Riobobense, el carpintero de la montaña azul presenta a su publico lector el Diario de Viaje del riobobero Freddy Abreu en su travesía por el páramo de La Cimarronera (Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza), para insertarse en sus bellezas naturales y llegar a sitios de los cuales no habían aún fotografías desde algunas cumbres de este páramo, lo publicamos con agrado al considerarlo un documento importante para nuestra Memoria. Espero y disfruten de estas notas por ese camino que nos lleva a un lugar mágico: La Cimarronera. Esta Crónica de Freddy Abreu se une a otras que años anteriores se han publicado, la primera en 1977 por Ramón Elvidio Pérez Parra en la revista ENSAYO, la segunda Crónica en diario La Nación en 1997 por José Antonio Pulido y una tercera Crónica en la revista Riobobense en el Año 2000 en su versión papel, espero y disfruten de estas palabras de un joven riobobero amante al montañismo y un promotor de la conservación del páramo La Cimarronera.
Freddy Abreu.
San José
de Bolívar, 13 de abril del 2017.
Hoy se cumple un mes de haber salido de mi casa
en Charallave, y me encuentro en mi refugio, mi lugar de crianza, la casa
materna. Con muchas fuerzas he decidido llevar a cabo mi viaje al páramo, a pesar del
clima, hay mucha lluvia y unido a ello un pequeño inconveniente que tuve días atrás cuando
me encontraba corriendo en la vía que va hacia El Altico como parte de mi
entrenamiento, en ese recorrido pise una caña y se me doblo el tobillo, debido a ello tengo un dolor fuerte en
la rodilla derecha, aún así me costó regresar al pueblo, y hoy faltando sólo cuatro días
para realizar mi viaje me siento más recuperado, el dolor en el tobillo y la rodilla va
desapareciendo. Tengo más de la mitad de las cosas para llevar en mi viaje a
la montaña, ya hablé y cuadré con la persona que me llevara en moto hasta la
Estación Truchicultura, donde comenzare el tracking, tengo
listo la comida y los instrumentos de supervivencia, así como una Hoja de Ruta* donde especifico cual va hacer mi ruta, donde describo la vía que pasaré y en que puntos haré campamento y cuantos días estaré en el páramo, esto lo enviare el mismo día
que salga a la montaña el (17-04-17) ya que no quiero preocupar a la familia porque
mi viaje lo haré solo y tampoco quiero que se enteren antes porque si no, no me
dejarían ir solo.
San
José de Bolívar, 14 de abril del 2017.
Hoy luego de acompañar la culminación de la obra de teatro popular de calle y tradición conocida como Víacrucis Viviente, me fui a realizar las últimas filmaciones, ya que las
cruces se encontraban solas y sin querer tropecé y coloque la rodilla derecha
sobre una piedra. ¡Uff que dolor! Y a sólo tres días de mi viaje. Por lo que decidí colocarme Dencorub y una venda. Ya en casa de mi madre comienzo a
verificar todo y estar pendiente de los detalles, tratar de visualizar mi
viaje, ya que he aprendido que las metas aparte de escribirlas, darles fecha y
un propósito, hay que verse cumpliéndolas, por eso esta noche trataré de
concentrarme en mi viaje. Son muchas ideas en mi cabeza,
mucho ruido a mi alrededor, espero que el estar solo en la montaña me ayude a
aclarar mis dudas, en lo único que pienso es en comenzar este sueño que tengo
en mi cabeza desde hace dos años y ya hoy estoy más cerca que nunca, el dolor
en la rodilla no es obstáculo cuando el poder de la mente lo puede todo.
San José de Bolívar, 17 de abril del 2017.
Me levanté a las 5am para terminar de armar el morral, preparar desayuno y el almuerzo para llevar a mi Viaje, algo preocupado porque anoche llovió y amaneció brisando, son las ocho de la mañana, llegó Yacson en la moto, me coloqué el morral y me subí, nos fuimos a su casa, porque él tenía que buscar su bolso y abrigarse para el viaje, ya preparados y sin lluvia. Gracias a Dios comienza mi recorrido en moto hacia la aldea Los Pajuiles, el recorrido fue algo complicado para mí ya que el morral superaba los 20 kilos, y lo llevaba en mi espalda, el peso hacía que me fuera hacia atrás, luego de unos 30 minutos ya habíamos llegado a La Truchicultura, lugar donde comenzaría mi recorrido a pie, con las manos dormidas por el frío y por haberme agarrado duro a la parrilla de la moto para no caerme hacia atrás por el peso del morral, comienza mi aventura en la montaña.
Me levanté a las 5am para terminar de armar el morral, preparar desayuno y el almuerzo para llevar a mi Viaje, algo preocupado porque anoche llovió y amaneció brisando, son las ocho de la mañana, llegó Yacson en la moto, me coloqué el morral y me subí, nos fuimos a su casa, porque él tenía que buscar su bolso y abrigarse para el viaje, ya preparados y sin lluvia. Gracias a Dios comienza mi recorrido en moto hacia la aldea Los Pajuiles, el recorrido fue algo complicado para mí ya que el morral superaba los 20 kilos, y lo llevaba en mi espalda, el peso hacía que me fuera hacia atrás, luego de unos 30 minutos ya habíamos llegado a La Truchicultura, lugar donde comenzaría mi recorrido a pie, con las manos dormidas por el frío y por haberme agarrado duro a la parrilla de la moto para no caerme hacia atrás por el peso del morral, comienza mi aventura en la montaña.
Hora 8:45 am, inicie a
caminar con un clima frío pero sin lluvia gracias a Dios, la carretera de
tierra que va de la vía principal hacia la casa del señor Enrique Chacón fue larga,
es un trayecto que la verdad muy cómodo para caminar, se hace tedioso porque
todavía estas en la civilización y no entras en contacto con la naturaleza,
luego de unos minutos ya estaba en casa del señor Enrique, para mi sorpresa me
encontré con dos caballos que se dirigieron hacia donde yo iba, fue como una
bienvenida, el caballo blanco fue el primero en recibirme se acercó tanto que
pude sentir su fuerza, es un animal manso y dócil pero a la vez un animal
fuerte y salvaje, allí me tomé varias selfis con mis amigos, y rápido continúe
mi camino ya que estaban buscando algo de comer y por un segundo se come mi
pasa montaña.
Dejé a mis amigos atrás e
ingrese a la montaña, en ese instante hice mi oración que siempre acostumbro y
le pedí al Dios y protector de las montañas permiso para entrar en su territorio,
pedí que me hiciera mi carga liviana y que me iluminara el camino dándome un vía
despejada y clara, un sendero seco y sin obstáculos, y comencé a disfrutar de
la naturaleza; sólo escuchaba mis pasos, mi respiración y el cantar de los
pajaritos, una paz increíble que he tratado de explicar y no consigo palabras.
Primera parada: El Pino, ya son las 11 am y llevo buen
tiempo, el camino ha estado tal cual como lo pedí, siento un malestar en el
muslo derecho y es la misma dolencia que tuve en agosto del 2013, cuando viaje
al Ecuador y realicé el ascenso al volcán Cotopaxi, y en esa oportunidad fue
muy difícil caminar, ahora vuelve el dolor pero en este momento no le di mucha
importancia, mi mente bloqueaba cualquier dolor, recargué fuerzas con agua y
papelón, debía hacer una parada para descansar unos treinta minutos, pero al mirar
hacia el camino que va a la laguna Riobobo, observé unas nubes muy oscuras que
comenzaban a descender, tomé las previsiones, saqué el impermeable y tapé el
morral.
Comencé a caminar
enseguida sin descansar, me preocupaba que me fuera a llover y todavía me
faltaba camino por recorrer. El trayecto del lugar El Pino hasta la laguna fue rápido, sólo me tomó media hora, no me llovió
y el camino estuvo seco, ya en el valle donde esta situada la laguna Ríobobo, me apresuré a
armar el campamento, previniendo que me fuera a llover, ya que estaba tapado de
nubes, por unos minutos mientras estaba ocupado sacando las cosas del morral,
organizar la carpa, calentar el almuerzo que había preparado en la mañana, me
aclaro el día, cuando me senté a comer observé todas las montañas despejadas
sin una nube y con un sol resplandeciente, ¡uaoo un cambio de clima drástico!
Luego de almorzar y reposar por varios minutos y con el clima tan bonito decidí ir hacer un recorrido hacia la laguna de Los Patos, desde esa altura se observa un paisaje espectacular, existe un silencio absoluto y reina una paz inmensa, luego de una pequeña caminata regreso al campamento, saqué mi cuaderno de apuntes, y verifico cual es el menú del día, y ver mis anotaciones sobre que hacer este día y tener en cuenta todos los detalles para llevar mi aventura tal cual la he planificado.
Laguna Ríobobo (Foto Freddy Abreu).-
Luego de almorzar y reposar por varios minutos y con el clima tan bonito decidí ir hacer un recorrido hacia la laguna de Los Patos, desde esa altura se observa un paisaje espectacular, existe un silencio absoluto y reina una paz inmensa, luego de una pequeña caminata regreso al campamento, saqué mi cuaderno de apuntes, y verifico cual es el menú del día, y ver mis anotaciones sobre que hacer este día y tener en cuenta todos los detalles para llevar mi aventura tal cual la he planificado.
El Valle de los babukenas, se observan las lagunas: Ríobobo y Los Patos (Foto Freddy Abreu).-
El sol sigue a todo su esplendor, el calor ya es bastante fuerte, decido sacar el jamón y queso y colocarlos en una bolsa dentro del riachuelo al lado de la carpa para
que se conserve con el frío.
Hora 4pm, decido aprovechar
el clima que me regala este día y realizo un segundo recorrido hacia la laguna
que se encuentra mucho más arriba de la laguna de Los Patos, es la primera vez que voy hacia ese sitio, camine por la
parte de debajo de una roca inmensa que destila agua a chorro, para luego encontrarme
con otra laguna, es tan grande como la laguna Ríobobo, se encuentran varios patos en la laguna y está todo despejado, al
acercarme a la orilla me encuentro una piedra grande que parece un muelle y
allí descanso un rato, tomo agua y me lavo la cara para refrescarme. Alrededor
de las 5 pm comencé a descender hacia el campamento, poco a poco comenzó el
dolor en la rodilla derecha, hasta un punto que me costaba caminar, realicé
varios descansos caminando muy lento hasta que logré bajar hasta la carpa, quería
colocarme Dencorub y la venda, pero nada, no lo hice, el sol ya se había
escondido y quise aprovechar esos minutos de claridad que me quedaban del día
para preparar la cena. Ya de noche dentro de la carpa y haber cenado, comienzo
a aplicarme la crema en la rodilla y colocarme la venda para aliviar el dolor,
agarro mi libreta de apuntes y comienzo a escribir mi bitácora del día: "Hoy
estuvo toda la tarde despejada con un sol radiante y sin corriente de aire
frío, estoy muy agradecido con mi Dios por regalarme tan hermoso día.. La bendición para mi
familia y que la virgen me los cuide, Amen…"
Martes, 18 de abril del 2017.
Martes, 18 de abril del 2017.
¡Buenos días montañas,
buenos días Cimarronera, gracias Dios por darme un nuevo amanecer!
La noche fue muy ruda, se la pasó lloviendo e hizo poco frío, el dolor en la rodilla desapareció, me levanté a las 7am. No llueve pero esta nublado, preparé desayuno como lo tenía previsto, y una anécdota es que cuando fui a buscar el jamón y el queso que lo deje en una bolsa dentro del arrollo, observe que la bolsa por fuera estaba full de babosa de agua, las quite con un palo y revise bien que no se fueran metido, menos mal que fui precavido y le coloque 3 bolsas y lo cerré muy bien, también coloque varias piedras por si llovía fuerte no se lo fuera a llevar la corriente, al revisar por dentro todo limpio, gracias a Dios se salvó el jamón y queso, tomé cafecito al lado de la laguna Río Bobo, y le di gracias por acogerme en su valle esa noche.
La noche fue muy ruda, se la pasó lloviendo e hizo poco frío, el dolor en la rodilla desapareció, me levanté a las 7am. No llueve pero esta nublado, preparé desayuno como lo tenía previsto, y una anécdota es que cuando fui a buscar el jamón y el queso que lo deje en una bolsa dentro del arrollo, observe que la bolsa por fuera estaba full de babosa de agua, las quite con un palo y revise bien que no se fueran metido, menos mal que fui precavido y le coloque 3 bolsas y lo cerré muy bien, también coloque varias piedras por si llovía fuerte no se lo fuera a llevar la corriente, al revisar por dentro todo limpio, gracias a Dios se salvó el jamón y queso, tomé cafecito al lado de la laguna Río Bobo, y le di gracias por acogerme en su valle esa noche.
Hora 9:00 am, comencé a
caminar hacia La Cruz del Emparamado,
mi ruta prevista era pasar por una laguna seca que se encuentra en la cabecera
de la laguna Ríobobo, pero decidí desviarme hacia el sur de la laguna y
explorar cinco lagunas que se encuentran en ese sector y nunca las había
visitado. Trate de ubicarme con la brújula para trazar la nueva ruta pero fue
imposible la neblina era muy espesa y no se veían las montañas. Mi experiencia
de supervivencia y el conocer este valle muy bien supo orientarme, y caminar
hacia La Cruz del Emparamado, sin
guiarme por mapas; mi segunda anécdota fue que al llegar a lo alto de la
montaña y encontrarme la última laguna antes de la Cruz, la neblina era tan espesa que al rodear la laguna para tomar
buenas fotos perdí la orientación, luego de caminar por unos veinte metros descubrí
que me estaba regresando por donde subí, enseguida corregí mi destino llegué a
la laguna y la pasé por el lado derecho rumbo a la cumbre, al llegar a lo alto
no se veía nada, dejé mi morral al lado de una piedra y comencé a explorar el
terreno a mano derecha, luego de caminar unos diez minutos no logré encontrar
la Cruz, decidí regresar a donde dejé
el morral, y de regreso logré visualizar el camino que va hacia el valle de Las
Ciénagas, lo tenía a sólo veinte pasos de donde dejé el morral a mano izquierda,
ya ubicado y sabiendo en que sentido caminar para encontrarme la Cruz, saqué un pedazo de panela y agarré
fuerzas para continuar. Ya con morral en la espalda comencé el camino, y para mi
sorpresa luego de dar unos treinta pasos me encontré la Cruz. La tenía allí mismo pero como la neblina era tan espesa no
logré verla.
La Cruz del Emparamado (Foto Freddy Abreu).
Hora 11:00 am.; llegué a la Cruz, realicé mis anotaciones y esperé
un poco para ver si me aclaraba y tomar así la nueva ruta hacia el valle de la Piedra Grande, explorando el sector
observo a lo alto del mástil de la Cruz,
las iniciales (YK y AF) oxidadas, pero bien definidas, estas marcas las realice
aproximadamente hace 15 años y todavía el pasar del tiempo están allí visibles,
una alegría inunda mi corazón, pienso en la familia. Con brújula en mano ubico
mi próximo punto y comienzo a caminar, el trayecto es sólo descenso hasta
llegar a la laguna grande o la Piedra del Sapo como la denominan los lugareños, por mi lesión en la rodilla lo realizo con calma y despacio
hasta encontrarme con un camino bien definido que lleva mi destino, por este
camino me encuentro varias lagunas que en su época de verano los visitantes
escribieron sus nombre con piedras y hoy las veo llenas de agua y se observa un
espectáculo muy bonito, luego de pasar por la laguna Grande, laguna La Iguana
y la llamo de esta manera ya que desde Google mapas se observa que tiene forma
de una iguana, por fin me encuentro con el Valle
de la Piedra Grande, que alegría y emoción siento, llegué por fin y son más
de veinticinco años sin visitarla, en esa época fui sin carpa y no iba
preparado como lo estoy ahora, en esa época dormí debajo de la roca sin carpa y
sin sleeping, era algo más rudimentaria la cosa.
Ya en sitio siendo las doce del mediodía inspecciono el lugar para verificar que no hay algún animal,
culebra o algo parecido debajo de la roca, todo está excelente Piedra Grande me
estaba esperando. Con mucha preocupación comencé a sacar mis cosas del morral y
a verificar la bombona de gas de medio kilo que llevaba porque en todo el
camino estuvo presente el olor a gas, de hecho en dos oportunidades me detuve a
revisar y cerrar bien la bombona. Tiene una pequeña fuga y no sabía cómo
arreglarla, preocupado por quedarme sin gas, preparé el almuerzo muy rápido, de seguido un guarapo caliente. Cerré la bombona y listo dejo de escapar gas,
gracias a Dios porque todavía me quedan cuatro días en la montaña.
La carpa la armé dentro
de la cueva, ya que afuera el pasto esta mojado y corre mucha brisa, en cambio
debajo de la piedra, está seco y no hay brisa. La carpa cabe perfectamente, es
muy espacioso el lugar, no coloque el sobre techo porque no es necesario la
roca me protege por si llueve, algo que si observo y con preocupación es que a
todo alrededor de la Piedra del Sapo hay mucha basura, no sé si es lo lejos que queda
para sacar la basura que la gente no lo hace, o si sólo es que no tienen conciencia
de montañista y sólo van a la montaña a contaminar, ha llovido tanto estos días
que debajo de La Piedra pasa un riachuelo
y hay suficiente agua, no es necesario bajar a la laguna para abastecerse.
Luego del almuerzo
realizo una caminata cerca de La Piedra
y ubico una piedra enorme que también tiene una cueva y decido ir a
inspeccionar, esta piedra queda en la parte de arriba a escaso cien metros, la
misma se encuentra montada arriba de tres piedras y en su interior se forma un
cueva donde cabe una persona parada, no está acondicionada para acampar, al
ingresar a realizar una filmación observo que en el centro hay un camino que
recorre de un extremo a otro saliendo de una piedra y metiéndose debajo de otra
piedra, existen excremento de animal como si fuese de un perro pequeño, rápido
salgo del lugar por temor a encontrarme algún animal, y regreso al campamento,
la tarde ha pasado a nublada con muchos zancudos y moscas, pero sin lluvia, el
sonido que existe es el cantar de los pajaritos y mi respiración.
Hora 4:00 pm.; por fin sale
el sol, se despejaron todas las montañas y me muestra un espectáculo de
montañas y frailejones floreados a todo mi alrededor, rápido saco mi cuaderno
de apuntes, mi brújula y ubico mi próximo punto, que será el recorrido del día
de mañana, subí a un pico para ubicarme bien, realicé una caminata de aproximadamente
una hora, pasé al lado de la laguna La Iguana y a lo lejos se observa La Cruz del Emparamado, todo está muy
claro y despejado, ya con certeza se cual va ser mi ruta de mañana, regreso al
campamento, para descansar y reponer fuerzas.
Hora de preparar la cena
son las 6:00 pm, y debo aprovechar la luz natural, todo va según mis planes, me apego
al plan y al menú para rendir la comida, luego de arreglar todo para irme a
acostar no logro cerrar la bombona de gas, le queda un escape de gas y no se le
quita, la única solución es colocarla lejos para que la brisa se lleve el gas y
se disipe y no se concentre debajo de la Piedra Grande. Ya dentro de la carpa con mi
cuaderno de apuntes en mano, estudio bien la ruta del día siguiente ya que este
trayecto es nuevo, nunca antes explorado, no existen caminos ni marcas, y es
donde comienza la aventura, por tal razón estudio todos los detalles, y
configuro la alarma para pararme bien temprano ya que el camino es largo.
Hoy aprendí que para
llegar al pico de una montaña se hace poco a poco pero con constancia, que si
me pierdo o me salgo del camino es mejor regresar y buscar nuevamente el
sendero, orientarse y continuar otra vez, también aprendí que si el camino te
lleva a un punto donde se divide en dos direcciones, es mejor dejar la carga
allí y comenzar a explorar primero una dirección, si no es por esa regresar
agarra la carga y seguir en rumbo a la otra dirección, la montaña más fácil de
subir es aquella que ya has subido, se conoce el camino y sabes que hay arriba.
Feliz noche familia, que
dios los bendiga y la virgen los acompañe siempre, amen…
Llevo dos días
practicando el silencio, mi mente se está organizando, mi espíritu encuentra
paz, ya puedo concentrarme en mis metas, mis sueños, mi mente organiza mis
pensamientos.
Nota:
En el trayecto de la Cruz a Piedra Grande, marqué e identifiqué el
camino en varias oportunidades con tres piedras una arriba de otra y formando
tres columnas en la dirección que llevo.
Miércoles, 19 de abril del 2017.
Antes que nada, quiero dar gracias a mi Dios, a mis santos, a mis ángeles y a mi virgen que me ha protegido en todo momento, Amen…
Antes que nada, quiero dar gracias a mi Dios, a mis santos, a mis ángeles y a mi virgen que me ha protegido en todo momento, Amen…
La noche del martes
fueron truenos y relámpagos a todo dar, la lluvia fuerte y el riachuelo que
corre por debajo de La Piedra del Sapo y que
pasa al lado de la carpa se escuchó crecido, no sentí frío en lo absoluto ya
que La Piedra me protegió de la
brisa, a las 5:00 am sonó la alarma y al levantarme observé todo muy oscuro. Decidí
dormir una hora más, coloqué la alarma para las 6:00 am, no hizo falta alarma; el
cantar de los pajaritos me despertó, me dieron los buenos días, rápido me
levanté y me fui a revisar la bombona de gas que aunque la coloqué lejos para
que el aire se llevara el olor a gas, toda la noche olí a gas y me preocupaba
que me quedara sin gas, suerte la mía todavía tiene gas, a preparar mi cafecito
y el desayuno; el camino me espera.
Hora 8:00 am, me despido de la
Piedra Grande, con un dolor muy
grande por la cantidad de basura que existe en ese sector, y sin poder hacer
nada, sólo agarrar mi propia basura y comenzar mi recorrido, con una mañana
nublada pero sin lluvia, voy subiendo por el camino ya establecido, mi ruta
coincide con un camino que va de la Piedra
Grande al Valle de Las Ciénagas,
es una ayuda, está bien demarcado, poco a poco voy subiendo hasta llegar a la
montaña más alta y por fin llego a mi punto establecido como punto de
anotación, no se ve nada a mi alrededor, todo está tapado, la neblina esta tan
espesa que dejé el morral al lado del camino para inspeccionar por donde
continuar y luego no lo veía, en este punto hago un paréntesis, para comentar
que de aquí en adelante es donde se pone la cosa difícil y peligrosa, muy
peligrosa.
Al no poder ver el
siguiente pico o montaña y marcar la ruta con la brújula, comencé a descender por
unas rocas y peñascos empinados, buscando y buscando por donde bajar y sin
existir algún arbusto de donde agarrarme para bajar, decido darle la espalda al
abismo y comenzar a descender de esta manera para poder meter las manos en las
grietas de las rocas y tratar de colocar los pies en roca firme, de esta manera
fui bajando poco a poco, a mitad de camino cuando me faltaban unos veinte
metros para terminar de bajar, pise una piedra que se salió, con suerte de que
la mano derecha la tenía bien ubicada en la grieta de una roca y logré
sostenerme, no caí al precipicio, sólo un golpe a la rodilla, si a la rodilla
derecha, que casualidad, pero nada, el dolor en ese momento no llegó, el miedo
a caer es más grande y por ese instante sólo pensaba era en agarrarme bien y
ubicar otra piedra donde apoyarme, desde allí para abajo tuve mucha precaución
donde pisaba y logré bajar con bien, muchas cosas pasaron por mi cabeza, todas
a millón, el riesgo de caer era muy grande, ya caminado por el valle comenzó a
aclarar y divisé a lo lejos una laguna, por arte de magia todo aclaro y volteé
para ver por donde había bajado y me dije: -¡Que pared tan arrecha baje! De
verdad que era empinada, no salía del asombro y continúe bajando hasta llegar a
pie de la laguna, al pasar la laguna ya relajado observé todo el panorama y
realicé mediciones con la brújula, sorpresa; me salí de ruta, estoy perdido me desvié
50° con respecto a la ruta que tenía que seguir, subí un pico para visualizar
todo y observé que si seguía el valle me llevaría más abajo y esa no era la
ruta, a mi derecha vi una montaña que según mi brújula esa era la ruta, caminé
hasta llegar a pie de montaña y me dije no voy a poder subir es muy empinada,
descargue el morral; comí papelón y me fui a explorar y ver por dónde podría
subir esa montaña, luego de un rato logré ubicar el camino para subir, en medio
de dos rocas enormes subiría hasta llegar a un punto donde tendría que quitarme
el morral y tirarlo arriba de una meseta para luego yo saltar, todo se veía muy
fácil pero al comenzar a subir con el morral en mi espalda; Dios que difícil, subía
dos metros y me resbalaba, tenía que volver a subir, esto lo hice tres veces
hasta que llegué, no tire el morral por miedo a que se cayera y tener que
hacer todo otra vez, decidí saltar con el morral puesto, si claro lo pensé
muchas veces, a la final salte y llegué muy bien, prueba superada, pensé que
era lo más difícil y que de allí en adelante era más fácil el camino, no sé de dónde
saque fuerzas pero esta montaña fue muy difícil subir cada vez eran más
obstáculos que me encontraba, pero que poco a poco los superaba. Ya faltando
como treinta metros para llegar a la cima, el espacio por donde subía escalando
se ponía más empinado y más peligroso pues no había vegetación de donde
agarrase y sólo existía musgo, el cual era resbaladizo, en un intento por
alcanzar la punta de una piedra resbale y retrocedí como cinco metros y me
freno el morral atascado en un arbusto, de
donde saque fuerzas para salir de semejante apuro, solo Dios sabe, pero luego de
un rato logré escalar hacia un costado y hacer otra ruta que a la final fue más
fácil y menos empinada. Desde que estaba a pie de montaña vi lo peligroso de
subir y tomé previsiones y guardé la brújula, la cámara fotográfica y la
filmadora, que llevaba en el bolsillo por si resbalaba no se me fueran a caer,
cosa que de verdad funcionó. Al llegar a la cima descansé y me tomé el ultimo
sorbo de agua que me quedaba con papelón y me quedé impresionado, de la
magnitud de montaña que terminaba de subir y al final la otra montaña que había
bajado, este desvío me costó muchísimo esfuerzo superar, pero ya estoy en la
cima nuevamente, allí volví a sacar la cámara, filmadora y brújula y documenté
todo, seguí por la cresta de una montaña que daba a otro pico y a mitad de
camino se tapó todo, una neblina espesa que no se veía nada, con este clima seguí
caminando con precaución en sentido al otro pico y nada; no veía nada, caminaba sólo
por instinto porque no estaba ubicado, sin agua porque ya la había consumido, comencé
a pedir a mi Dios que me aclarara un poco, que me diera una señal para poder
ubicarme, estaba agotado, había recibido un golpe fuerte en la rodilla derecha
pero no sentía dolor; sólo quería caminar y caminar para poder llegar a la
cima, llegué a un punto donde se dividía el sendero en dos direcciones, y
nuevamente pedí a mi Dios una señal, a lo lejos escuché el cantar de un
pajarito pero no le paré, quise agarrar a la derecha cuando volví a escuchar al
pajarito, pero esta vez si logré verlo, creo que era un cucarachero, y
enseguida me dije esa es mi señal, voy en ese sentido y agarré hacia la
izquierda, tendría caminando como cinco minutos cuando comenzó a aclarar y
logré ubicar el Valle de Las Ciénagas
a mi derecha, que alegría gracias Dios voy por buen camino, estoy ubicado y
montado en mi ruta, descansé un rato, realicé varias tomas y tome varias fotos,
se observaba a lo lejos La Cruz del
Emparamado, el valle completo de Las
Ciénagas y hacia el lado izquierdo el valle de las lagunas que dan a
Pregonero y Laguna de García.
De frente en mi ruta vi
una montaña inmensa, un pico enorme y me asusté ya que esa estaba en mi ruta,
caminé de frente a mi encuentro con él y mi gran sorpresa, me encuentro con una
piedra que tiene una batea y en su interior full de agua clara, me quite el
morral y comencé a tomar agua mucha agua, luego comencé a llenar mi camel back
y las dos botellas que también estaban vacías, a la final creo que llené más de
cuatro litros de agua y todavía quedó agua en la batea, ya era mediodía y sabía
que apenas estaba corrigiendo mi destino, decidí no hacer almuerzo y seguir
caminando, de este punto en adelante el clima fue espectacular un sol radiante
y todas las montañas despejadas, por fin, llegué al pico que mucho atrás había
observado y me había asustado, pero me dije nada que no pueda superar por donde
he pasado ha sido más difícil y peligroso, pero las sorpresas no acaban, subí
con prudencia el pico que en realidad son dos y al llegar a la cima, la única
ruta para pasar de un pico a otro es por una cresta de aproximadamente 40 cm de
ancho, existe abismo de ambos lados y son tan altos que pareciera que estuviera
sentado en la cruz de la iglesia de mi pueblo San José de Bolívar, duré como
quince minutos pasando esa cresta sentado a caballo con el morral en mi espalda
y el viento soplando a todo dar, el morral se iba de un lado a otro me inclinaba
hacia adelante apoyando mi pecho a la roca y de esa manera agarrarme fuerte así
fui pasando hasta el otro pico, Dios que grande eres, logré pasar este
obstáculo, seguí caminando, Dios esto no acaba, llegué a un punto plano en lo
alto de la montaña y descansé, realicé mediciones y anotaciones de la ruta, más
adelante otra montaña, otro pico que subir, todo por donde debía pasar pero
ahora pensaba como hago para bajar de esta montaña, para luego subir ese otro
pico, en esos momentos de debilidad me llegaba a mi mente el encuentro que tuve
con el caballo blanco donde el señor Enrique Chacón y me decía a mí mismo;
antes de comenzar a caminar tengo fuerzas como el caballo blanco; comía papelón
y seguía caminando, esta montaña la bajé poco a poco, hasta un punto donde no
encontré forma de seguir bajando, se me terminó el camino, a menos que bajara
con cuerda, pero no llevé cuerda, dejé el morral y me fui sin peso a explorar
toda la zona y ver cuál sería la forma de bajar de forma segura, luego de un
rato ubiqué por donde bajar y por donde subir el siguiente pico, todo ese
trayecto fue así, subir un pico, bajar un pico y luego subir otro, ya ubicado
en la ruta comencé a descender por un costado hasta llegar a unos arbustos que
me ayudaron a pasar seguro hacia la otra montaña donde comenzaría a subir por
la cascada de piedras.
Al llegar a la cima mi satisfacción
fue que estaba en un valle nuevo, sin lagunas, pero espectacular, todo esto me
daba fuerzas ya que pasaban de las dos de la tarde y no había comido nada, sólo
agua y papelón, de aquí en adelante el agotamiento fue al extremo, entre rocas,
crestas y picos logre cruzar este valle hasta llegar al pico donde tenía
ubicado el encuentro de tres lagunas, que desde Google mapas había identificado,
para mi sorpresa no fueron tres lagunas en el valle nuevo, mi alegría fue que
habían seis lagunas y ese sector sería mi campamento ya que eran las cuatro de
la tarde y ya no tenía fuerzas, rápido comencé el descenso, era empinado pero
por todo lo que había pasado no le vi dificultad y lo que quería era llegar y
tirar el morral para quitarme el peso en mi espalda, por fin llegue al valle de
las lagunas, caminé por la orilla de la laguna grande donde encontré varios
patos y continué hacia la otra laguna muy cerca de allí, buscaba el lugar donde
armar el campamento, dejé el morral en la segunda laguna y subí una loma para
visualizar mejor el lugar, vi dos lagunas más y había un plano para el
campamento así que baje, agarré el morral y seguí caminado hacia donde estaba
esas lagunas, la tarde ha estado muy clara y despejada y el sol fuerte, aparte
de armar campamento pensaba; “debo aprovechar el día despejado para ver cuál va
hacer mi ruta de mañana por si amanece tapado de neblina” y como la ruta había
sido muy difícil quise observar bien el panorama, así que no me detuve en las
segundas lagunas, seguí subiendo hasta un punto que las piernas no me daban,
allí volví a dejar el morral y seguí subiendo sin peso para llegar a una
montaña alta y poder ubicar la ruta del día siguiente, ya en la cima sentí satisfacción,
me ubique bastante, a mi lado derecho se encontraban seis lagunas que son las que
dan el inicio a la quebrada La Honda donde
se encuentra la Cascada La Honda, y a
mi mano izquierda una laguna grande que a mi parecer es la que da inicio al río San Antonio, muy a lo lejos
identificaba el pico San José,
realicé mis mediciones y me ubique con los mapas que llevaba, gracias a Dios
toda la tarde estuvo despejado, con todo claro en mi mente de cual era mi ruta,
comencé a descender a buscar donde acampar, eran las 5:00 pm, en medio de dos
piedras grandes a lo alto de la montaña había un plan donde podía armar la
carpa y las piedras me protegían de las corrientes de aire de la noche, bajé a
donde había dejado el morral para luego subir y armar el campamento y preparar
almuerzo - cena, otra vez la duda; ¿quedara gas? Armé carpa rápido, saqué el
mercado, la cocinilla y sí; ¡hay gas gracias a mi dios! El guarapo caliente me vino de de maravilla, la comida fue abundante y me sentía contento de que a pesar
de tantos obstáculos, de tantos pasos peligrosos, de tantos abismos, logré
superarlos y ya estaba descansando y me encontraba a mitad del camino, siempre
pensando en que no se me escapara ningún detalle, luego de la comida bajé a las
lagunas a lavar todo y a abastecerme de suficiente agua para el día siguiente,
ya que el camino es por las montañas hasta llegar al pico San José, y no hay más
lagunas donde pueda abastecerme de agua.
Ya dentro de la carpa
luego de estar por más de una hora contemplando el atardecer y aplicando las
técnicas de meditación que aprendí, me siento con muchas fuerzas, el poder de
la mente sana toda dolencia del cuerpo y repone fuerza a un cuerpo
agotado, nuevamente gracias a mi Dios, a
mis santos, a mis ángeles, a mi virgen por protegerme. El día de hoy sé que
estuvieron conmigo sosteniéndome en esos precipicio o empujándome cuando subía
esas montañas, gracias San José por aclararme el día y guiarme por el camino
correcto.
Que Dios bendiga a mi
familia, nos de mucha salud, que el alimento sea abundante en nuestros hogares,
dame sabiduría para hacer las cosas bien y ayudar aquel que necesite de mí,
dale a mi familia abundancia, prosperidad, paz y amor, que el ángel guardián
los acompañe siempre, Amen…
Jueves, 20 de abril de 2017.
Comienzo narrando como
pasé la noche del miércoles, descansar nada que ver; no pude dormir, mi mente
estuvo recordando todo lo que hice en el día, por más que intenté meter otro
pensamiento en mi cabeza fue inútil. Sonó la alarma, hora de pararme, estaba
oscuro eran las cinco de la mañana, quería aprovechar el día, en el momento que
fui a buscar la bombona de gas para verificar si había gas y preparar café, mi
gran sorpresa a lo lejos vi mi pueblo todo iluminado, se observaba parte del Altico, Mesa de San Antonio y La Florida, iluminados, estaba oscuro
todavía.
Preparando el café y mi desayuno, la cocinilla se apagó, me dije: "se terminó el gas", pero lo agité duro y volvió a prender y si tenía gas, gracias a Dios; desayuné y tomé cafecito caliente. Luego del desayuno recogí campamento y me apresuré en agarrar camino, la mañana estaba despejada, había que aprovechar ese clima para ver mi ruta, algo que invadió mi ser de miedo fue que apenas al salir de donde me encontraba tenía que comenzar la aventura, bajar por un precipicio de unos 10 metros aproximadamente y uno de mis pensamientos de la noche anterior fue verme caer por el precipicio hasta el fondo, como la mañana estaba muy clara y despejada, y con la experiencia que había tenido del día anterior tomé todas las previsiones, bajé con mucho cuidado y con calma, listo, ya superé este obstáculo. Mi ruta fue algo parecido al del día anterior, subir picos para luego bajarlos, otros encontré la manera de rodearlos sin tener la necesidad de subir y de esta manera fui comiendo kilómetros, en mi ruta que planifiqué y realicé, en los mapas resalté un punto que lo nombre La Grieta, desde Google mapas se ve y se detalla que hay algo profundo, y en mi mente sólo pensaba cuando llegaría a esta parte, a lo lejos observé varios picos muy altos y me detenía para tratar de ver cuál sería la opción más fácil de pasarlos, al fin llegue a La Grieta, de verdad que era algo impresionante, este sería mi obstáculo más peligroso de pasar de este día, ya en la orilla del abismo sin morral estudiaba la manera de bajar así como la manera de subir el otro pico, La Grieta era el espacio que existía en medio de los dos picos que no superaba los seis metros de uno al otro y su profundidad unos cuarenta metros, busqué dentro de mi morral algo que pudiera servir como cuerda para bajar primero el morral y luego yo, pero no conseguí nada, sólo tenía mi ropa y no llegaba, el tiempo pasaba y nada que lograba bajar, por ultimo me coloqué el morral, lo sujeté muy duro a mi cuerpo y comencé a bajar dándole la espalda al abismo así como ya lo había hecho el día anterior, ya tenía la experiencia, en el fondo de La Grieta no duré mucho tiempo, sin tanto pensar comencé a subir la otra parte, a mitad de subida me quedé paralizado, ni palante ni para atrás, no tenía de dónde agarrarme. Las piernas no me daban, entonces comencé a subir apoyando las rodillas y usando puro brazo para subir los escalones, en ese momento resbalé y coloqué la rodilla izquierda a una piedra y me lesione la segunda rodilla, ahora si no podía cojear, las dos rodillas me dolían pero tenía que salir de allí, nuevamente en mi mente fuerzas como el caballo blanco y resulto, subí y llegué a la cima, al llegar arriba observé una roca del tamaño de la iglesia de San José de Bolívar que está separada del pico principal y se forma una figura como de un ave, tomé varias fotos y continúe mi recorrido, el esfuerzo que he tenido hasta este punto, ha hecho que tomé demasiada agua y ya me queda poca, cada vez que llego a la cima de los picos o montañas disfruto el paisaje y repongo fuerzas con agua y papelón, y desde la cima donde me encuentro ubico bien la ruta y decido que las tres últimas montañas antes de llegar a la cresta más larga del recorrido, las voy a rodear bajando al valle, mi decisión fue la correcta al comenzar a bajar me encontré un camino, lo seguí y me llevó a donde se encontraban tres lagunas, mi San José otra vez guiándome. Me quedaba como medio litro de agua, ya en las lagunas vuelvo a recarga agua, seguí el camino que estaba bien demarcado, pero me iba alejando de las montañas las cuales eran mi ruta y la manera de ubicarme, decidí salir del camino y comenzar a subir para llegar a una cresta grande y caminar por toda su cúspide, este trayecto lo realicé muy lento.
Preparando el café y mi desayuno, la cocinilla se apagó, me dije: "se terminó el gas", pero lo agité duro y volvió a prender y si tenía gas, gracias a Dios; desayuné y tomé cafecito caliente. Luego del desayuno recogí campamento y me apresuré en agarrar camino, la mañana estaba despejada, había que aprovechar ese clima para ver mi ruta, algo que invadió mi ser de miedo fue que apenas al salir de donde me encontraba tenía que comenzar la aventura, bajar por un precipicio de unos 10 metros aproximadamente y uno de mis pensamientos de la noche anterior fue verme caer por el precipicio hasta el fondo, como la mañana estaba muy clara y despejada, y con la experiencia que había tenido del día anterior tomé todas las previsiones, bajé con mucho cuidado y con calma, listo, ya superé este obstáculo. Mi ruta fue algo parecido al del día anterior, subir picos para luego bajarlos, otros encontré la manera de rodearlos sin tener la necesidad de subir y de esta manera fui comiendo kilómetros, en mi ruta que planifiqué y realicé, en los mapas resalté un punto que lo nombre La Grieta, desde Google mapas se ve y se detalla que hay algo profundo, y en mi mente sólo pensaba cuando llegaría a esta parte, a lo lejos observé varios picos muy altos y me detenía para tratar de ver cuál sería la opción más fácil de pasarlos, al fin llegue a La Grieta, de verdad que era algo impresionante, este sería mi obstáculo más peligroso de pasar de este día, ya en la orilla del abismo sin morral estudiaba la manera de bajar así como la manera de subir el otro pico, La Grieta era el espacio que existía en medio de los dos picos que no superaba los seis metros de uno al otro y su profundidad unos cuarenta metros, busqué dentro de mi morral algo que pudiera servir como cuerda para bajar primero el morral y luego yo, pero no conseguí nada, sólo tenía mi ropa y no llegaba, el tiempo pasaba y nada que lograba bajar, por ultimo me coloqué el morral, lo sujeté muy duro a mi cuerpo y comencé a bajar dándole la espalda al abismo así como ya lo había hecho el día anterior, ya tenía la experiencia, en el fondo de La Grieta no duré mucho tiempo, sin tanto pensar comencé a subir la otra parte, a mitad de subida me quedé paralizado, ni palante ni para atrás, no tenía de dónde agarrarme. Las piernas no me daban, entonces comencé a subir apoyando las rodillas y usando puro brazo para subir los escalones, en ese momento resbalé y coloqué la rodilla izquierda a una piedra y me lesione la segunda rodilla, ahora si no podía cojear, las dos rodillas me dolían pero tenía que salir de allí, nuevamente en mi mente fuerzas como el caballo blanco y resulto, subí y llegué a la cima, al llegar arriba observé una roca del tamaño de la iglesia de San José de Bolívar que está separada del pico principal y se forma una figura como de un ave, tomé varias fotos y continúe mi recorrido, el esfuerzo que he tenido hasta este punto, ha hecho que tomé demasiada agua y ya me queda poca, cada vez que llego a la cima de los picos o montañas disfruto el paisaje y repongo fuerzas con agua y papelón, y desde la cima donde me encuentro ubico bien la ruta y decido que las tres últimas montañas antes de llegar a la cresta más larga del recorrido, las voy a rodear bajando al valle, mi decisión fue la correcta al comenzar a bajar me encontré un camino, lo seguí y me llevó a donde se encontraban tres lagunas, mi San José otra vez guiándome. Me quedaba como medio litro de agua, ya en las lagunas vuelvo a recarga agua, seguí el camino que estaba bien demarcado, pero me iba alejando de las montañas las cuales eran mi ruta y la manera de ubicarme, decidí salir del camino y comenzar a subir para llegar a una cresta grande y caminar por toda su cúspide, este trayecto lo realicé muy lento.
El dolor en las dos
rodillas se estaba asentando, nuevamente otro pico inmenso y sin fuerzas para
subirlo entonces agarro hacia la izquierda, bajo todo el valle y nuevamente
consigo un camino bien definido, desde este valle se ve Quebrada Grande y estaba comenzando a subir la neblina, comencé a
caminar por el camino y lo mismo de la vez pasada; el camino me lleva bajando y
más abajo alejándome de las montañas altas, luego de haber pasado dos picos
altos por el valle me salgo del camino y comienzo a subir a otra cresta, que es
uno de los puntos claves de mi ruta para no perderme, ya que allí existen tres
filas de montañas y la única forma de ubicarme es llegar hasta allí, entre
arbustos, piedras sueltas, me abrí camino hasta llegar al sitio donde comienzan
las tres filas de montañas, el tiempo cambio drásticamente, se tapó todo, no se
ve nada, ya es mediodía y todavía me falta camino, realizo las mediciones con
la brújula ya que no se ve nada, debo asegurarme cuál de las tres filas de
montaña agarro, según la brújula, debía agarrar la montaña de la izquierda y así
lo hice, tendría como veinte minutos caminando cuando de pronto la montaña se
fue en bajada y más bajada, ruta equivocada, me regreso y agarro la fila del
centro, caminando con poca visibilidad sigo adelante hasta conseguirme otro
pico y ya sin fuerzas vuelvo a rodearlo bajando al valle para poderlo pasar, y
caramba me encuentro con un camino y me imagine que era el que había agarrado
anteriormente, pero como es la primera vez por estoy en este sector mi
orientación eran las montañas altas, seguí el camino por un trayecto bastante
largo y el mismo me fue llevando a la cima de la montaña, caminaba creo que por
supervivencia ya no tenía fuerzas no había almorzado, el dolor en las dos rodillas
muy fuerte, por fin llegue a la cima todo igual tapado de nubes cero
visibilidad, comienza dos filas de montañas, ¿cuál agarraría? Saco la brújula y
me ubico por las coordenadas y los mapas que llevaba y agarro la montaña de la izquierda,
caminando por este sector comenzó a caer una brisa pero leve y luego
desapareció, llegué a un punto donde ya no había más montañas altas, el camino comenzaba
a bajar, me preocupe, dejé el morral en el camino y subí a unas piedras muy
altas para tratar de ver algo, imposible todo tapado, comencé a orar para que
mi Dios me aclarara para poder ver donde estaba y ubicarme, ya eran las 4:00 pm.,
no había comido y no tenía fuerzas ya, estaba buscando donde acampar sin saber dónde
estaba, por momentos comenzaba a aclarar y lo que veía a mi alrededor eran
piedras blancas, todo a mi alrededor eran piedras blancas pero no tenía idea de
donde estaba, bajé a donde dejé el morral y comencé a buscar donde armar la carpa,
el dolor en las rodillas no me dejaban dar un paso más, ya con la carpa lista
en pleno camino porque no encontré otro lugar, comenzó la brisa, estaba
contento que me adelanté al agua, y no me iba a mojar, por un momento dejó de
llover y salí de la carpa eran las 4:30 pm., aclaro todo, pude ver donde estaba,
a mi derecha estaba la montaña por donde baja la quebrada La Pajuilera, observé todas las montañas por donde venía y vi la
montaña de las antenas de El Altico,
sin pensarlo dos veces salí corriendo a la cima de las piedras grandes para
tratar de ver todo el panorama y para mi sorpresa ya estaba en el Pico San José y no lo sabía, al llegar a
la cima observé mi pueblo, despejado, a la derecha Los Pajuiles, a la izquierda Mesa
de San Antonio, Mesa de Guerrero,
mis ojos se llenaron de lágrimas ya estaba en el Pico San José, lo logré, que dura la ruta pero lo logré, busqué
piedras grandes para identificar el sitio tres piedras grandes una arriba de
otra y forme tres columnas, arriba de la roca gigante que su tamaño es aproximadamente
de una casa de tres pisos coloque una laja parada de unos 50 cm de alto y le
coloqué varias piedras a su alrededor para sostenerla y quedara de punta, ya
había comenzado a llover pero no me había percatado, mi emoción era tal que no
sentía la lluvia, me quité el crucifijo que llevaba en mi cuello, y lo coloqué
en la piedra y de esta manera cumplí mi promesa, bauticé esa montaña esa roca
como; Pico San José.
Ya la lluvia estaba intensa y reaccioné, di gracias a mi Dios por todo y bajé rápido a la carpa, me quité toda la ropa mojada y me quedé acostado por un rato, la lluvia estaba fuerte; truenos y relámpagos era lo que se escuchaba, pensaba que la lluvia era el bautizo, saqué Dencorub y unas vendas para colocarme en ambas rodillas, guaoo las tenía muy inflamadas, no podía doblar las piernas, es en este momento que decido retornar al pueblo y no continuar mi recorrido hacia el Pico El Lajón como lo tenía previsto, mi objetivo principal y mi meta era llegar hasta el Pico San José y ya lo había logrado, me quedaba bajar a la vía principal y debía hacerlo con prudencia por la lesión de mis rodillas, ya es de noche creo que son como las 8:00 pm y la lluvia se intensificó más, esta cayendo un diluvio, es fuerte la lluvia y la brisa que corre es fuerte, los relámpagos iluminan todo a mi alrededor, doy gracias a mi Dios por la vida, estoy muy agradecido, fueron días difíciles en mi recorrido pero ya hoy se ha hecho realidad mi sueño, esa meta que escribí y planifique de hace más de dos años. Hoy ya se cumplido, comprendo que el poder de la mente lo puede todo. Tengo cuatro días en la montaña y todas las tardes antes de acostarme aplico las técnicas de meditación que estudie, son las que me han ayudado a completar este viaje, bloquear cualquier dolor, recuperar las fuerzas perdidas tener valor y fuerzas para continuar luchando es lo que aprendí, la soledad, el silencio me ayudó a concentrarme y ya hoy desde lo más alto de estas montañas veo mis problemas muy pequeñitos, mañana viernes será muy difícil, no existe camino para bajar de donde me encuentro, mis rodillas por más que trato de bloquear el dolor no puedo doblar las piernas, pido a dios que me de descanso esta noche para recuperarme del todo y mañana bajar rápido a la carretera principal, creo que puedo, sé que puedo y lo haré.
Pico San José.
Pico San José.
Ya la lluvia estaba intensa y reaccioné, di gracias a mi Dios por todo y bajé rápido a la carpa, me quité toda la ropa mojada y me quedé acostado por un rato, la lluvia estaba fuerte; truenos y relámpagos era lo que se escuchaba, pensaba que la lluvia era el bautizo, saqué Dencorub y unas vendas para colocarme en ambas rodillas, guaoo las tenía muy inflamadas, no podía doblar las piernas, es en este momento que decido retornar al pueblo y no continuar mi recorrido hacia el Pico El Lajón como lo tenía previsto, mi objetivo principal y mi meta era llegar hasta el Pico San José y ya lo había logrado, me quedaba bajar a la vía principal y debía hacerlo con prudencia por la lesión de mis rodillas, ya es de noche creo que son como las 8:00 pm y la lluvia se intensificó más, esta cayendo un diluvio, es fuerte la lluvia y la brisa que corre es fuerte, los relámpagos iluminan todo a mi alrededor, doy gracias a mi Dios por la vida, estoy muy agradecido, fueron días difíciles en mi recorrido pero ya hoy se ha hecho realidad mi sueño, esa meta que escribí y planifique de hace más de dos años. Hoy ya se cumplido, comprendo que el poder de la mente lo puede todo. Tengo cuatro días en la montaña y todas las tardes antes de acostarme aplico las técnicas de meditación que estudie, son las que me han ayudado a completar este viaje, bloquear cualquier dolor, recuperar las fuerzas perdidas tener valor y fuerzas para continuar luchando es lo que aprendí, la soledad, el silencio me ayudó a concentrarme y ya hoy desde lo más alto de estas montañas veo mis problemas muy pequeñitos, mañana viernes será muy difícil, no existe camino para bajar de donde me encuentro, mis rodillas por más que trato de bloquear el dolor no puedo doblar las piernas, pido a dios que me de descanso esta noche para recuperarme del todo y mañana bajar rápido a la carretera principal, creo que puedo, sé que puedo y lo haré.
Feliz noche familia, los
amo mucho, mi mente esta con ustedes en todo momento, que dios los bendiga y
acompañe siempre, amen…
Hasta que nos volvamos a
ver.
Viernes, 21 de abril del 2017.
Un nuevo amanecer, un
nuevo día, feliz de estar en lo más alto de las montañas, donde los problemas
se ven pequeñitos, buenos días Pico San José;
mis oraciones, mis pensamientos hicieron lo suyo, tengo fuerzas, la emoción es
enorme, voy a lo más alto de la piedra a tomar las primeras fotos de mi pueblo.
La mañana está clara, todas las montañas están despejadas, al fondo a lo lejos
se observa mi pueblo, que vista tan espectacular, todo el valle está despejado,
San José de Bolívar es enorme, realizo varias filmaciones para el recuerdo, estoy
en la cima y me siento bendecido por Dios.
Luego de un rato disfrutando de este espectáculo que me brinda la naturaleza bajo al campamento a revisar todo el equipo y todavía existe gas, preparo guarapo caliente y mi desayuno es paledonia con queso ahumado, rápido recojo todo, quiero regresar a mi pueblo lo antes posible, como la noche anterior decidí dar por terminada mi aventura y no continuar hacia el Pico El Lajón, agarré el camino que esta demarcado precisamente donde armé campamento, es un camino limpio y me sacara rápido de la montaña, ya en ruta con morral en espalda luego de unos treinta minutos, el camino se va desapareciendo hasta un punto que ya no hay camino, sólo frailejón y arbustos pequeños, sigo bajando por el costado de la montaña hasta llegar donde comienza la vegetación de montaña, allí tenía dos opciones o regresarme otra vez hasta el Pico San José y bajar por la ruta que ya tenía planificada pero sabía que era entre la montaña, entre la vegetación, o seguir bajando por donde ya me encontraba y tratar de llegar al callejón que observaba a lo lejos abajo y luego seguir por el cauce de la quebrada que de seguro me llevaría a la vía principal, tenía dos horas bajando y no quise regresarme, decidí seguir bajando, entre arbustos y rocas fui bajando hasta llegar al callejón, camine por este sector con la vegetación cada vez más espesa y con mucha dificultad para hacerme camino, con machetilla en mano fui abriendo camino, bajaba por la quebrada pero no había agua y lo más extraño que la noche anterior había llovido muchísimo, corte un palo con forma de garabato y con él me ayude para hacer camino, fueron tres horas en este trayecto muy difícil. La machetilla se le partió el mango y tuve que guardarlo y sólo con el garabato fui abriendo camino, a lo lejos, abajo escuche el correr del agua y me preocupe, pensé en una cascada, pero a la final me di cuenta que era la quebrada que bajaba salía de debajo de las piedras de la vegetación, era un río subterráneo, de allí en adelante fue más fácil ya no había tanta vegetación pero cada vez había más agua que salía entre las piedras, más abajo se unió otra quebrada y el caudal del agua ya era mayor, el ruido era mucho más fuerte, a solo cinco minutos de donde se unieron las dos quebradas conseguí un salto de agua de unos cuatro metros, me preocupé pero logré bajarlo por un costado agarrándome de las raíces de un árbol, en ese instante saqué la cámara y tomé varias fotos y comenté; primera cascada pero ya la baje que bien. Se me mojó todo el morral, continué quebrada abajo hasta un punto donde el ruido del agua me sorprendió, llegué a la cabecera de una cascada de unos treinta metros de caída, aproximadamente, por más que busque la manera de bajarla no la encontré, la única solución era regresarme o bajarla con cuerda en rapel, pero no lleve cuerda, lo otro era bordear la cascada por la montaña a mano izquierda, y la única manera de salir del hueco donde me encontraba era subir por dos bejucos que colgaban allí y luego agarrarme de las raíces de un árbol que había a unos cinco metros de alto, quise liberar peso para continuar ya que cuando bajé por la cascada pequeña el chorro de agua golpeo el morral y lo mojo todo, el peso se multiplicó, no conseguí que dejar, así que me coloqué el morral y lo sujeté muy bien y comencé a subir por el bejuco con las rodillas en las piedras y agarrándome fuerte de las raíces logre subir, y me hice camino por la montaña a un costado de la cascada, fui bajando hasta calcular haber pasado la cascada y comencé bajar otra vez a la quebrada para irme por su cauce, cuando a lo lejos abajo divise entre la vegetación otra cascada y pensé; me va pasar lo mismo no voy a poder bajar la cascada porque no llevo cuerda, ni equipo para descender, seguí abriendo camino entre la vegetación y subir la montaña, luego de un tiempo observo otra quebrada que venía de otra montaña al llegar a ella, quise seguir ese cause para llegar a la unión de la quebrada principal, pero para mí mala suerte vi a lo lejos, abajo la cascada más alta que allá visto en mi pueblo San José, y me dije, el cauce de la quebrada no es opción para salir de esta montaña, la única opción era seguir abriéndome camino entre matas de moro, arbustos de espinas y entre árboles caídos, el recorrido muy difícil pensé que lo que había vivido en La Cimarronera, era difícil pero está travesía me está consumiendo todas mis fuerzas, lo único que se veía era montaña y más montaña, sin fuerzas en las piernas y dolor en ambas rodillas, las manos llenas de sangre por las espinas di un paso falso y rodé montaña abajo como dos pisos de alto hasta que me sostuvo un árbol enorme, no me levante, me quité el morral y me quedé sentado, más bien tirado a descansar, no podía más, no sé si fueron señales o el sentido de supervivencia que me hizo subir el mismo árbol que me freno, logré subir unos diez metros más o menos para poder ver algo que me diera un respiro de que faltaría poco, a lo lejos observé un potrero y esa fue mi alegría, se veía muy a lo lejos pero era un potrero, estaba seguro que era un potrero, rápido asocien potrero-ganado, ganado-camino, el saber que me faltaba poco agarré el morral que calculaba que pesaba como 30 kilos, me lo coloque y continué abriendo camino, ya sabía que iba por buen camino y pronto saldría de la mata de monte, en un punto de mi recorrido ya no habían arboles grandes del cual agarrarme de sus raíces y seguir bajando, sólo existía arbolitos pequeños semejantes a las palmas pero su tronco son puras espinas y no había por donde más pasar, con la mente puesta en el potrero y que pronto saldría me agarré fuerte de los troncos llenos de espina y me abrí paso, fue un momento muy difícil si no me sujetaba duro podía caer y el barranco era muy alto, cada vez eran nuevos obstáculos difícil de superar, no había comido nada, llevaba más de diez horas entre la montaña, y en mi desesperación por salir rápido de ese lugar resbalé y metí la pierna derecha entre dos piedras que la tapaba la vegetación, mi caída fue brusca y fuerte allí duré varios minutos boca abajo sin poder moverme con la pierna en el hueco acostado con el peso del morral sobre mi espalda, mis lagrimas salían full, fue muy difícil salir de ese embrollo, para tratar de controlarme un poco tomé agua y comí papelón, era lo único que me daba fuerzas, luego de unos cinco minutos de descanso seguí mi recorrido, a las 6:15 pm por fin logré ver el potrero a tan solo unos diez pasos, salí de la montaña corriendo a mi encuentro con el potrero, que alegría, salí vivo de la montaña, bendito seas Dios, que alegría, me acerque a un arroyo que pasa por todo el centro del potrero y me quité toda la ropa mojada llena de barro, de monte, de espinas, me coloqué ropa limpia igual mojada pero ya no tenían espinas, comí paledonia con mucha agua y luego de unos veinte minutos de descanso comencé a buscar el camino que me sacaría del potrero rumbo a la carretera, busqué y busqué y no logré conseguir el camino, el morral me pesaba mucho lo deje arriba de una piedra en el potrero y comencé a explorar detalladamente por todo el potrero el comienzo del camino, luego de un rato conseguí el camino, me entre en la montaña por el camino y de pronto levanté la vista y no veía nada, estaba ya muy oscuro para ingresar a la montaña, mi decisión como todas en esta aventura muy acertada, decidí armar campamento en el potrero y pasar la noche allí, al terminar de armar la carpa y sacar las cosas del morral vi la hora, ya eran las siete de la noche, no me había percatado del tiempo, fueron once horas de recorrido desde que salí del Pico San José hasta llegar al potrero, no comí en el recorrido, sólo papelón y agua, es el recorrido más duro y difícil que he hecho, ni siquiera el día que pasé por los picos más altos de La Cimarronera, lo más difícil ha sido esto de salir de la montaña.
Luego de un rato disfrutando de este espectáculo que me brinda la naturaleza bajo al campamento a revisar todo el equipo y todavía existe gas, preparo guarapo caliente y mi desayuno es paledonia con queso ahumado, rápido recojo todo, quiero regresar a mi pueblo lo antes posible, como la noche anterior decidí dar por terminada mi aventura y no continuar hacia el Pico El Lajón, agarré el camino que esta demarcado precisamente donde armé campamento, es un camino limpio y me sacara rápido de la montaña, ya en ruta con morral en espalda luego de unos treinta minutos, el camino se va desapareciendo hasta un punto que ya no hay camino, sólo frailejón y arbustos pequeños, sigo bajando por el costado de la montaña hasta llegar donde comienza la vegetación de montaña, allí tenía dos opciones o regresarme otra vez hasta el Pico San José y bajar por la ruta que ya tenía planificada pero sabía que era entre la montaña, entre la vegetación, o seguir bajando por donde ya me encontraba y tratar de llegar al callejón que observaba a lo lejos abajo y luego seguir por el cauce de la quebrada que de seguro me llevaría a la vía principal, tenía dos horas bajando y no quise regresarme, decidí seguir bajando, entre arbustos y rocas fui bajando hasta llegar al callejón, camine por este sector con la vegetación cada vez más espesa y con mucha dificultad para hacerme camino, con machetilla en mano fui abriendo camino, bajaba por la quebrada pero no había agua y lo más extraño que la noche anterior había llovido muchísimo, corte un palo con forma de garabato y con él me ayude para hacer camino, fueron tres horas en este trayecto muy difícil. La machetilla se le partió el mango y tuve que guardarlo y sólo con el garabato fui abriendo camino, a lo lejos, abajo escuche el correr del agua y me preocupe, pensé en una cascada, pero a la final me di cuenta que era la quebrada que bajaba salía de debajo de las piedras de la vegetación, era un río subterráneo, de allí en adelante fue más fácil ya no había tanta vegetación pero cada vez había más agua que salía entre las piedras, más abajo se unió otra quebrada y el caudal del agua ya era mayor, el ruido era mucho más fuerte, a solo cinco minutos de donde se unieron las dos quebradas conseguí un salto de agua de unos cuatro metros, me preocupé pero logré bajarlo por un costado agarrándome de las raíces de un árbol, en ese instante saqué la cámara y tomé varias fotos y comenté; primera cascada pero ya la baje que bien. Se me mojó todo el morral, continué quebrada abajo hasta un punto donde el ruido del agua me sorprendió, llegué a la cabecera de una cascada de unos treinta metros de caída, aproximadamente, por más que busque la manera de bajarla no la encontré, la única solución era regresarme o bajarla con cuerda en rapel, pero no lleve cuerda, lo otro era bordear la cascada por la montaña a mano izquierda, y la única manera de salir del hueco donde me encontraba era subir por dos bejucos que colgaban allí y luego agarrarme de las raíces de un árbol que había a unos cinco metros de alto, quise liberar peso para continuar ya que cuando bajé por la cascada pequeña el chorro de agua golpeo el morral y lo mojo todo, el peso se multiplicó, no conseguí que dejar, así que me coloqué el morral y lo sujeté muy bien y comencé a subir por el bejuco con las rodillas en las piedras y agarrándome fuerte de las raíces logre subir, y me hice camino por la montaña a un costado de la cascada, fui bajando hasta calcular haber pasado la cascada y comencé bajar otra vez a la quebrada para irme por su cauce, cuando a lo lejos abajo divise entre la vegetación otra cascada y pensé; me va pasar lo mismo no voy a poder bajar la cascada porque no llevo cuerda, ni equipo para descender, seguí abriendo camino entre la vegetación y subir la montaña, luego de un tiempo observo otra quebrada que venía de otra montaña al llegar a ella, quise seguir ese cause para llegar a la unión de la quebrada principal, pero para mí mala suerte vi a lo lejos, abajo la cascada más alta que allá visto en mi pueblo San José, y me dije, el cauce de la quebrada no es opción para salir de esta montaña, la única opción era seguir abriéndome camino entre matas de moro, arbustos de espinas y entre árboles caídos, el recorrido muy difícil pensé que lo que había vivido en La Cimarronera, era difícil pero está travesía me está consumiendo todas mis fuerzas, lo único que se veía era montaña y más montaña, sin fuerzas en las piernas y dolor en ambas rodillas, las manos llenas de sangre por las espinas di un paso falso y rodé montaña abajo como dos pisos de alto hasta que me sostuvo un árbol enorme, no me levante, me quité el morral y me quedé sentado, más bien tirado a descansar, no podía más, no sé si fueron señales o el sentido de supervivencia que me hizo subir el mismo árbol que me freno, logré subir unos diez metros más o menos para poder ver algo que me diera un respiro de que faltaría poco, a lo lejos observé un potrero y esa fue mi alegría, se veía muy a lo lejos pero era un potrero, estaba seguro que era un potrero, rápido asocien potrero-ganado, ganado-camino, el saber que me faltaba poco agarré el morral que calculaba que pesaba como 30 kilos, me lo coloque y continué abriendo camino, ya sabía que iba por buen camino y pronto saldría de la mata de monte, en un punto de mi recorrido ya no habían arboles grandes del cual agarrarme de sus raíces y seguir bajando, sólo existía arbolitos pequeños semejantes a las palmas pero su tronco son puras espinas y no había por donde más pasar, con la mente puesta en el potrero y que pronto saldría me agarré fuerte de los troncos llenos de espina y me abrí paso, fue un momento muy difícil si no me sujetaba duro podía caer y el barranco era muy alto, cada vez eran nuevos obstáculos difícil de superar, no había comido nada, llevaba más de diez horas entre la montaña, y en mi desesperación por salir rápido de ese lugar resbalé y metí la pierna derecha entre dos piedras que la tapaba la vegetación, mi caída fue brusca y fuerte allí duré varios minutos boca abajo sin poder moverme con la pierna en el hueco acostado con el peso del morral sobre mi espalda, mis lagrimas salían full, fue muy difícil salir de ese embrollo, para tratar de controlarme un poco tomé agua y comí papelón, era lo único que me daba fuerzas, luego de unos cinco minutos de descanso seguí mi recorrido, a las 6:15 pm por fin logré ver el potrero a tan solo unos diez pasos, salí de la montaña corriendo a mi encuentro con el potrero, que alegría, salí vivo de la montaña, bendito seas Dios, que alegría, me acerque a un arroyo que pasa por todo el centro del potrero y me quité toda la ropa mojada llena de barro, de monte, de espinas, me coloqué ropa limpia igual mojada pero ya no tenían espinas, comí paledonia con mucha agua y luego de unos veinte minutos de descanso comencé a buscar el camino que me sacaría del potrero rumbo a la carretera, busqué y busqué y no logré conseguir el camino, el morral me pesaba mucho lo deje arriba de una piedra en el potrero y comencé a explorar detalladamente por todo el potrero el comienzo del camino, luego de un rato conseguí el camino, me entre en la montaña por el camino y de pronto levanté la vista y no veía nada, estaba ya muy oscuro para ingresar a la montaña, mi decisión como todas en esta aventura muy acertada, decidí armar campamento en el potrero y pasar la noche allí, al terminar de armar la carpa y sacar las cosas del morral vi la hora, ya eran las siete de la noche, no me había percatado del tiempo, fueron once horas de recorrido desde que salí del Pico San José hasta llegar al potrero, no comí en el recorrido, sólo papelón y agua, es el recorrido más duro y difícil que he hecho, ni siquiera el día que pasé por los picos más altos de La Cimarronera, lo más difícil ha sido esto de salir de la montaña.
Ya en la carpa reviso
todo mi equipo, la cocinilla perdió una pieza pero mi sorpresa es que aún hay
gas y si prende, perdí una botella de agua, y perdí un aislante, como hay gas
todavía preparé guarapo caliente y comí con arepa de trigo que llevaba, claro
estaban todas hechas burusas y mojadas, acostado y listo para descansar y
dormir, me invade la preocupación, en la observaciones que le dejé a mi familia
escribí que estaría bajando de la montaña hoy viernes y que al pueblo estaría
llegando por la tarde, aún sigo en la montaña espero que mi familia no se preocupe
por esto, doy gracias a mi Dios porque sé que ha sido misericordioso conmigo y he
sido premiado; mis santos y ángeles no me abandonaron, cuando llegué al potrero
sentí que la Virgen me esperaba con los brazos abiertos.
La bendición para mi
familia, estoy muy agotado.
Sábado, 22 de abril del 2017.
Buenos días familia, son las seis de la mañana y ya estoy parado, arreglando todo porque me voy para mi pueblo, la carpa esta full de babosa, me imagino que es por el pasto, la noche la pasé de lo mejor. El cansancio que tenía me hizo dormir como una piedra, el estar a un altitud menor y el pasto que sirvió de colchón me ayudó a reponer energías, dormí muy cómodo, limpiar la carpa de tantas babosas me llevó tiempo, no preparé desayuno ni café, aunque tenía gas, lo único que deseo en este momento es salir de este lugar, dejé el morral preparado arriba de una piedra y voy a inspeccionar el camino que encontré anoche para verificar que sea el correcto, estoy caminando por el camino ya entrando a la mata de monte y sorpresa; un árbol caído, un barranco, desaparece el camino. No es la ruta, menos mal anoche me regresé y no subí más, sigo buscando el camino por todos lados, por mi experiencia de supervivencia y de montañista sé que en lugares así que la vegetación crece rápido y tapa el camino, los lugareños desconchan los árboles y dejan marcas, le quitan la corteza a los arboles más grandes a unos dos o tres metros de altura, de esta manera el pasar de los años seguirán marcados, luego de veinte minutos buscando la salida del potrero observe estas marcas en un árbol, me acerque y vi otro luego otro y eso me llevó al comienzo del camino, caminé alrededor de tres minutos montaña adentro por el camino y sí; confirmado, es el camino correcto, bueno a bajar a buscar el morral que lo dejé arriba de la piedra como a 800 metros de donde comienza el camino, es tedioso regresar a buscar el morral pero es la única manera de caminar rápido para explorar la zona. Ya con morral en la espalda caminé por unos cuarenta minutos dentro de la montaña pura subida sacándome más a la izquierda, y me encuentro con otro potrero, caminé hasta el centro del potrero y dejé el morral arriba de un tronco, y comencé a buscar camino, el pasto eran tan altos que no se veía ningún camino, por más de una hora caminé buscando el camino que me sacara de este segundo potrero, por primera vez en todo mi recorrido tuve una debilidad y me desesperé, comencé a gritar para ver si alguien me escuchaba y me orientaba, eran ya las nueve de la mañana y todavía no sabía dónde estaba, me senté al lado del morral y me calmé, pedí a Dios una señal, sólo una señal que me guiara a la salida de aquel hueco donde me encontraba, luego de un rato quise explorar otra vez en busca del camino y vi entre los arboles a lo alto del potrero que los rayos de sol comenzaban a entrar e iluminaban el potrero, me dije a mi mismo esa es la señal que pedí, me monté el morral y comencé a caminar en ese sentido, luego de un rato llegué al final del potrero y encontré una cerca, caminé por toda la orilla hasta llegar a un portillo que me saco a una loma sin árboles y totalmente despejado, esa era mi señal, gracias San José, comencé a subir la loma y al llegar a la cima, me caí de rodillas de la impresión; Dios mío que grande eres, veo casas, veo la carretera, estoy en Mesa Grande, no paro de llorar de la alegría, me cuesta pararme las rodillas muy maltratadas, pero nada, sólo falta bajar esta loma y llegar a la carretera, la bajada la realicé despacio con calma, ese camino fue eterno, nunca terminaba, bajaba y bajaba hasta que por fin llegue, pase por detrás de la casa del señor Laurean y entre potreros y potreros salí a la carretera principal, lo primero que hice al salir de los potreros y estar en la carretera fue arrodillarme tocar la tierra con las dos manos y dar gracias a Dios, ya en la vía principal más arriba de la Escuela Pedro Camejo, la primera casa que vi a la izquierda escuché voces y sin pensarlo dos veces pegué un grito de saludo, quería que me regalaran agua y que me prestaran un teléfono para llamar para el pueblo y avisar a la familia que ya había bajado de la montaña, salió una muchacha que muy amable me dio un vaso con agua y me presto un teléfono, le comenté que tenía seis días en la montaña y que quería avisar que estaba bien, la primera llamada la realice a mi esposa Yelitza, me contesto y le dije: “Hola es Freddy”, ella me contestó: “Hola como estas”, yo respondí: “Bien, cansado, pero ya bajé de La Cimarronera”, enseguida reconoció mi voz y supo quién era y comenzó a pegar gritos y dar gracias a Dios de que estuviera vivo, no me dejaba hablar me dijo te están buscando por todas partes, donde estas, en que parte te encuentras, le respondí estoy en la Escuela Pedro Camejo de Mesa Grande, me dijo no te muevas ya te llamo y me colgó, me quedé sorprendido con todo lo que me dijo, yo sabía que les había dicho que yo bajaría el día viernes en la tarde, hoy es sábado y son las 11 de la mañana, el teléfono de la muchacha repico y ella respondió y me dijo es para ti, respondí y era Yelitza otra vez, me dijo quédate allí ya te van a buscar me contó que había tres grupos de búsquedas que desde el viernes en la tarde-noche salieron en mi búsqueda, un grupo estaba por la laguna Ríobobo y harán todo el recorrido que había dejado, otro grupo se fue por la laguna La Ciénaga para recortar camino y el tercer grupo subió por Los Paujiles rumbo al Pico El Lajón el cual sería mi destino según mi ruta principal, yo sólo escuchaba todo lo que me decía sorprendido, no tenía nada que decir, escuché el ruido de un carro y le dije; -viene un carro voy a pedir la cola me voy para el pueblo te llamo luego. Le di las gracias a la muchacha por todo de verdad fue muy amable, bajaba un camión le pedí la cola y sí, me monté en la parte de atrás, tendría como diez minutos rodando cuando subía Caspino, voluntario de Defensa Civil en una moto y me gritó cuando me vio; epa Freddy, más atrás subía la ambulancia, el camión paró, me dijeron; pase para la ambulancia nosotros te llevamos. Ya cuando comenzamos a bajar para el pueblo estaba recostado en la camilla me cuentan todo lo que estaba pasando, todos los rumores y comentarios, que existían en el pueblo, sobre mi búsqueda, mi asombro era cada vez más grande, al llegar al hospital no me pude bajar, mis piernas no daban, el venir a recostado en la camilla me fui relajando, tanto mis músculos se relajaron, que perdí todas las fuerzas de las piernas y no pude caminar, me entraron en silla de ruedas al hospital, ya en la camilla de emergencia cundo me quito la ropa para que Doctor Enrique me evalué, me doy cuenta de todas las heridas y hematomas en mi cuerpo, era impresionante no había un solo lugar donde no tuviera heridas, las rodillas super inflamadas, producto de la lucha que tuve con la montaña, el principal diagnóstico médico deshidratación, me colocaron tratamiento intravenoso y me pasaron a sala de observaciones, estando en la camilla de emergencia escuchaba a la gente que llegaba y preguntaba que como lo habían bajado vivo o muerto, los comentarios eran muy fuertes, lo único que yo quería era echarme un baño, comer y acostarme a dormir, el cansancio era full.
Buenos días familia, son las seis de la mañana y ya estoy parado, arreglando todo porque me voy para mi pueblo, la carpa esta full de babosa, me imagino que es por el pasto, la noche la pasé de lo mejor. El cansancio que tenía me hizo dormir como una piedra, el estar a un altitud menor y el pasto que sirvió de colchón me ayudó a reponer energías, dormí muy cómodo, limpiar la carpa de tantas babosas me llevó tiempo, no preparé desayuno ni café, aunque tenía gas, lo único que deseo en este momento es salir de este lugar, dejé el morral preparado arriba de una piedra y voy a inspeccionar el camino que encontré anoche para verificar que sea el correcto, estoy caminando por el camino ya entrando a la mata de monte y sorpresa; un árbol caído, un barranco, desaparece el camino. No es la ruta, menos mal anoche me regresé y no subí más, sigo buscando el camino por todos lados, por mi experiencia de supervivencia y de montañista sé que en lugares así que la vegetación crece rápido y tapa el camino, los lugareños desconchan los árboles y dejan marcas, le quitan la corteza a los arboles más grandes a unos dos o tres metros de altura, de esta manera el pasar de los años seguirán marcados, luego de veinte minutos buscando la salida del potrero observe estas marcas en un árbol, me acerque y vi otro luego otro y eso me llevó al comienzo del camino, caminé alrededor de tres minutos montaña adentro por el camino y sí; confirmado, es el camino correcto, bueno a bajar a buscar el morral que lo dejé arriba de la piedra como a 800 metros de donde comienza el camino, es tedioso regresar a buscar el morral pero es la única manera de caminar rápido para explorar la zona. Ya con morral en la espalda caminé por unos cuarenta minutos dentro de la montaña pura subida sacándome más a la izquierda, y me encuentro con otro potrero, caminé hasta el centro del potrero y dejé el morral arriba de un tronco, y comencé a buscar camino, el pasto eran tan altos que no se veía ningún camino, por más de una hora caminé buscando el camino que me sacara de este segundo potrero, por primera vez en todo mi recorrido tuve una debilidad y me desesperé, comencé a gritar para ver si alguien me escuchaba y me orientaba, eran ya las nueve de la mañana y todavía no sabía dónde estaba, me senté al lado del morral y me calmé, pedí a Dios una señal, sólo una señal que me guiara a la salida de aquel hueco donde me encontraba, luego de un rato quise explorar otra vez en busca del camino y vi entre los arboles a lo alto del potrero que los rayos de sol comenzaban a entrar e iluminaban el potrero, me dije a mi mismo esa es la señal que pedí, me monté el morral y comencé a caminar en ese sentido, luego de un rato llegué al final del potrero y encontré una cerca, caminé por toda la orilla hasta llegar a un portillo que me saco a una loma sin árboles y totalmente despejado, esa era mi señal, gracias San José, comencé a subir la loma y al llegar a la cima, me caí de rodillas de la impresión; Dios mío que grande eres, veo casas, veo la carretera, estoy en Mesa Grande, no paro de llorar de la alegría, me cuesta pararme las rodillas muy maltratadas, pero nada, sólo falta bajar esta loma y llegar a la carretera, la bajada la realicé despacio con calma, ese camino fue eterno, nunca terminaba, bajaba y bajaba hasta que por fin llegue, pase por detrás de la casa del señor Laurean y entre potreros y potreros salí a la carretera principal, lo primero que hice al salir de los potreros y estar en la carretera fue arrodillarme tocar la tierra con las dos manos y dar gracias a Dios, ya en la vía principal más arriba de la Escuela Pedro Camejo, la primera casa que vi a la izquierda escuché voces y sin pensarlo dos veces pegué un grito de saludo, quería que me regalaran agua y que me prestaran un teléfono para llamar para el pueblo y avisar a la familia que ya había bajado de la montaña, salió una muchacha que muy amable me dio un vaso con agua y me presto un teléfono, le comenté que tenía seis días en la montaña y que quería avisar que estaba bien, la primera llamada la realice a mi esposa Yelitza, me contesto y le dije: “Hola es Freddy”, ella me contestó: “Hola como estas”, yo respondí: “Bien, cansado, pero ya bajé de La Cimarronera”, enseguida reconoció mi voz y supo quién era y comenzó a pegar gritos y dar gracias a Dios de que estuviera vivo, no me dejaba hablar me dijo te están buscando por todas partes, donde estas, en que parte te encuentras, le respondí estoy en la Escuela Pedro Camejo de Mesa Grande, me dijo no te muevas ya te llamo y me colgó, me quedé sorprendido con todo lo que me dijo, yo sabía que les había dicho que yo bajaría el día viernes en la tarde, hoy es sábado y son las 11 de la mañana, el teléfono de la muchacha repico y ella respondió y me dijo es para ti, respondí y era Yelitza otra vez, me dijo quédate allí ya te van a buscar me contó que había tres grupos de búsquedas que desde el viernes en la tarde-noche salieron en mi búsqueda, un grupo estaba por la laguna Ríobobo y harán todo el recorrido que había dejado, otro grupo se fue por la laguna La Ciénaga para recortar camino y el tercer grupo subió por Los Paujiles rumbo al Pico El Lajón el cual sería mi destino según mi ruta principal, yo sólo escuchaba todo lo que me decía sorprendido, no tenía nada que decir, escuché el ruido de un carro y le dije; -viene un carro voy a pedir la cola me voy para el pueblo te llamo luego. Le di las gracias a la muchacha por todo de verdad fue muy amable, bajaba un camión le pedí la cola y sí, me monté en la parte de atrás, tendría como diez minutos rodando cuando subía Caspino, voluntario de Defensa Civil en una moto y me gritó cuando me vio; epa Freddy, más atrás subía la ambulancia, el camión paró, me dijeron; pase para la ambulancia nosotros te llevamos. Ya cuando comenzamos a bajar para el pueblo estaba recostado en la camilla me cuentan todo lo que estaba pasando, todos los rumores y comentarios, que existían en el pueblo, sobre mi búsqueda, mi asombro era cada vez más grande, al llegar al hospital no me pude bajar, mis piernas no daban, el venir a recostado en la camilla me fui relajando, tanto mis músculos se relajaron, que perdí todas las fuerzas de las piernas y no pude caminar, me entraron en silla de ruedas al hospital, ya en la camilla de emergencia cundo me quito la ropa para que Doctor Enrique me evalué, me doy cuenta de todas las heridas y hematomas en mi cuerpo, era impresionante no había un solo lugar donde no tuviera heridas, las rodillas super inflamadas, producto de la lucha que tuve con la montaña, el principal diagnóstico médico deshidratación, me colocaron tratamiento intravenoso y me pasaron a sala de observaciones, estando en la camilla de emergencia escuchaba a la gente que llegaba y preguntaba que como lo habían bajado vivo o muerto, los comentarios eran muy fuertes, lo único que yo quería era echarme un baño, comer y acostarme a dormir, el cansancio era full.
Con todo lo que escuché le doy gracias a mi Dios por esta oportunidad de vida que me dio, a todas las
personas que elevaron una oración por mí, a las personas que fueron en mi
búsqueda, a los que estuvieron pendientes en todo momento por mi regreso un dios
le pague, una experiencia única en mi vida, una experiencia que quedara para el
recuerdo, realicé la aventura más loca de mi vida y regresé con bien para
contar, gracias San José.
Nota:
El día Jueves 27 de abril del 2017, recibí una citación por parte de Imparques,
asistí a la oficina regional de Queniquea en compañía del señor Luis Rosales y
Carlos Moreno, en la reunión que tuve con el funcionario de dicha oficina me
notifica que estaba amonestado por no solicitar el permiso correspondiente para
ingresar al Parque Nacional, y que me prohibirían el ingreso al Parque Nacional
por el tiempo de un año, luego de dar mis explicaciones de porque no solicite
el permiso correspondiente, de cuál fue mi propósito y del trabajo que realizo
en mi comunidad llegamos a un acuerdo, y fue el siguiente:
- Se me prohíbe el ingreso al Parque Nacional General Juan Pablo Peñaloza “La Cimarronera” en San José de Bolívar, Municipio Francisco de Miranda, Estado Táchira – Venezuela, por un tiempo de 3 meses.
- Debo realizar una labor social en dicho Parque Nacional, mi propuesta fue que haría limpieza específicamente en el valle de Piedra Grande, recolección de desechos sólidos.
- Colaborar en la elaboración de mapas en la nueva ruta que exploré y dejar copia al instituto de Imparque.
- Mostrar en material audiovisual, que se debe solicitar permiso antes de ingresar a un Parque Nacional, todo esto para crear conciencia conservacionista.
- Se me prohíbe el ingreso al Parque Nacional General Juan Pablo Peñaloza “La Cimarronera” en San José de Bolívar, Municipio Francisco de Miranda, Estado Táchira – Venezuela, por un tiempo de 3 meses.
- Debo realizar una labor social en dicho Parque Nacional, mi propuesta fue que haría limpieza específicamente en el valle de Piedra Grande, recolección de desechos sólidos.
- Colaborar en la elaboración de mapas en la nueva ruta que exploré y dejar copia al instituto de Imparque.
- Mostrar en material audiovisual, que se debe solicitar permiso antes de ingresar a un Parque Nacional, todo esto para crear conciencia conservacionista.
Esta fue mi aventura, algo normal para mí ya que
siempre quiero salir de la rutina, mi experiencia y la trasmito a todos, no
salir a la montaña solo, siempre se debe ir acompañado, los riesgos son menos
si se va en grupo porque se cuidan entre todos pero solo en la montaña se corre
el riesgo de una caída y nadie socorrerlo, bueno esto ha sido todo espero me
acompañen en mi próxima aventura.