domingo, 17 de diciembre de 2017

EL CACAO DE LA ALDEA SAN RAFAEL

Por: Mgs. José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la Academia de Historia del Táchira

Cacao criollo.-

En el municipio Francisco de Miranda, finalizando el siglo XX, aún fuimos testigos y pudimos observar antiguas plantas de cacao en la vega del río Bobo que limita con la aldea conocida con el nombre de San Rafael, plantas que databan de la época colonial según la abuela María Isabel Zambrano.
Se tiene conocimiento que desde tiempo inmemorial - en este caso - los indios babukenos cultivaron esta planta, y no es extraño que cuando los españoles llegaron al valle que Juan Maldonado y Villaquiran bautizaría con el nombre cristiano de "Valle del Espíritu Santo", hecho acaecido en 1561, según las Crónicas de Indias, Juan Maldonado encontró que este sitio esta habitado por dos pueblos; Sunesua y Quenega, ambas etnias aborígenes cultivaban el cacao.
En mi infancia recorrí muchas veces esa aldea de la mano de mi abuela María Isabel, ella como un gran libro me contaba muchas historias de esa aldea, pues ella había vivido toda su vida en aquel lugar y allí poseía una finca cuya tierra era apta para la siembra del cacao, ya que "era una tierra suelta y libre de piedras en cantidad" - señala mi madre cuando le pregunto.
Las matas de cacao de la abuela estaban sembradas próximas al río que pasaba en todo el frente de la finca. Estas tierras eran secas y no se anegaban, pero la mayor parte del tiempo se mantenían frescas. Recuerdo que los arboles de cacao los arropaba las sombras de otros arboles y la abuela solía decir que así era mejor. Al lado del cacao la abuela había sembrado un árbol de achiote y muchas matas de platano y guineales que eran tan altas y con sus hojas como un paraguas extendido daban una sombra exquisita.
La abuela me solía decir que el cacao - el árbol - no debía exponerse al sol pues este lo quemaba, abriendo sus frutos haciendo que llegara un gusano carroñero que penetraba en el leño y mataba al árbol desde el interior. Había que tener sumo cuidado de que los gusanos llegaran y se comiera el almacigo del fruto del cacao. A veces al árbol le aparecían unas manchas, las cuales, la abuela removía con un machete para curar al árbol.
Respecto a este gusano ya hace cuenta don Francisco Depons en su libro: Viaje a la parte oriental de Tierra Firme en la América Meridional: "Al comienzo del invierno, o estación lluviosa, es decir, de mayo a junio, aparece otro gusano que devora los almácigos de cacao. Este gusano, llamado guásimo, es a veces tan abundante, que hay que emplear toda la gente de la hacienda en destruirlo".

La abuela María Isabel hacía el mejor cacao...

La abuela decía que debía evitarse que naciera hierba alta y arbustos al lado del árbol de cacao. El árbol daba dos cosechas, uno en la fiesta de San Juan y la otra para Navidad, en diciembre. El cacao que se recogía en menguante "era el mejor" -así decía ella -,"pues duraba más tiempo sin picarse".
Era todo un ritual el sitio que la abuela escogía para desgranarlo, tenía que estar muy limpio, se echaban las frutas sobre hojas de platano o guineos, ella los sacaba con la mano con el más delicado y riguroso cuidado.
Luego asoleaba el cacao todos los días hasta que ella veía que estaba listo, lo cual ella sabía el punto cuando lo tomaba entre sus sabias manos  y este se resquebrajaba.

Cacao criollo

Luego lo llevaba a la Cocina de leña y lo ponía a calentar en un gran caldero hasta que daba el punto, luego lo procedía a moler y de esa masa negra hacia arepitas y con uno de sus dedos le hacia una marca circular en el centro, luego se ponía a orear al sol y al estar listo se preparaba con leche y panela, acompañado de las sabrosas arepas de harina.

Cacao criollo.-

Cacao criollo.-