viernes, 3 de octubre de 2014

EL ABUELO BALBINO Y LOS DOCE ZORROCUCOS

*José Antonio Pulido Zambrano


En la Aldea Los Paujiles, en la finca el Tesoro una tarde mi abuelo Balbino me contó, que años atrás, en una tarde lluviosa de agosto, él y otros amigos empezaron a remedar a los Zorrocucos (Búho). 
A eso de las once de la noche en la vieja casona empezaron a llegar Zorrocucos, hasta que hubo doce, el abuelo empezó a espantarlos y nada que se iban, salían volando pero volvían al corredor de la casona. 
Unos estaban en la sala, otros en el aposento, otros en la cocina, mi abuelo fué y buscó su escopeta para ahuyentarlos. 
El abuelo le disparó a uno de ellos, el animal cayo al suelo, pero volvió a levantarse, echó a volar. 
El abuelo al observar ese episodio y como buen creyente en Dios, indagando que esto era una cosa del maligno se dirigió a la sala y empezó a rezar frente al altar de santos, tomó una imagen del santo Cristo contra su pecho. 
En ese instante los Zorrocucos levantaron vuelo y se perdieron en la oscuridad de la noche. 
En mi pueblo se considera a los Zorrocucos como aves de mal presagio o entes del mal.