Por: José Antonio Pulido Zambrano
Cuentan los mas viejos, que en el Páramo de La Cimarronera, moraban tiempo atrás los indios Babukenas, dando nombre a este terruño como el “lugar de las aguas” en homenaje a Babú, recordando así a una antigua princesa indígena que simbolizaba esta parte de la tierra.
Los indígenas siempre se agrupaban a adorar a esta princesa encantada, que reposaba en una laguna, y que para los viejos Chamanes guardaba el espíritu de la princesa rebelde.
Los indígenas siempre se agrupaban a adorar a esta princesa encantada, que reposaba en una laguna, y que para los viejos Chamanes guardaba el espíritu de la princesa rebelde.
Lagunas La Piedra y El Corazón
Páramo La Cimarronera (Foto: Antonio Nárvaez)
En dicha laguna pesaba una maldición o encanto.
Se rumoraba que en ocasiones la laguna habría su corazón y dejaba traspasar la luz del sol hasta el fondo de la misma, donde se apreciaba un inmenso y rico tesoro.
A este tesoro seguía la voz de una mujer hermosa, quien invitaba a sus moradores a tomar aquellas joyas invaluables.
Todo aquel que se internaba en las profundidades de las aguas, jamás volvía a regresar a la superficie.
Ruinas del Rancho de las Piedras
Páramo La Cimarronera (Foto Archivo Fundación Pulido)
Cuando se visita tales parajes, los baquianos o guías de camino advierten a todos los turistas que observen, que admiren, pero que no se dejen encantar por las aguas del páramo de la Cimarronera.