagan
ejecutar, para que cumplan i hagan cumplir en la realización de este trabajo i
para que deliberen sobre el asunto de los gastos i útiles, para las
distribuciones a continuación i disposición de dicha obra, con esto concluimos
esta Acta de Nombramiento i firmamos en este mismo sitio i en esta misma fecha
los que sabemos i los que no, lo harán a su ruego”. José Gregorio Pulido.
Por ruego de José Eufrasio Pulido, Rafael
Guerrero i Antonio Roa, por no saber firmar i por mí: José Domingo Pulido. Por
ruego de Natividad García i Rubén Moncada, por no saber firmar i por mí: José
Saturnino Peñaloza. Por ruego de Feliz Peñalosa i Liberato Vivas, por no saber
firmar i por mí: José Baldomero Roa. Por ruego de Feliz Mora, Concepción Araque
i Bautista Chacón, por no saber firmar i por mí: Esteban Chaparro. Por ruego de
Matías Vivas, por no saber firmar i por
mandato de mi padre Jesús Vivas i por mí: José Isaías Vivas. Por ruego de Ramón
Guerrero, por no saber firmar: Esteban Chaparro. Por ruego de Juan Chaparro,
por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Juan Antonio
Contreras, por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Leandro
Pernía, por no saber firmar i por mí: Ambrocio Araque. Por ruego de Esteban
Sánchez, Rudencino Vivas i Froilán Parra, por no saber firmar i por mí: Juan
Epifanio Pulido. Por ruego de Eugenio Escalante, Alejandro García i Carmen
Pernía, por no saber firmar: Miguel Francisconi. Por ruego de Saturno Guerrero
i Gervasio Moncada, por no saber firmar: Miguel Fransisconi. Por ruego de Juan
Evangelista Vivas i Juan Vivas, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego
de Juan Antonio Roa i Felipe Guerrero, por no saber firmar: Juan Epifanio
Pulido. Por ruego de Manuel Méndez, Juan de Jesús Guerrero i Juan de Los
Ángeles Vivas, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de Juan
Crisóstomo Jaimes i por mí: Salomé Caicedo. Por ruego de José de la Cruz
Escalante i Mateo Roa, por no saber
firmar: Toribio Sánchez. Por ruego de José Presentación Zambrano, por no saber
firmar i por mí: Antonio Del Rosario Pulido. Por ruego de Juan Gabriel Vivas,
por no saber firmar i por mí: José Gregorio Rojas. Por ruego de Dolores Roa,
por no saber firmar i por mí: Antonio Del Rosario Rojas. Por ruego de José
Anacleto Araque, por no saber firmar i por mí: José de La Cruz Zambrano. Por
ruego de Gabriel Chacón, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de
Gregorio Parra, por no saber firmar: José Gregorio Pulido.
Más adelante en el documento,
rescatado del olvido por la gran maestra doña Ana Manuela Paz de Pulido en el
Archivo de la casa parroquial, se lee lo siguiente:
En el
sitio de San José de Bolívar, a diez y seis de febrero de mil ochocientos ochenta
y tres, reunidos nosotros los que componemos la Junta nombrada por los vecinos
de ambos partidos, con el fin de hacer nuestra aceptación que en nosotros han
confiado para la reedificación del templo que pensamos hacer y demás asuntos
concernientes a esta fábrica, nosotros en cumplimiento de nuestra promesa legal
ofrecemos cumplir fiel y verdaderamente con las atribuciones que en nosotros
han delegado nuestros vecinos, y con esto firmamos la presente aceptación en
esta misma fecha. Rafael Contreras Duque, Miguel Francisconi, Ramón de Jesús
Pulido. Por ruego de Rafael Chaparro, por no saber firmar y por mí, Evaristo
Peñaloza.- Antonio Bernabé Vivas.
En el
mismo día procedimos a formar nuestros reglamentos y es el siguiente: que se
reuniera cada ocho días o cuando lo hayan conveniente el Presidente o
Vicepresidente o cualquiera de los miembros de esta corporación para cualquier
resolución y queda nombrado para Presidente, el ciudadano Rafael Contreras
Duque. Para Vicepresidente, el ciudadano Miguel Francisconi. Para Tesorero, el
ciudadano Ramón de Jesús Pulido. Para recaudador, el ciudadano Rafael Chaparro;
y nombramos para Secretario, al ciudadano José Gregorio Pulido y firmamos. Rafael
Contreras Duque, Miguel Francisconi, Ramón de Jesús Pulido. Por Rafael Chaparro
y por mí, Antonio Bernabé Vivas. Evaristo Peñaloza. José Gregorio Pulido.
Modestia aparte me correspondió el honor de haber escrito
la Monografía de San José de Bolívar
en 1982, en la que recogí sus aspectos físicos, políticos, económicos e
históricos. El profesor Pedro Contreras Pulido siendo Gobernador del estado
Táchira sacó a la luz pública en un libro, toda esa valiosa información de uno
de nuestros Municipios tachirenses.
Este hecho fundamental abrió la historia de San José de
Bolívar. En ella, se ha asentado el duro quehacer de sus hijos que le dieron
fisonomía definitiva al pueblo.
Panorámica de San José de Bolívar
Panorámica de San José de Bolívar
Panorámica de San José de Bolívar en Google
Municipio Francisco de Miranda