viernes, 30 de enero de 2015

COMBATE EN TONONÓ (HISTORIA TACHIRENSE)

*Por: Horacio Moreno


General Eleazar López Contreras

Ahora recordemos con el general Eleazar López Contreras en su libro: El Presidente Cipriano Castro, lo que sucedió en Tononó, en los días de la revolución restauradora:

" Luego de haber tomado un corto descanso y de incorporar los contingentes revolucionqarios procedentes de Táriba, Palmira y Caneyes, con los cuales elevó sus efectivos a 300, prosiguió la marcha el general Castro hacia San Cristóbal, para ir a situarse en La Popa de Zambrano y efectuar personalmente, en las márgenes del río Torbes, una exploración que le permitiera constatar el fracaso del movimiento revolucionario en la ciudad de San Cristóbal, donde se mantenía el centro de la defensa gubernamental bajo el mando del general Juan Pablo Peñaloza. Con claro criterio estratégico apreció la situación y resolvió batir separadamente los cuerpos con el que el adversario contaba en Rubio y en San Antonio, los cuales sin duda debían marchar en auxilio de la capital, y en consecuencia siguió el curso del camino que une la Popa de Zambrano con la Popa de los indios, para poder observar los movimientos de la plaza y acercarse a la vía Rubio-San Cristóbal, donde se proponía batir los destacamentos relacionados. Efectivamente, cerca de Tononó, cuando los cuerpos de observación anunciaron la proximidad del enemigo, se posesionó en sitio de emboscada y en corto, pero sangriento combate batió por completo las fuerzas procedentes de Rubio al mando del general Ramón Velasco, muerto en la acción. Alcanzando en parte el objetivo propósito del Comando, Castro, tan pronto como recorrió el campo de batalla y puso en manos de sus tropas las armas y material capturados, marchó en dirección a Rubio, y al mismo tiempo impartió órdenes a los contingentes concentrados en Los Capachos, para que secundaran su movimiento, tomando el camino de Capote, porque sin duda Sarría y Cuberos, al ver bloqueada la vía más corta de SAn Antonio y San Cristóbal, tratarían de unirse a las tropas de Velasco en Rubio - su cobertura - por ignorar que habían sido batidas en Tononó. La operación resultó frustrada, pero los mismos datos negativos le dieron la seguridad de haber escogido al enemigo el camino más largo creyendo alejarse del peligro de un golpe de manos del general Castro".


Batallón de Castro durante la revolución restauradora

Veamos otro relato de la batalla de Tononó dado por Humberto Díaz Brantes en el Albúm del Táchira (1929), que dice: 

"Al amanecer de este día 24 de mayo, el ejército invasor se encontró sobre los cerros que bordean a Capacho, bajando luego al pueblo, en medio de alegre bullicio y de regocijo que le tributaron sus habitantes, y después de organizarse y aumentar sus efectivos con numerosos voluntarios que allí enrolaron, avanzó por la tarde en marcha forzada hacia San Cristóbal, plaza en la que se encontraba el Ejército del Gobierno al mando del general Juan Pablo Peñaloza. El encuentro con esas fuerzas se produjo en el sitio llamado Tononó, en donde se libró la primera batalla, que fue, podría decirse, el bautismo de fuego de la cadena de triunfos que cosechó más tarde en todo el curso de su campaña memorable y heroica. En ese combate de Tononó, las fuerzas del Gobierno tuvo que lamentar las vidas de dos meritísimos jefes, el general Ramón Nonato Velasco, valiente militar hasta llegar a la temeridad y el coronel Antonio Pulgar. El Ejército Restaurador no tuvo perdida de Jefes. Declarado en derrota el Ejército del Gobierno, se atrincheró en la ciudad de San Cristóbal, regresando a Capacho el Ejercito Restaurador, a continuar organizando sus cuadros y efectivos".


Cipriano Castro

Dice el señor José Valery con respecto a la batalla de Tononó que "el día 24, tenía el general Castro unos 800 hombres, algunos armados, con los cuales principió a revolucionar, y ese mismo día se tropezó en Tononó con unos 200 hombres del Gobierno que iba de Rubio a San Cristóbal, a los que dispersó fácilmente, haciéndose más armas para organizar su gente, y después de haber estado en Rubio, se presentó en Táriba con unos 1800 hombres el día 26 del mismo mes, y aunque con pocas armas, resueltos a vencer". Así han comentado la batalla de Tononó. El genio del General Castro, al divisar al enemigo, nada mejor que ocultar en este lugar sus tropas entre los hierbasales del camino y sorprenderlas, si es posible en un breve descanso que ofrece esta pequeña planicie. La rapidez de la acción, hizo que las tropas restauradoras se batieran como fieras, llenos de valor luchaban cuerpo a cuerpo. Se caminaba entre cadáveres y heridos gritando desesperados. Luego el silencio de la muerte se transforma en sangre, dolor y lágrimas.
La estrategia del general Castro envolvió a sus hombres confiados en una fuerza telúrica de explosión. Había logrado consolidar en esta ruta su primer triunfo.
Tononó es el primer canto épico guerrero que coronó la arrolladora campaña del General Castro por los caminos de Venezuela. Tononó de inspiración indígena se vincula a un hecho histórico de verdadera trascendencia. La geografía que ocupa ofrece en su conformación un hermoso panorama, donde el hombre agricultor es un conquistador solitario entre el mundo indio y el mundo blanco.
Aquí, señala la historia que por esta ruta conquistadora pasó el tropel aborigen y luego en la marcha de ideales, el combate que lleva su nombre, guarda un legado espiritual que hizo sucumbir la fuerza que venía de Rubio en auxilio del General Peñaloza.
El acta por el cual tomó posesión del cargo de Jefe Civil y Militar de San Cristóbal el ciudadano Juan Pablo Peñaloza dice:

"En la ciudad de San Cristóbal, a los veintinueve días del mes de abril de 1893, presente en el Despacho de la Jefatura Civil y Militar de la Sección Táchira, el ciudadano Juan Pablo Peñaloza, nombrado Jefe Civil y Militar del Distrito San Cristóbal, por Decreto de esta fecha, manifestó su aceptación, prestó la promesa de Ley y quedó en posesión del destino y firma. Pedro Rojas. Antonio Darío Noguera (Secretario). Juan Pablo Peñaloza".

Esta batalla consolida políticamente al Táchira, crea y forja en un haz solidario de Estados soberanos, los veinte de la Unión, sustentados en la identidad geográfica y en las raíces históricas, regidos por los eternos postulados de la justicia y la democracia y unificados en el imperativo de su destino y su designio. Quisieron los hados venturosos que fuera el general Castro el que sacará al Táchira del aislamiento en que vivía y lo incorporara en el concierto de la vida nacional. Sus huestes restauradoras con el paso de vencedores enarbolan la bandera del valor desde Capacho el 23 de mayo, hasta Caracas el 22 de octubre de 1899. Aquí dio cuerpo la realidad y la correlación de sus fuerzas entre el complejo sociedad-pueblo y el elemento militar. Esta innovación requería de una parte, organización de servicios creativos, que cumplieran objetivos trascendentales, muy superiores a la simple problemática temporal y local.


El Ejército Liberal Restaurador se enfrentó a una triple explosión social y política. Estos tres factores combinados provocaron fuertes crisis, porque el líder estimuló esas capacidades. Su vigor y vigilancia permanente fue una adecuada muestra de su capacidad para la formación del elemento militar, por el cual pudo resolver sus problemas.
El resultado de esa guerra fue doloroso para el Táchira. Aun no se sabe el número exacto de víctimas. Sólo la piedad del coronel Luis Varela, presidente del estado Táchira hizo dictar un Decreto el 16 de julio de 1900, para ayudar a 77 inválidos. Sería un terrible espectáculo el que presentaban aquellos hombres destrozados por el furor de la guerra. Un silencio cargado de asombro invadiría a sus familiares al recibir ese contingente de inválidos, que vueltos a sus hogares, jamás podrían tomar parte de sus labores diarias.

LUIS VARELA
Primer Vice-Presidente en ejercicio
de la Presidencia Constitucional del Estado Táchira

"En conformidad con el Decreto Ejecutivo del 14 de mayo último que establece la renta de Inválidos del Táchira y para los efectos del pago,

DECRETA:
Art. 1.- Declaro oficial en cuadro siguiente que contiene la Nómina General de los Inválidos de la Restauración en el Táchira y los demás datos correspondientes al efecto.
Art. 2.- En lo sucesivo la Junta Administradora de la Renta de Inválidos se ceñirá a la lista contenida en el citado cuadro y no podrá ser modificada sino mediante Decreto Especial del Ejecutivo del Estado, cada vez que las necesidades así lo exigieren.
Art. 3.- El presente Decreto será publicado en la Gaceta del Estado y en la Idea Restauradora de esta ciudad y el cuadro sólo lo será en hoja de volante, debiendo ser distribuida en esta última forma, entre las Oficinas públicas del Táchira, con objeto de que sea fijado a permanencia en parte visible de ellas, para el mayor conocimiento de los interesados y del público en general.
Art. 4.- El Secretario General queda encargado de la ejecución del presente Decreto.
Art. 5.-Comuníquese y Publíquese.

Dado, firmado de mi mano y refrendado por el Secretario General en el Palacio de Gobierno de san Cristóbal, a 16 días del mes de julio de 1900. Años 66 de la Independencia y 48 de la Federación.
LUIS VARELA
Refrendado:
SAMUEL NIÑO.
Año V. San Cristóbal, 14 de septiembre de 1900. Nº 95. 
Gaceta Oficial del Estado Táchira.

Antes de terminar esta disertación voy a presentar los nombres de los tres inválidos de Tononó: 

PEDRO ANTONIO GONZÁLEZ ganaba Bs. 20. Herido por una bala de máuser. Amputación de la pierna derecha. Contrafractura del brazo y mano izquierda. Combatió en El Guapo a las ódenes del general Secundino Torres.

PEDRO MONSALVE ganaba Bs 20. Herido por bala de mauser. Fractura de la mano izquierda. Combatió en La Victoria a las órdenes del general Pedro María Cárdenas.

ANTONIO SALCEDO ganaba Bs 20. Herido por bala de máuser. Amputación de la pierna derecha. Combatió en San Cristóbal bajo las ódenes del general Andrés Amaya.

Cumplida la evocación de los sucesos en este sitio no deseamos que se repita ese pasado de olvido. Las generaciones futuras deben tener más información, cuando en el rodar del tiempo puedan como nosotros en este momento, suspender la marcha hacia el porvenir en un minuto de homenaje a quienes amasaron los anhelos restauradores en la alegría y en el dolor de su epopeya.

LOS DOS CAPACHOS

*Por: Horacio Moreno

Libertad: Llamada antiguamente "Mesa de León". Era un pequeño poblado. Casas recien pintadas y ranchos miserables se recuestan unos contra otros.
Independencia: La ciudad fundada a raíz del terremoto del 18 de mayo de 1875. Sobre su meseta inclinada, el pueblo mira los horizontes de los cerros y laderas, donde el esfuerzo humano acaricia el surco para después ofrecerle en su reciente primavera. El camino, por entre el pueblo se pierde a lo lejos entre lomas y árboles.


Libertad e Independencia (Año 1929 - Foto Benet).

Las alturas de Libertad con sus huertas de maíz, papas y demás hortalizas. Algunos jardines y helechos completan la heredad. El silencio invade esos lugares. De pronto se escucha: ¡Viva el Gobierno!
El eco se pierde en los recodos del camino que va a San Antonio del Táchira.


Camino hacia Libertad e Independencia - Capacho (Año 1929 - Foto Benet).

Más allá del río que sirve de frontera en el sitio de El Vado se halla una hacienda bautizada con el nombre de "Bella Vista". En verdad que ese nombre palpita el corazón del trabajo. Grupos de peones, pequeñas huertas, puntas de ganado, orillas de cambures y árboles frutales. En el aire de la hacienda se hace visible la inmensidad de la gran naturaleza. La hazaña y el sacrificio son recuerdos del dueño de esos terrenos labrantíos, a quien vamos a conocer se llama: José Cipriano Castro Ruiz.


Cipriano Castro (Archivo Orlando Cárdenas).

Allí en ese retiro tiene lugar de leer la obra del alemán, el Conde Moltke, quien se distinguió como Jefe de Operaciones del Ejercito Prusiano en el año 1870-71. En esa paz eglógica, piensa, traza planes y es posible que haya madurado la inminente invasión a su país. Castro decía con orgullo que el general Ramón Pelayo fue el primer maestro que le enseñó el arte de la guerra, después el general Sacramento Velasco. Castro de soldado escaló a la posición de Coronel Ayudante del general Segundo Prato, luego a General obtenido este puesto por su actuación sobresaliente en los campos de batalla.


Calle Bolívar de Independencia - Capacho (Año 1929 - Foto Benet).

El General Castro reunía en sus condiciones guerreras la de estratega o sea el arte de dirigir las operaciones militares; habilidad  para enfrentarse a este asunto; táctica para disponer y emplear las tropas; maniobrar, la operación manual o evolución; destreza, o sea, la habilidad para obrar y también la estratagema, que constituye el ardid o trata para engañar al enemigo. Las labores agrícolas no les estorbaban su ambición de tomar parte directamente en la vida publica.


León enviado por Cipriano Castro a su pueblo (Año 1929 - Foto Benet).


León enviado por Cipriano Castro a su pueblo (Año 1929 - Foto Benet).


Mercado de Capacho (Año 1929 - Foto Benet).

Hubo de enfrentar Don Cipriano a sus enemigos que querían asesinarlo con apoyo de las autoridades de Cúcuta. Cuando supo que lo iban a internar dentro del territorio colombiano, huyó a Caracas, había de pisar dos veces territorio extranjero. El viaje desde el Táchira a Caracas tomaba usualmente cerca de tres semanas y requería pasar dos veces por territorio extranjero primero en la frontera occidental de Colombia y luego en la posesión holandesa de Curazao. 


Pío León y Neptalí Méndez Pulido, 
dos rioboberos (oriundos de San José de Bolívar)
se instalaron en Ranchería - Capacho


Pío León Méndez Pulido, oriundo de San José de Bolívar, se asentó en Ranchería - Capacho
allí su hogar sería sitio obligado de visita para todos los viajeros en la carretera nacional,
fue soldado y amigo del general Cipriano Castro.


Ranchería - Capacho, casa de Pío León Méndez Pulido

  Al llegar a Caracas sostuvo una entrevista con el general Crespo, quien le ofreció puestos públicos, que le dieran ocasión de sobresalir, pero Castro los rechazó. Como se sabe el general Joaquín Crespo, había sido electo Presidente de la República en febrero de 1894. El descontento era general debido a la crisis fiscal que trató el general Matos de remediar, pero tales medidas le crearon antipatías. Entre tanto, el general Crespo se había retirado a Maracay, durante tres meses a mirar como se afianzaba su prestigio político. En 1897, el Congreso hizo los escrutinios y resultó electo el general Ignacio Andrade, para Presidente de Venezuela. Hubo en estas elecciones 27 candidatos. El pueblo venezolano resumió los resultados en la siguiente copla: 

Hernández se quedó con las masas
Andrade se quedó con las mesas
Rojas Paúl se quedó con las misas
Castillo se quedó con las mozas
y Arismendi Brito se quedó con las musas.

El 28 de febrero de 1898, asumió la Presidencia el general Ignacio Andrade. No tenía autoridad de mando. El descontento era general. Enmendó la Constitución por lo que fue calificado de aspirar a la reelección. En Los Andes los fenómenos políticos se suceden así: El general Juan Pablo Peñaloza quien había derrotado el ejército del general Carlos Rangel Garbiras, procedente de Colombia, consolidando su prestigio. Los conservadores tachirenses se dividen: Una de esas fracciones la comanda el general Castro y aumenta sus filas con los generales descontentos. No hay acuerdo entre Castro y Rangel Garbiras para invadir Venezuela. El Presidente Andrade se retira del Occidente con las tropas creyendo que la paz ya estaba asegurada. El 23 de mayo de 1899, salió el general Castro del sitio de Los Vados (Colombia) donde tenía su hacienda "Bella Vista" con destino a Venezuela.


El Ejercito Liberal Restaurador (Archivo Fototeca del Táchira).

Pasó el río Táchira con catorce hombres. Siguió por Juan Frío a Las adjuntas, más allá de Las Lomas y Juárez hasta llegar a Capacho el 24 en la madrugada. Un grupo de hombres secundan sus planes con alto espíritu guerrero, entre ellos su compadre Juan Vicente Gómez. Ese movimiento dio un sentido popular, vinculó al estudiante idealista con los problemas políticos y sociales del país, también marcó rumbos importantes en el acontecer histórico. El mismo general Castro señaló como simbólico el número de sesenta sus primeros hombres en el inicio de la Revolución Restauradora.


Soldados de Cipriano Castro (Año 1902)


Soldados de Cipriano Castro (1903)


Por los caminos que bajan de los cerros influenciado de los ideales revolucionarios formaron filas para aumentar un ejército que levanta fervores y entusiasmos, nacidos de la fogosidad del Jefe y su enardecedora proclama en la que presentaba "nuestro único móvil debe ser el cumplimiento del deber; nuestro único lema: La justicia y nuestra única enseña: La libertad".


"Soldados: Vosotros me conocéis bastante y sabéis que siempre he sido vencedor, jamás vencido; al cumplimiento de mis sagrados deberes de patriota y de liberal lo he sacrificado todo; sabéis que soy incapaz de una cobardía y de una infamia. El árbol de la libertad exige vuestro contingente de sangre una vez más; volad a ofrendarlo con ese valor legendario que os es peculiar". "Vuestra consigna es vencer o morir". Cuartel General de Independencia, a 24 de mayo de 1899. Cipriano Castro.

Se recuerda que esa noche en la plaza Monagas hubo animación, gritos, cantos y discursos. Luego de haber tomado un corto descanso y de incorporar los contingentes revolucionarios procedentes de Táriba, Palmira y Caneyes, con los cuales elevó sus efectivos a 300 plazas, prosiguió la marcha el general Castro hacia San Cristóbal. Se recuerda que su hermana le preguntó:

- Y, ¿dondé estas las armas?

- Las tiene el enemigo - respondió Castro.


Mapa de Capacho Viejo


Mercado de Capacho hoy día.


Iglesia de San Pedro - Capacho.


Mercado Municipal de Capacho.


Capacho - Táchira - Venezuela


Capilla "San José de Bolívar" construida por Pío León Méndez Pulido en Ranchería
para recordar del sitio donde venía. (Archivo: Orlando Cárdenas).

sábado, 10 de enero de 2015

EL ROBO DE LA NOVIA (Tradiciones de San José de Bolívar)

* Elvidio Márquez Guerrero

¡El bobo José, se robó a la María!

-¡Ah sí! Y se la llevó pal cerro de La Maravilla.


Robarse la novia en la década de los ochenta y tiempos atrás en la aldea Los Paujiles, era el principio del ritual de las parejas para el inicio de un nuevo matrimonio. Generalmente ocurría que, por celos de los padres y las madres para con sus hijas, no les permitían tener novio, ni mucho menos, pensar en casarse; bien pudiera ser que los padres de la muchacha tuvieran cierta posición económica, de la que el novio carecía. Por otro lado, el novio no era agradable a la familia de la pretendida, esto determinaba que el pretendiente conquistara a la muchacha sin acercarse mucho, generalmente lo hacían con papelitos y cartas que eran enviadas con algún mensajero, y la mayoría de las veces, eran hermanos o hermanas más pequeños de los pretendientes, quienes llevaban y traían mensajitos entre los enamorados. Los mensajes eran pequeños poemas de amor, o citas para poderse ver en los alrededores de sus casas a escondidas, debajo de algún árbol o cerca del río, en alguna piedra, lugares que les permitían verse rápidamente sin ser vistos. Las citas, eran encuentros muy breves; intercambio de sonrisas, miradas, conversaciones cortas, agarrones de manos y los que eran más atrevidos intercambiaban algunos besos. 
Los padres no permitían que a sus hijas les pretendieran, la explicación para ello radica en la necesidad de mujeres que ayudaran a trabajar en las labores de la casa y el campo, por otro lado, las riendas de la familia eran llevadas por el padre, quien infundía respeto a través del miedo, vociferando palabreos con sus vecinos, de “darle muerte a quien se atreviera a acercase a sus hijas”. Razón por la cual los enamorados tenían que robarse a su novia. El robo de novia, consistía en un acuerdo a escondidas y en secreto, al que llegaban los enamorados en sus citas acostumbradas. El novio proponía huir juntos, como única alternativa para lograr consumar su amor y formar un nuevo hogar. La novia se tomaba el tiempo necesario y en la próxima cita acordaban las condiciones y el día de la huida.
En el acuerdo decidían el lugar para resguardarse. El lugar de refugio comúnmente era un rancho o casa de campo alejada y deshabitada que tenían las fincas y eran usadas sólo para ciertas labores del campo en determinados períodos. 
Días antes, el novio llevaba los alimentos y todo lo necesario para su permanencia en el lugar de resguardo, dejando todo preparado para la fecha; por su parte, la novia lavaba y planchaba cuidadosamente las ropas para llevarse, luego las escondía cuidadosamente en un saco que guardaba bajo su catre. El día de la huida, la novia se levantaba mucho más temprano que el resto de la familia, de forma tal, que le diera tiempo de sacar el saco, esconderlo en el lugar de las citas y volver a la casa normalmente. 
La huida comúnmente ocurría al anochecer, mientras la familia tranquilamente tomaba la mazamorra (especie de atol de maíz) antes de ir dormir, el novio hacía la señal acordaba que podría ser un chiflido (silbido), se juntaban, tomaban sus cosas y emprendían veloz carrera al cerro de La Maravilla. 
Mientras la pareja huía, nada pasaba en la casa de la novia, o por lo menos la primera media hora o una hora, hasta que se empezara a extrañar la presencia de la muchacha. Comenzaban a llamarle por todos lados, buscándole, pero seguramente ya estarían muy lejos o llegando al recinto nupcial. Mientras que en la casa la zozobra concurría por los alrededores, buscando, al pasar una o dos horas, ya se informa a los vecinos, y vaya coincidencia, pues en la casa del novio ocurre lo mismo, en este momento, se empieza a sospechar de la hazaña, siguen buscando y esa noche casi no se puede dormir, pero como es común, que esto ocurra, después de conocer la desaparición del pretendiente, el insomnio se hace más leve y las familias deciden descansar para seguir buscando a la mañana siguiente. Al otro día, luego de las labores caseras se renueva la búsqueda, preguntando a todos los vecinos si por casualidad vieron algo, que pudieran ser los prófugos, la búsqueda continua, hasta dar con el paradero de la nueva pareja. 
Los lugares más comunes de casas nupciales en Los Pajuiles eran: El rancho de La Maravilla en el sector La Blanca; el rancho del Tesoro; los ranchos de El Mazamorro y la casa de la Mesa de La Gallina, en El Encierro. Otros lugares eran el de las Aguadas, las Perdices o el Páramo de la quebrada Pajuilera. Esto sucedía en cualquier casa desocupada y las parejas pasaban allí los primeros días y noches nupciales, mientras sus familiares iban a buscarles.


Don Hilario Chacón enamorando a Doña Sofía Contreras
cuando un tiple, violen, guitarrón o cuatro era el fondo para enamorar una mujer
en San José de Bolívar (Foto Archivo: Fundación Pulido).

LOS PASTELES DE DOÑA MAXIMINA

* José Antonio Pulido Zambrano


El San José de Bolívar de antaño fue un pueblo estático, calles solariegas y casas pintadas con cal, un silencio abrazaba a sus habitantes, el mayor ruido lo hacían las campanas de la iglesia, campanas hechas en una fundición de la población de El Cobre para ser colocadas en la torre de la antigua iglesia en los días de la fundación del pueblo. Era esta época un tiempo de mucha pobreza, las vías de comunicación no permitía que al pueblo llegaran las grandes novedades como a otros pueblos. "Hasta al Diablo le daba pereza ir a nuestro pueblo" - recordaría años después don Apolinar Labrador.
Era la época en que los platos principales en los hogares rioboberos era la sopa de arveja, el Pichón, arepa de maíz pilao, queso y sanes. En este contexto de los años cuarenta aparece doña Maximina García, cuyo peculiar aporte al pueblo sería un local modesto para la venta de pasteles y aluna que otra comida a visitantes esporádicos gente de las aldeas cercanas los fines de semana o los días dedicados a celebraciones de corte religioso (semana Santa, Misa de San José, Misas de Aguinaldo y Posadas, Visita de Obispo, entre otros).
Los pasteles de doña Maximina eran hechos de carne o pollo, acompañados de aguapanela, chicha o masato. El sitio donde vendía sus alimentos estaba a una cuadra de la iglesia, en la esquina que se conocía con el nombre de Barro hondo, que luego con la tergiversación del idioma paso a llamarse Barrio Jondo. Se debía el nombre de este lugar porque era la única esquina del poblado alrededor de la plaza que no tenía calles empedradas por lo que en tiempo de invierno era un lodazal de barro, unido a esto era la esquina donde la gente de caballo o mula dejaban sus animales amarrados en un botalón de madera construido para tal fin frente a la casa de don Modesto.
Los domingos, hombres, mujeres y niños guardaban alguna moneda para ir y probar alguno de los famosos pasteles realizados por Doña Maximina. Ademas de pasteles, doña Maximina preparaba una sopa de arvejas acompañada de quemaderas y guineo con aguamiel, deguste de quien la probara.