Rosario Narváez, Socorro La Cruz, Inés Narváez,
Teotiste Chaparro,
Séfora Chaparro y Delfina Ramírez.
NOTICIAS
TACHIRENSES 1
San
José de Bolívar, 1º de enero de 1931.
Señor
Director de “La Montaña”. San Cristóbal.
Tengo
el honor de comunicar a usted para su debida publicidad en su importante
Diario, que la hermosa lámpara del primer súper-hombre de Sur América, Simón Bolívar,
Libertador, se encuentra en la Santa Iglesia Parroquial del municipio San José
de Bolívar, Distrito Jáuregui, del estado Táchira.
Para
ser breve en esta comunicación y por acatamiento a su disposición que desde
antemano me ha exhortado, para que las noticias que remita a usted por correo o
telégrafo, sean lo más lacónicas, sólo le diré por los momentos, que dicha
lámpara es mirada por los habitantes de esta región como una gran reliquia,
como en efecto lo es, y es que de ella se sirvieron para iluminar el panteón
ante el cual oficio el Vble. Pbro. Br. José Ignacio Moncada, en la solemne
ceremonia religiosa dedicada al gran hombre, en el primer centenario de su
agonía y muerte en Santa Marta.
Próximamente
le daré informes auténticos con respectoa tradición histórica de la mencionada
lámpara, y aprovecharé la ocasión de enviarle aunque sea una pequeña reseña del
centenario efectuado en esta jurisdicción.
Corresponsal,
Maldonado.
San José de Bolívar,
enero 6 de 1931.
Señor Director de “La Montaña”. San
Cristóbal.
Los
festejos fúnebres del centenario de la muerte del Libertador que se efectuaron
en este Municipio, el 17 de diciembre pasado, se llevaron a cabo estrictamente
según el programa que había circulado con anterioridad, según el orden siguiente:
1º
A las cinco de la mañana salió el desfile organizado desde la casa del
ciudadano jefe civil hacia el templo parroquial, encabezado por las cinco
gentiles y espirituales señoritas que iban representando a las cinco repúblicas
hermanas, los planteles federales números 54, 69 y 94, la Sociedad Hijas de
María, las autoridades, familias y ciudadanos, abierto el núcleo en dos alas
respectivamente.
Fue
entrando la última persona del conglomerado y acto continuo el sacerdote
comenzó su pertinente oficio religioso. Una vez que hubo terminado el solemne
acto, salió la reunión, dio un paseo por las principales calles de la ciudad
acercándose finalmente hacia el centro de la plaza principal, en donde estaba
preparado el ciudadano Jefe Civil para descubrir el busto del Libertador al
punto de las 6 de la mañana.
Luego
que estuvo descubierto, los planteles federales números 54 y 69, cantaron al
unísono el himno de nuestra patria. Tres escogidas piezas musicales por el
repertorio selecto de la “Orquesta Zambrano” vinieron a conmover los ánimos y
hacer sellar el acto de la mañana.
2º
Por la tarde a las doce y media, partió el desfile desde la “Calle Bolívar”
hacia distintos puntos del poblado, el cual pasó la marcha cerca y en frente
del monumento del Libertador cuya obra arquitectónica, inaugurase en esos
momentos. Cuando el reloj marcó la una con exactitud, ocupó la tribuna el
orador de orden e impuso a la muchedumbre un silencio imponente de diez
minutos.
Cuando
feneció el lapso de tiempo fijado, comenzó la peroración que duró quince
minutos. En seguida pronunciaron elocuentes discursos las cinco damas
representativas de las cinco repúblicas hermanas, siendo ovacionadas por el
auditorio. Fueron cantadas por los alumnos de los planteles federales números
54 y 69 los himnos de las cinco repúblicas.
La
espiritual y virtuosa señorita Socorro Contreras, maestra de ceremonia, recitó
un bellísimo soneto dedicado a La Bandera, seguidamente las mismas armoniosas
bocas cantaron el Himno de los Libertadores.
Una
selecta pieza, completó este número. La alumna Delfina Peñaloza, en nombre del
Plantel Federal de niñas número 69 recitó un soneto titulado: “A Bolívar y a
Colón”. Acto continuo la alumna del mismo plantel, Carmen Chacón recito un
soneto inédito dedicado al Libertador. Luego el alumno Gilberto Chaparro, en
representación de la Escuela Federal número 54, recitó un soneto del inspirado
vate colombiano Federico Rivas Frade. Por último, para finalizar el acto, la
precoz y simpática niña Elva María, de tres años y cuatro meses, fue subida a
la tribuna, dejando perplejo al auditorio por su impavidez y exquisita gracia
al recitar una pequeña composición. La “Orquesta Zambrano” cerró con broche
diamantino los imponentes festejos fúnebres de la tarde, conmemorativos del primer
centenario de la muerte del gran Libertador.
3º
En la noche de 8 a 11 una hermosísima velada, la cual fue clausurada con un
cuadro plástico de las cinco repúblicas hermanas, en el que se vio en medio de
ellas, al Padre de la Patria.
Palabras
pronunciadas por la señorita Céfora Chaparro, representando a Venezuela, en la
celebración del centenario de la muerte del Libertador:
Yo,
la República de Venezuela, siento en lo más hondo del corazón, la inefable
complacencia de evocar en estos supremos momentos a uno de los más colosos
héroes de nuestra amada patria, el glorioso genio de la Independencia,
Libertador Simón Bolívar. Naciste en mi capital Caracas, fecha 24 de julio de
1783 y moriste en Santa Marta, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Colombia,
a la una de la tarde del día 17 de diciembre de 1830, día imborrable en la
historia de la redención del mundo. Hoy, inspirada en el más acendrado
testimonio de eterna e imperecedera gratitud hacia vos, héroe máximo. ¡Inmortal
Libertador! Que arriesgasteis vuestra vida tantas veces en los sangrientos
campos de batalla de nuestra Guerra Magna por ver más tarde coronada vuestra
aspiración y vuestra gloria, de quitar desinteresadamente a mis amados hijos
las duras y pesadas cadenas que los oprimían como esclavos que desde hacía
siglos, estaban bajo el poder del yugo español, vengo enorgullecida a
presentarme ante este digno monumento, investida de la más profunda veneración,
que justa y legítimamente debo sentir, hacia vos. ¡Oh esplendoroso sol de la
más sublime libertad, para quien los cantos expresivos de los mejores cantores
guerreros, en combinación con las suaves armonías de las fontanas y acaso
también con el preludio de las canoras aves, que trinan en sus ramajes, de las
gigantescas selvas bolivarianas, no son nada, lo mismo que mi canto, para
cantar en himnos armoniosos vuestras sagradas gestas libertarias.
Pero
ya que mis palabras y cantares nada significan ante vuestra magna historia de
épicas hazañas, y no son dignas de llegar hasta vuestro trono para darte mi
demostración de gratitud y ungirte con mis ósculos maternos, permite pues,
Divino Prepotente, que me escuchas, que en estos venturosos momentos, en que me
encuentro transportada de satisfacción y de dolor, por el motivo de contemplar
en el Panteón Nacional, las cenizas de mis preclaros hijos Miranda, Sucre,
Páez, Bolívar, etc., etc., adore y venere con toda la fuerza de mi
espiritualidad tan veneradas cenizas que son para mí por ciertas, tan sagradas,
como es sagrado este pabellón tricolor, en cuyos pliegues combinados por
Miranda, juro postrada de hinojos ante el firmamento estrellado y ante el grupo
de las demás naciones del orbe civilizado, que he de morir primero abrazando a
mi bandera, como lo hago en este instante, antes que mis hijos que me sostienen
con vigor y que me honran a imitación de mis antepasados y progenitores que
dieron victoriosamente sus vidas por salvarme, se vean en poder de cualquiera
ambiciosa nación, que atraída por mis inmensas riquezas, pretendan profanar e
imperar en mi orgulloso suelo.
Permitidme
ciudadano Libertador Simón Bolívar, que como madre vuestra, bese vuestras
cenizas de sin par paladín y que las deje impregnadas de infinitas lágrimas y
de ósculos espirituales, esta humilde corona de laureles que es lo único que
vengo a traeros para dejarla ante vuestro digno monumento consagrado a vuestra
perpetua memoria, hoy que cumples el primer centenario de vuestra gloriosa
muerte.
Palabras
pronunciadas por la señorita Teotiste Chaparro, representando a Colombia en el
centenario de la muerte del Libertador.
Yo,
Colombia, vengo hacia este girón de suelo venezolano, impulsada solamente por
el agradecimiento eterno que tanto mis hijos como yo, sentimos unánimemente
hacia aquellos perínclitos patriotas y héroes ilustres, que encabezados por la
dirección del glorioso genio de la libertad suramericana, Libertador Simón
Bolívar, se sacrificaron y regaron su sangre ennoblecida por legarnos Patria y
Libertad. Y hoy que cumple nuestro Libertador cien años de haber dejado su
envoltura corporal y haber volado su alma hacia el verdadero trono que ganó por
sus hazañas, permitid hermana Venezuela, acercarme ante este momento consagrado
a su recuerdo, para dejar esta humilde corona de laurales, a los pies de tan
digno monumento.
Mi
romántico y rumoroso Magdalena se encargó de regarla con sus brisas, son
lágrimas de gratitud regadas por mis hijos, que por tantas rodaron hacia él,
muy blancas y cristalinas cual las aguas de este río de San Antonio, cuya
pureza sin mácula, ni sombra se retrata en mi orgullosa bandera que me escuda,
como nación completamente libre e independiente.
¡Padre
Libertador! Aquellas palabras que pronunciaron vuestros labios en Santa Marta,
pocos momentos antes de vuestra muerte: “¡Colombianos! Si mi muerte contribuye
a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al
sepulcro”, se han cumplido estrictamente según vuestra última voluntad.
Hoy
se han extinguido las diferentes políticas que no me dejaban surgir próspera y
feliz, y mis hijos se han consolidado a trabajar honradamente, cada cual en sus
arduas faenas, respetando las instituciones, la soberanía, las leyes civiles y
sacrosantas, etc., al fin han sido educados en la fuente del verdadero
cristianismo y del respeto hacia los fueros ciudadanos, porque ellos llevan en
sus arterias y en sus espíritus, hónrome en decirlo a grito entero, mi
inmaculada sangre y nobleza.
¡Salve!
¡Oh inmortal Libertador!
Corresponsal, Maldonado.[1]
[1]
Periódico “La Montaña”.
Año II. Mes I. Nº 324. San Cristóbal, sábado 17 de enero de 1931.