viernes, 2 de septiembre de 2022

DECRETO DE CARLOS RANGEL GARBIRAS PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DEL ESTADO LOS ANDES SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE CAMINOS EN EL TÁCHIRA

 


Dr. Carlos Rangel Garbiras


DECRETO SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE CAMINOS EN EL TÁCHIRA

Considerando:

Que es conveniente desviar y mejorar los caminos que conducen de la parroquia Vargas a la de Sucre en la Sección Táchira del Estado, ya para facilitar el trayecto, ahora, en fin, para hacer más frecuente la comunicación entre esos y con otros pueblos;

Con el voto del Concejo de Administración,

Decreta;

Art. 1° Se declaran obras de utilidad pública la desviación de los caminos de la parroquia Sucre á la de Vargas, abriendo el primero desde el sitio de Piloncitos al del Palmar, de modo que pase por el Portachuelo, la hondonada y callejón del río de los Murtos y casa de Valentín Escalante hasta la lagunita del mencionado Palmar, y trazando el segundo desde la población de Vargas á la susodicha lagunita.

Art. 2° Para la dirección, inspección y economía de la primera de las obras indicadas en el artículo anterior, hasta donde llega la jurisdicción de las respectivas parroquias Sucre y Vargas, se nombra una Junta de Fomento, compuesta del Jefe Civil de la una, de los señores Pedro Benedetti y Justo G. Noguera, y del Jefe Civil de la otra y Señores Presbítero Manuel Román Cárdenas y José Consolación Colmenares. Para la segunda de las obras dichas compondrán la Junta de Fomento el Jefe civil del Distrito Guzmán Blanco y los tres últimos Señores arriba expresados.

Art. 3° Se aplicarán á las obras de que se habla:

1° El trabajo subsidiario de las parroquias Sucre y Vargas.
2° Las cantidades que para el efecto votarán y avisarán los Concejos Municipales de los Distritos Cárdenas y Guzmán Blanco.
3° Quinientos bolívares que del fondo de fomento erogará el tesoro del estado.
4° Las obras principiarán inmediatamente después que, instaladas las respectivas Juntas de Fomento, acuerden lo necesario para el efecto. Las dichas Juntas avisarán quincenalmente al Gobierno el estado y adelanto de los trabajos, llevando y pasando también cuenta y razón de los recursos y tareas que se inviertan de una y otra parroquia.
5° El Secretario General queda encargado de la ejecución, comunicación y publicación del presente decreto.

    Dado en Mérida, á 7 de febrero de 1889. Año 25° de la ley y 30° de la Federación.
Carlos Rangel Garbiras.
  
El Secretario General:
P. M. Febres Cordero.

Periódico: La Paz del Táchira. N° 64. San Cristóbal, 19 de febrero de 1889.

Fuente: Biblioteca particular de José Antonio Pulido-Zambrano.

sábado, 12 de marzo de 2022

ATANASIO CÁRDENAS, UN ANDINO DEL SIGLO XIX QUE ESCULPÍA EL CEDRO DE LA MONTAÑA AZUL

 Por: José Antonio Pulido-Zambrano


Imagen de San José realizada por Atanasio Cárdenas.
(Foto: Rómulo Enrique Romero).-

La Conquista del Arte español

La tradición del Arte Español llegó a la región andina paralelo al evento de Conquista y Colonia.

Una vez instaurada las Encomiendas de las comunidades indígenas, se fueron fundando en torno a ellas los principales pueblos y villas de la comarca, estableciendo condiciones similares a la sociedad española en la estructuración de los nuevos lugares de residencia en torno a una plaza y una iglesia católica.

Los primeros en venir en el sentido religioso fue la hermandad de los padres franciscanos a fundar misiones a todo lo ancho del territorio conquistado, caso que ocurriría en la ciudad de La Grita.

Con los misioneros franciscanos vinieron artesanos, pintores, herreros y ebanistas de diversas localidades españolas conformando la mano de obra artesanal para el levantamiento de templos cristianos y casas de prominentes colonos.

La pintura y cerámica española empezó a contrastar con el arte rupestre del aborigen, la cual fue adoptada por integrantes de los pueblos originarios en algunas partes, mientras en otras partes continuaron manteniendo las chicaras y chorotes con sus símbolos particulares.


En este contexto se fue desarrollando la elaboración de una imaginería religiosa barroca americana, una nueva visión de ver el Arte en estos nuevos entornos; cuyo primer vestigio en la entidad fue la imagen del Santo Cristo de la ciudad del Espíritu Santo de La Grita.

Más adelante, los maestros artesanos y pintores venidos de España empezaron a recurrir a la copia de abundantes estampas y cuadros traídos por clérigos y devotos pobladores que, durante el siglo XVII, nutrieron la decoración de casas coloniales y que sirvieron en la complementación del proceso de evangelización en América. El mejor ejemplo era el uso del cuadro de la Virgen de las Ánimas del Purgatorio para mostrar que quien no seguía los preceptos cristianos tenía un fin angustioso; las llamas del infierno o “el fuego eterno”.

 En Venezuela se dice hubo tres amplias zonas de desarrollo pictórico en el siglo XVII; el primero en la región central que abarcó Caracas y llegó hasta los llanos de Calabozo. La segunda referida a El Tocuyo que se extendía hasta Barquisimeto y colindaba con Trujillo y, por último, la sección andina con su principal centro cultural en Mérida.

Como antecedente en la zona tachirense de este primer movimiento por la introducción de lo simbólico religioso en el Arte cabe el taller artesanal y artístico que fundara el monje Francisco de Orellana en 1580 en la ciudad del Espíritu Santo de la Grita, por mandato de su fundador Francisco Cáceres. El aislamiento de esta región dio una particularidad para sus tallas y cuadros pictóricos muy distintos a los desarrollados en otras localidades y que sin duda tuvo que ver con la vinculación histórica de la región andina con el Reino de la Nueva Granada.

A pesar de aquellos obstáculos derivados de la geografía física y cultural, en el periodo colonial en los andes venezolanos, los monjes franciscanos tuvieron en sus monasterios algunos lienzos originales y copias de maestros de la escuela española, incluyendo un cuadro de Bartolomé Esteban Murillo referido al abrazo de Jesús Crucificado a San Francisco de Asís.


Abrazo de Jesús Crucificado a San Francisco de Asís - Museo de Bellas Artes de Sevilla

(Reproducción con fines didácticos).


Emilio Constantino Guerrero refiere en su libro El Táchira, Físico, Político e Ilustrado, a una notable familia de la ciudad de La Grita de principios del siglo XIX, “una familia que parece había sido dotada con el privilegio de las artes pictóricas”. Del seno de esta familia salieron varios artistas entre pintores y escultores cuyas obras se exhibían tanto en Los Andes como en el sureste de Colombia. Don Francisco Escalante dejaría muchas esculturas “más o menos meritorias y algunos lienzos y retablos de significación”. Hijo suyo fue Miguel Esteban de Jesús Escalante Guerra, nacido en 1839 “y cuya escuela fue principalmente el poder de su talento”. Estos Escalante serán familia de Enriqueta Escalante, de la cual ya hablaremos en esta historia.

Miguel Escalante “era de aquellos hombres singulares que vienen a la vida con una aptitud especial para sobresalir en todas las fases de la actividad humana: La pintura, la escultura, la arquitectura, la música”.

En el contexto de la Guerra Federal deja La Grita para radicarse en el pueblo de Michelena. Sus obras fueron vistas y valoradas por un contemporáneo suyo: Atanasio Cárdenas.

En 1864 Miguel Escalante deja Michelena y se traslada a Bogotá, donde “un acaudalado de la ciudad lo llamó a su casa para que le pintara las galerías de su claustro principal”. Al parecer el trabajo se alargó, “habiendo observado el pintor los amores clandestinos de la esposa”, concibió el pintor gritense la ocurrencia de revelar aquella traición en uno de los cuadros decorativos, el dueño al ver aquello “se lanzó sobre él y le atravesó el pecho con el puñal”. Este episodio se convirtió en leyenda en la ciudad del Espíritu Santo. 

A finales del siglo XIX otros pintores y escultores resaltaban en la región, entre ellos: Atanasio Cárdenas, Pedro Castrellón, Salvador Moreno y Félix Acevedo, éstos últimos habían realizado algunas obras para la catedral de Cúcuta y otras instituciones de la región, dejando constancia de una obra significativa que sirven de referencia para el estudio y la comprensión del arte tachirense a finales del siglo XIX.


Don Atanasio Cárdenas Zambrano

(1844 – 1903). -


 

Escultor, pintor, artesano y ebanista. Habitualmente se reconoce a Atanasio Cárdenas Zambrano como la gran figura del Arte andino de la montaña alta en la segunda mitad del siglo XIX, un hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo de la zona y cuya figura remonta a lo mítico por las circunstancias y los lugares donde desarrolló su Arte.

Nació un 2 de mayo de 1844 en una pequeña finca cerca del páramo de El Rosal en el sitio de Río Bobo perteneciente al cantón La Grita, en una casita campesina de aleros muy cerca del camino de arrieros de mulas que circulaban hacia Río Bobo y Queniquea. Dichas tierras eran propiedad de sus padres. Vino al mundo en un hogar caracterizado por las virtudes cristianas.

Sus padres fueron: Ambrosio Cárdenas Zambrano y María de la Encarnación Zambrano, habían casado en La Grita el 30 de octubre de 1843 y esa unión había sido consagrada por el presbítero José María Ramón.

El mismo día de su nacimiento, como era costumbre fue llevado a la iglesia de la ciudad de La Grita a través del viejo camino real del páramo para ser bautizado por el presbítero José María Ramón, siendo sus padrinos Antonio María y Luisa Pernía, vecinos de la quebrada de San José.

Ocho meses después de nacido, los padres de Atanasio bajan del páramo a escuchar la misa del 24 de diciembre, es una festividad única y la alegría es mayor por la visita oficial que hace el Obispo de Mérida, Monseñor Juan Hilario Bosset, quien realizará las confirmaciones al día siguiente.

Los siguientes hijos del matrimonio Cárdenas Zambrano nacen como Atanasio en la lejanía del campo que los hacían distantes del centro urbano de La Grita, ellos serían: Catalina (13-02-1846), María del Carmen (Carmela) (7-11-1847), Simón de Jesús (29-09-1848), Nicanor (15-01-1851), José Natividad ( 16-05-1853), María de los Reyes (✰✞23-10-1860), María Concepción (1861 06-01-1933), Manuel María Cárdenas Sambrano (1862 19-01-1922), José de Jesús (22-07-1863), María Filomena ( 16-01-1865 25-05-1896), María Concepción, Victoria (15-04-1876), Cornelio y Anselmo Cárdenas Zambrano.

Cuando Atanasio tenía año y medio sucede la visita a la ciudad de La Grita del Gobernador de la Provincia de Mérida, Don Juan de Dios Picón para inspeccionar la Alcaldía y la escuela. Por este tiempo ya predominaba en el Cantón de La Grita y sus alrededores los primeros brotes de simpatía por el Partido Liberal, siendo sus líderes más destacados de la zona el presbítero Ignacio Ramón Duque y Don Juan Entrena.

Los años monagueros al parecer no fueron de gran esplendor para familias humildes como la de don Ambrosio Cárdenas y María Encarnación Zambrano. Los centavos monagueros se hacían agua en las manos de los campesinos. Cada día corren más rumores de guerra.

Al parecer a principios de 1850, los padres de Atanasio con su prole “se trasladan al sitio de Las Mesas”, ubicado en predios del valle de Río Bobo “donde viven una vida signada por el estigma de la pobreza”.  La madre de Atanasio era devota y de buena memoria, le recitaba cantos y oraciones aprendidas de sus ancestros. Como toda mujer andina tenía una especie de altar de Santos en la sala del hogar. Allí tendría Atanasio su primer acercamiento con el Arte Sacro. No era extraño verle con tizón en mano dibujando en piedras calizas de la zona.

Imagen de San José de Atanasio Cárdenas en San José de Bolívar.

(Foto: Rómulo Enrique Romero).-


Un hecho trascendental ocurre y mueve el espíritu patriota de la gente de La Grita y sus comarcas circunvecinas, ya que el Cantón La Grita formara parte de la nueva Provincia del Táchira en el año 1856. En estas circunstancias llega como Cura Párroco de La Grita el presbítero Santiago Sánchez.

A pesar de las adversidades, la familia hace un esfuerzo sobrehumano para que el hijo mayor vaya a la Escuela de Primeras Letras. Es factible que viera clases con el viejo maestro José Hermenegildo Parra o asistiese a la escuela del doctor Francisco Antonio Guerrero. Referente a este último expresa Emilio Constantino Guerrero: “Compartía también estas labores con la enseñanza de la juventud. Fundó una escuela superior, a cuyos bancos acudían oleadas de niños, que iban a recibir las lecciones del maestro” (Gente del Táchira, Tomo I. BATT, 1974).

Las vicisitudes en la región y los constantes tambores de guerra hacen que sus estudios no sean de manera constante. No tiene una formación regular, pero es un joven aventajado, más practico con las manos que como otros de sus compañeros con la Gramática y la Oratoria.

Los conflictos del año 1859 hacen de la zona de montaña alta un lugar convulsionado en ese triángulo adverso entre Tovar, Pregonero y los predios de La Grita, la familia se resguarda en el sitio de la primera sabana del páramo de El Rosal. Éste era un lugar alejado de las milicias y de los vaivenes políticos que se vivía entre los seguidores de don Jesús Contreras y los que no estaban con el gobierno paecista.

Al sitio que llega Atanasio era una especie de planada con una casa de tejas, un viejo trapiche y un conuco. En ese lugar debió experimentar sus primitivos bocetos artísticos usando la buena madera que ofrecía la montaña azul.

Allí empezaría a tallar sus primeros santos, se dice que un San Antonio y una Virgen María.

Su hogar fue su verdadera escuela, por ello sus futuras piezas muestren a un Santoral Cristiano con rostro campesino.

Su padre Ambrosio nunca debió recriminar a aquel niño que abandonaba el cuchillo de cortar la maleza por el cuchillo para tallar rostros con la madera sobrante en el aserradero del caserío. Y no es de extrañar pues en su familia tenía ya un antecedente. Nos referimos a su abuelo Bernardo José Cárdenas Noguera, quien aparte de haber sido un capitán de los comuneros de La Grita en el año 1779, ejercía de artesano. Después del movimiento de los comuneros ese abuelo “había vivido de esta profesión”.

En 1860 inicia trabajos bajo la tutela del maestro Esteban Rangel (Tovareño), quien se encontraba bajo “la dirección de este templo” (Folleto: Consagración de la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles. Monseñor José Teodosio Sandoval. 1969. San Cristóbal. Pág. 8). 

En 1862, procedente del Zulia llega a La Grita Rafael Pino Enrique, maestro del arte de la escultura y la ebanistería, ese año este distinguido caballero contraería matrimonio con la distinguida señorita María Olaya Pérez, de cuya unión un año después nacería el niño Carlos Luis el 3 de noviembre de 1863. En este año ocurriría un hecho fundamental al que acudiría el joven Atanasio Cárdenas, la promulgación de la federación en el Táchira desde La Grita por don Jesús Contreras.

En 1864, Atanasio ya está radicado en la ciudad de La Grita convirtiéndose en “discípulo del reputado maestro Rafael Pino”. Sus padres continuaran con sus hermanos en la casa del páramo. Empieza la talla de un Santo Cristo en los talleres del maestro Rafael Pino. En estos menesteres conoce a otros maestros del gremio de artesanos de Los Andes, entre ellos al merideño Luis Barrios que visitaban la casa del maestro Rafael Pino, quien había vuelto a contraer nupcias con la señorita Teresa Farías, y ese año había dado a luz un varón: Ramón Pino Farías, quien a futuro sería un renombrado maestro de obras y realizaría el boceto del primer Escudo del estado Táchira.

En 1868, una tragedia llega a su vida, muere su padre en la casa del páramo y sus restos son llevados al cementerio de La Grita. Este golpe es devastador para la familia, regresa Atanasio a la casa del páramo a cuidar a su madre. Empieza trabajos eventuales de mampostería en casas de La Grita que lo buscan por su buen trabajo.

En 1874 se casa con la joven de 16 años; Enriqueta de los Ángeles Escalante, hija de don Miguel Escalante y Gerónima Guerrero. Era Enriqueta familiar de aquel escultor Miguel Esteban Escalante Guerra. El acto del matrimonio civil se da a las cuatro de la tarde del 2 de febrero de 1874 a cargo del Jefe Civil de La Grita; Pantaleón Contreras, siendo secretario Tito Lino Méndez, en el documento leemos: “Compareció Atanasio Cárdenas de veintiocho años de edad, escultor, soltero, de esta vecindad”. Luego continua que “con el fin de celebrar el matrimonio que tienen convenido y siendo suficientes los documentos producidos para proceder al acto, el secretario dio lectura a la Sección 13° de la Sección de Matrimonio Civil que establece los derechos y los deberes de los cónyuges. Acto continuo interrogué a Atanasio Cárdenas. - ¿Queréis y recibes por esposa a Enriqueta de los Ángeles Escalante? Contestó con alta, clara e inteligible voz: Sí la quiero y la recibo”.

El matrimonio eclesiástico lo celebró el padre Santiago Sánchez, siendo padrinos de la boda Francisco María Valbuena y Josefa Guerrero. A finales de 1874 nace su hija María.

El año de 1875 es trágico para los pueblos andinos con el famoso terremoto del martes 18 de mayo. En este día las Villas del Rosario y de San José de Cúcuta, el departamento del Norte de Santander, Colombia y de San Antonio del Táchira y Capacho, fueron destruidas totalmente por un catastrófico terremoto que asoló esta área fronteriza de los dos países.

Tres o cuatro sacudidas precedieron al terremoto durante los días anteriores, y tal fue la magnitud de estos que según los testigos de la época las sacudidas llegaron a agrietar los muros y arrojar al suelo objetos de las mesas, la noche anterior al terremoto; el paso de un bólido o bola de fuego que recorrió de Norte a Sur una vasta extensión del cielo tachirense que presagio para los pobladores que algo malo se les avecinaba, estas fueron suficientes alarmas para los habitantes de la zona, que algunos tomaron previsiones, ya que temían una gran desgracia.

Un testigo del hecho refiere: “La primera sacudida, anotando que era domingo por la tarde, 16 de mayo de 1875, (dos días antes del terremoto): Caminábamos a lo largo de un amplio corredor, cuando de repente oídimos un ruido como el de carros o de gente que corre huyendo de un toro salvaje. Caminamos en medio de vibraciones que en vez de inspirarnos terror nos dieron un sentimiento agradable".

La segunda sacudida; sorprendió a los habitantes el lunes 17 de mayo, a las 5 a.m.: pero menos intensa que la primera, haciendo correr nuevamente a la gente a los patios y jardines.

El gran terremoto, ocurrió el día martes 18 de mayo de 1875 a las 11:15 a.m. de la mañana ya que esa fue la hora que quedo marcada en el reloj de la iglesia de Cúcuta. Las crónicas mencionan destrozos y derrumbes en San Antonio del Táchira, Capacho, San Cristóbal, La Mulata, Rubio, Michelena, Colón y La Grita, donde cayeron las casas y más allá de Mérida, además el terremoto del Táchira derrumbó numerosas casas y molinos de haciendas y de fincas que quedaron totalmente destruidas.

La población de Capacho colapsó totalmente que sus pobladores prefirieron antes que reconstruir en el mismo sitio mudarse hacia un plano inclinado cercano llamado "Blanquizal" y fundar otro pueblo; de allí nació la población de San Pedro o Capacho Nuevo llamado posteriormente "Independencia". Este evento marcó la etapa de producción de Atanasio Cárdenas como ayudante de constructor de obras, se cree que por este tiempo hizo una imagen de San Juan para la población de Colón enviada a hacer por el presbítero Melquiades Rosales.

El 22 de agosto de 1876 nace su hijo Prospero Antonio y lo bautiza en la Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles de La Grita, siendo los padrinos Francisco Valbuena y Josefa Guerrero, tal evento lo realiza el presbítero José Jesús Villalobos.

El 10 de agosto de 1878 nace su hija María Lugardis, en el Acta de Nacimiento Atanasio se presenta como “Artista”, y por el documento se sabe que vive con su familia en esta época en el municipio Libertador de Mérida.

Dos años después lo encontramos de nuevo en La Grita, donde ve nacer otra hija; María Crescencia, hecho ocurrido el 3 de julio de 1880 según registro del padre José de Jesús Villalobos; le sigue José Ercilio, el 19 de febrero de 1882, bautizado por el padre Juan Bautista Arias, sirviendo de padrinos su hermano Nicanor Cárdenas y su madre María Encarnación Zambrano, quienes para esos años se encontraban radicados en tierras entre el antiguo Río Bobo y Queniquea.

En su taller de La Grita hacía tallas en miniatura de santos y con la creación del Gran Estado Los Andes empezó a moldear en madera la imagen del Ilustre Americano, el general Antonio Guzmán Blanco. Esa imagen tenía como misión el de participar en la Exposición Nacional que preparaba el Gobierno con ocasión del Centenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar, las bases del concurso se las había enviado a La Grita don Manuel Antonio Pulido.

Este hecho logra darse pues más adelante en el Archivo Histórico del Estado Táchira se menciona que “entre los objetos que mando a la Exposición, va una estatua en madera, símil de Guzmán Blanco, que no tiene otro mérito que ser trabajada con malos instrumentos por Atanasio Cárdenas, hijo del pueblo de La Grita, que no ha tenido maestro, ni ha salido jamás de su pueblo. El Jurado verá si la acepta o no” (Carta del general José Antonio Baldo al general Antonio Guzmán Blanco, San Cristóbal, mayo 6 de 1883).

En ese mismo tiempo se traslada a casa de su hermano Nicanor Cárdenas en el sitio de Río Bobo con su esposa Enriqueta, en esos predios nace su hija María Obdulia del Carmen el 23 de julio de 1883, dos días después la niña es bautizada en Queniquea por el padre Fernando María Contreras y como padrino su hermano Nicanor Cárdenas. En el sitio de Río Bobo también se encuentra su madre María Encarnación y su hermano José de Jesús. Allí se entera que los vecinos de Río Bobo encaminados por don Ramón de Jesús Pulido Ramírez acaban de fundar en el lugar de Río Bobo un nuevo poblado al cual han bautizado con el nombre de San José de Bolívar. En pláticas con el padre Fernando María Contreras inicia un nuevo proyecto y talla un Santo Cristo para la iglesia de Queniquea.

Tres años después, en 1886, su madre Encarnación Zambrano compra unas tierras en el sitio de La Vega, el documento en el Registro señala:

“José Eufrasio Pulido vende tierra en el Portachuelo a María Encarnación Zambrano en los siguientes linderos: Por frente las aguas de los ríos Queniquea y río Bobo; por fondo el camino real para San Antonio que divide los terrenos de los señores Moncada; por el costado derecho las aguas del río Bobo hasta una piedra llamada de la Cacahuecas y de allí para lo alto con terreno de los Sánchez; y por el costado izquierdo deslinda unos mojones y terreno de los señores Moncada” (Protocolo N° 1. Primer Trimestre. Distrito Guzmán, 1886. Serie Numérica 23).


Imagen de San José realizada por Atanasio Cárdenas.
(Foto: Rómulo Enrique Romero).-

Al año siguiente de la compra de estas tierras, su hermano José de Jesús empieza a sembrar en ella caña panelera y reactiva un viejo trapiche de la zona. La tradición menciona que:

“En el lugar llamado Los amarillos, caserío de la Mesa de San Antonio de Río Bobo, aldea cercana a nuestro pueblo fue cortado un cedro del cual se tomó una parte para tallar una imagen por el renombrado ebanista y escultor Atanasio Cárdenas Zambrano” … “Cortado el cedro fue transportado por él, y unos amigos a La Vega (hoy sitio llamado La Cañabrava) propiedad de don José de Jesús Cárdenas, allí fue transformado en la milagrosa imagen del patriarca San José. La fecha en que fue elaborada data de 1887”.

No es extraño que los vecinos del sitio de Río Bobo que desde el 15 de febrero de 1883 habían bautizado como San José de Bolívar, buscasen en Atanasio Cárdenas la ayuda para elaborar el Santo Patrono para la iglesia que había bendecido en 1884 monseñor Jesús Manuel Jáuregui.

Es este año de 1887 que desde un punto de vista legal es aprobado el nombre del poblado como San José de Bolívar.

Expresa el profesor Horacio Moreno que es hasta el “22 de diciembre de 1887 que la Legislatura del Estado reconoció el campo de Río Bobo, como aldea, legalmente constituida y con el nombre de San José de Bolívar” (Monografía de San José de Bolívar – 1982: 95).

El rostro sereno de San José, un rostro donde colocó los rasgos de un hombre campesino de la zona, quizá la imagen del padre bueno y ausente del artista.

La madre de Atanasio debió morir entre 1892 a 1893, con la triangulación de datos de documentos revisados, pues ya para 1894 en el matrimonio de uno de sus hijos, sucedido el 16 de mayo de 1894, entre José de Jesús Cárdenas con María Isabel García Parra, oriunda de La Grita. hija de Rafael García y Espíritu Santo Parra, hace inferir que doña María Encarnación es difunta. Los padrinos de este evento serán Manuel y Filomena Cárdenas.

En los años posteriores realiza una talla de un San Antonio para el pueblo de Pregonero. La voz autorizada de doña Isabel Torres de Suárez en su Monografía del Distrito Uribante (1945: 15) indica que “existe en la iglesia parroquial de Pregonero la imagen de San Antonio que se venera como la del Patrono del lugar, fue hecha de una sola pieza de madera, por Atanasio Cárdenas y ha merecido muchos elogios por ser una obra artística. El tronco donde se cortó el árbol existe en la aldea San José”.


Imagen de San Antonio en la población de Pregonero.
(Foto: Alí Mora).-

El 15 de enero de 1898 muere su hijo Próspero Antonio, este hecho golpea moralmente al artista, su cuerpo fue llevado en triste procesión a la Iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles y ese día Monseñor Jáuregui da unas sentidas palabras en su homilía. Nuevos eventos están por pasar en el país, los andinos han decidido tomar el poder en Caracas bajo la conducción de un hijo de Capacho, el general Cipriano Castro. Atanasio sigue en sus trabajos de albañil y maestro de obras, nace por este período su hija Rita.

El 28 de abril de 1902, quizá hace la última visita a la tierra que lo vio nacer, al asistir a la boda de su hija María Crescencia con José Teodoro Méndez, hijo de Vicente Méndez y Ramona Contreras, el cual se dio en la población de Queniquea.

Se maneja una hipótesis sobre su deceso y futura desaparición. En esta conjetura se menciona que viajó a Barinas a realizar trabajos de mampostería en una iglesia y murió de fiebre palúdica. Hasta ahora está versión no se ha comprobado y no hemos hallado otro documento de su accionar a partir de 1903. En 1905 Emilio Constantino Guerrero señala en su libro El Táchira Físico Político e Ilustrado que “hace pocos años murió uno de los mejores escultores que ha tenido el Táchira: Atanasio Cárdenas” (1905: pág. 303).

Su muerte debió ocurrir entre 1902 a 1903. Durante los cerca de sesenta años que duró su vida cultivó Atanasio Cárdenas por igual la pintura y la escultura con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas; en este sentido superó a su gran maestro: Rafael Pino Enrique, centrado casi exclusivamente en la escultura.

Muchos años después, el 15 de junio de 1918 en Tovar se casaría su hija Rita Cárdenas Escalante con Tobías Contreras en la población de Tovar. Este matrimonio dura hasta el 17 de enero de 1930, cuando Rita muere en esa misma población. Su esposa Enriqueta Escalante mantiene la memoria viva de Atanasio Cárdenas y le sobrevive por tres décadas más, muere el 13 de mayo de 1934 en la ciudad donde conoció al amor de su vida: La Grita.