miércoles, 15 de agosto de 2012

LA INMIGRACIÓN DE LA FAMILIA PULIDO Y LA FUNDACIÓN DE ALGUNOS PUEBLOS TACHIRENSES

*José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la Academia de Historia del Táchira

De niño siempre me hice preguntas sobre mi origen familiar.
De allí que indagara en el por qué de nuestros ancestros habían fundado a un pueblo como San José de Bolívar en un lugar tan lejos, en esas intrigadas montañas. De igual manera tenía noticias vagas de otras fundaciones de pueblos por mis ancestros en los aledaños de la montaña azul del Táchira. Quizá por ello empecé a indagar con los más ancianos de la comunidad para conocer los orígenes de nuestras familias, llegando a recabar información que se perdía entre lo creíble y no creíble. Eran tantas las historias y puntos de vista que no se me ocurría por donde iniciar. La mayoría coincidía que el apellido Pulido de nuestro pueblo procedía de Barinas, e incluso llegó a mis manos el texto La saga de los Pulido de José León Tapias, allí se emparentaba a los Contreras Pulido de mi pueblo de forma directa a los próceres barineses de la independencia, como el caso particular del general José Ignacio Pulido, unión de lazos familiares que resultaron ser falsas.
  El apellido Pulido era de origen español, su blasón así no los decía. También estaba claro que los Pulido se venían entre otros lugares españoles, en particular: Las Islas Canarias y Extremadura[1]. Había sido recogido por el cronista y Decano Rey de Armas, Don Vicente de Cárdenas y Vicent, en su Repertorio de Blasones de la comunidad Hispánica, certificando que el apellido poseía armas oficiales por orden Real. Por su parte Don Julio de Atienza, lo recogía en su Nobiliario Español. Otro tanto se daba en el Diccionario Heráldico y Nobiliario de los Reinos de España de Don Fernando González Doria. Pero de querer profundizar más en la historia de este apellido había que revisar la Enciclopedia Hispanoamericana de Heráldica, Genealogía y Onomástica de los hermanos García Carraffa. También se logró encontrar una rama de éste en la Isla de Tenerife en la obra Los Apellidos en Canarias de Carlos Platero Fernández, así como también figuraban en el libro Heráldica de los apellidos canarios de Lino Chaparro D´ Acosta[2]. Los Pulido tenían su historia y heráldica en las islas Canarias.
La pregunta seguía en el aire: ¿Eran los Pulido de la montaña azul, los mismos Pulido llegados a Rubio a finales del siglo XIX de Barinas? ¿Procedíamos del mismo Linaje de Don Antonio Pulido León[3]? O, ¿eran distintos los Pulido de esta zona montañosa? En la página web oficial de la familia Desposorio / Pulido[4], que lleva años estudiando la llegada del apellido Pulido al continente se lee: “En el año 1895 llega a Venezuela Jesús María Pulido oriundo de la Palmas de Gran Canaria (España) y se radica en la población de Charallave, Estado Miranda”, dejando asentado como si este fuese el primero en llegar de la familia Pulido, cosa que no es así, ya en 1720 (aprox.) está en Villa de Cura, Aragua, el Sargento Mayor Diego Miguel Pulido Pantoja, en 1740 (aprox.) Miguel Pulido había llegado a La Grita[5] y en 1766 (aprox.) Antonio Pulido y León a Caracas. Tres ramas del apellido en tres partes distintas del territorio.  
Iniciamos así un viaje genealógico al pasado, para reconstruir un linaje asentado en el país desde sus ejes fundacionales dentro del contexto de la independencia. En este andar se fueron desmoronando mitos y leyendas de la tradición oral de nuestra estirpe que en nada se parecía a lo que fueron revelando los documentos estudiados.
Para algunos familiares fue una herejía saber que su sangre no venía de Barinas. ¿De dónde provenían los Pulido de San José de Bolívar? ¿Qué me llevaba a alejarme cada vez más del centro del país y mirar más hacia Colombia? ¿Por qué a estas alturas seguíamos hablando de inmigración española al Táchira, sobre todo a la zona de montaña y qué importancia tenía contar la historia desde una sola familia: Los Pulido?
            En La Grita y luego en Queniquea, al revisar varios documentos eclesiásticos comprobamos que las familias fundacionales procuraron dejar asentados los apellidos de los padres, muchas veces señalando los abuelos, cosa que aclaraba el panorama de filiación por existir tantos nombres iguales en los clanes familiares. Se presentó un problema en esta investigación de “historias de familias”, cuando se quería seguir la pista a algunos esclavos, pues no se aclaraba que apellido tomaban, es decir quedaban sin apellido o el de su amo que se lo cedía, que muchas veces era lo más corriente, caso que se ve con algunos esclavos en La Grita de Nepomuceno Noguera. Esto se daba ya que en los hijos de esclavos sólo se citaba su nombre y el de su propietario; estos retoños por ser de padres anónimos (por decirlo así), nunca aparecían asentados como legítimos.
            También encontramos en los documentos estudiados algunos cambios de apellido como Ramírez de Harellano en Ramírez de Arellano, Sambrano en Zambrano, Riojas en Rojas, Ramos en Sambrano, Castro en Carrero, entre otros. Así mismo nombres, para la investigación sirve de ejemplo que Tomas Pulido, en La Grita aparece Tomás y en Queniquea como Thomas, o José Joaquín Pulido en La Grita y Joseph Juaquin Pulido en los libros parroquiales de Queniquea[6].

LOS PULIDO LLEGAN A LA CIUDAD DEL ESPIRITU SANTO DE LA GRITA
            Hasta ahora nuestro estudio genealógico había llegado a 1720[7], en los Archivos Parroquiales de la Iglesia Matriz del Espíritu Santo de La Grita. De igual manera se habían revisado y transcrito los archivos parroquiales de Queniquea y San José de Bolívar, todos estos con la característica de ser pueblos de montaña repartidos en la geografía tachirense.
Antes de 1720 no hemos encontrado Documentos que señalen de la existencia del apellido Pulido en el Táchira[8].  
La primera indicación a este apellido se refiere a Miguel Pulido casado con una dama de nombre María de Contreras, dicho dato está en la Partida de Bautismo del primer hijo de esta pareja; Tomas, el 28 de diciembre de 1750.
A la par aparece otro Pulido, de nombre Clemente casado con la dama Paula Cabrera Gil. Por lo que hablaremos de dos raíces del apellido en La Grita a mediados de 1750, si se constata luego con el nacimiento de los diversos hijos de estos dos casamientos.


Acta de Bautismo de Tomas, 
el hijo mayor de Miguel Pulido y María de Contreras
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)

De los tres apellidos nombrados y estudiados de estos dos matrimonios, sólo uno aparece en la entrega de Títulos de Propiedades dado el 30 de julio de 1657 por el Cabildo de La Grita, el apellido a que se hace referencia es “de Contreras”, representado por el capitán Alonso de Contreras, con cinco estancias en Bailadores, seis en Guaraque y ocho en el Páramo de Nariño[9]. Éste estaba asentado en Pamplona en la familia de Don Gaspar de Contreras y Doña Agustina Pérez de León.
Los hijos de Miguel Pulido y María Contreras serán: Tomás (1750), Mariana (1752), Luisa (1754), Gregorio (1756), Joseph Joaquín (1759), María Lina (1762), Miguel José (1765), María Antonia (1766), Andrés (1770), María Juana (1772), Antonio (1776) y José Lino (1778).

           
Acta de Bautismo de José Joaquín, el quinto hijo de Miguel Pulido 
y María de Contreras         
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)

Es lógico pensar que la familia grítense del siglo XVII estaba claramente jerarquizada en torno a la figura del padre, depositario del poder, quien tomaba todas las decisiones respecto a sus hijos y su esposa.
            Estos años en La Grita de 1740 a 1780, la subsistencia económica de estas familias dependía de la producción de pequeños rubros agrícolas. Un viajero dejó para la posteridad en su cuaderno de notas un retrato hablado de La Grita del siglo XVII, contexto donde ya se empezaba a desplazar Miguel Pulido. El viajero a que se hace referencia fue Don Miguel de Santiesteban[10] que pasó por La Grita el 20 de mayo de 1741, en el texto quedó impreso lo siguiente: “La Grita, anduvimos 5 leguas, en la primera legua es desigual el camino, pero tendido hasta que desciende a una estrecha quebrada de más de tres leguas de largo”.
Al empezar a describirnos La Grita de esta época, el viajero dice que por sus “faldas por uno y otro lado pobladas de algunos caseríos de gente pobre”, su medio de subsistir en esas soledades son “sementeras de granos, caña y tabaco en corta cantidad”. En las huertas de los vecinos de esta montaña azul se observan naranjas, cidras. A la ciudad se adentra por “un puente de maderos”. Los arrendatarios pagan cuatro reales al año a la corona española para cultivar las tierras, entre estos Miguel Pulido. Santiesteban se detiene en algunos fragmentos de su manuscrito a explicarnos aspectos de la ciudad:

Esta ciudad fue capital de la provincia de Maracaibo y hoy se gobierna por dos alcaldes que nombra todos los años el gobernador que reside en la ciudad de su nombre, tiene su parroquia y un pequeño Convento de San Francisco en que vive sólo el guardián; la mucha agua que en acequias corre por las calles y fecunda las huertas hace alegre el sitio, su temperamento es tan benigno que lleva de todos frutos, el muy corto comercio que hoy hacen sus vecinos consiste principalmente en el tabaco que benefician quitando a la hoja el palo y formando de ella unas como sogas del grueso de una pulgada.

            El tabaco es uno de los medios de economía de la comunidad grítense, él cual era vendido a “40 pesos para arriba”. La población del nuevo mundo empezó a producir tabaco y las tierras de La Grita eran optimas para esta planta, de allí que “el cigarro y la pipa son unas de las primeras formas en que los europeos presenciaron que se usaba el tabaco”[11]. Debieron ser estos habitantes gente muy trabajadora y cuidadosa con los quehaceres del campo, sobre todo lo que tenía que ver con el tabaco, ya que “este requiere atenciones delicadísimas en todo momento”[12]. También da cuenta el viajero como en aquel lugar se funden algunas campanas de cobre para la iglesia, material que recogen los habitantes de un lugar a tres o cuatro leguas de la ciudad. En este contexto dio sus primeros pasos el joven Miguel Pulido. Por las lecturas dadas hay tres hipótesis de la llegada de Miguel y Clemente Pulido a La Grita:
  •             Maracaibo, por Puerto Gibraltar proveniente de las islas canarias.
  •          Pamplona, de estar radicado ya el apellido en la zona, cosa que hasta ahora no se ha podido comprobar.
  •        Y tercero, que hubiese entrado por Cartagena de Indias. La pregunta de esta posibilidad sería; ¿por qué La Grita y no Santa Fe de Bogotá?


Por supuesto  que son simples hipótesis, pero cabe que en este periodo de 1720 a 1740 llegasen Miguel y Clemente Pulido a La Grita, sea del Virreinato de Nueva Granada o de la Provincia de Venezuela. Y recuérdese que en 1718 el reglamento del comercio de Indias convertiría al puerto de Santa Cruz de Tenerife en el único para el tráfico hacia América.
Entre 1720 a 1750 se va dar en las Islas Canarias  una decadencia vinícola, medio de subsistencia de los canarios, unido al problema de superpoblación en la isla, por lo que en las décadas siguientes se observara una gran cantidad de inmigrantes (españoles de orilla) a países como Cuba y Venezuela[13].
La cuestión migratoria “es continua, cotidiana y estructural. La carencia de tierras, el alto costo de la vida y otros problemas” empujaron a hombres solteros, pero también a familias enteras a salir de manera clandestina en los navíos que iban a la Indias. Es posible que en este contexto llegara Miguel Pulido, soltero o con su esposa, aún cuando su primer hijo como observamos nació en La Grita en 1750. Miguel Pulido fue atraído por la fama del buen tabaco de La Grita y apostara por esta región para hacer fortuna, cuestión que no logró como se observara con sus generaciones posteriores que se dedicaron a labranza del campo y la cría de ganado menor.
Por las lecturas realizadas, se puede catalogar al primer matrimonio de Miguel Pulido y María de Contreras una familia pobre campesina “de una economía de autosubsistencia”[14] en la época colonial. A este tipo de familia Carbonari  plantea que “resultan más difíciles de conocer”, la cataloga dentro del grupo subalterno en la escala social de la colonia o “familias pobres”[15]. Estas familias “no dejaron registros propios por no acceder a la propiedad y, muchas veces, sus relaciones parentales quedaron diluidas o esparcidas en las familias propietarias con las que tenían relaciones de dependencia”. De allí que los únicos datos de lo que llamaremos primera generación sean hasta ahora las actas de bautismo en los Archivos Parroquiales y debió Miguel Pulido trabajar como obrero o ser medianero en los campos de Tabaco, ya que será el oficio de la segunda y tercera generación.
De los hijos de Miguel Pulido y María Contreras, la segunda generación, dos interesan para este estudio: Tomas y José Joaquín[16]. Por su parte, Tomas Pulido se casara en 1776 en La Grita con María Manuela Suarez Montilva. Por otro lado, José Joaquín Pulido casó en 1787 también en La Grita con María de Jesús Montilva. Estos dos enlaces eclesiásticos los veremos luego en la fundación de la población de Queniquea.
Tomas Pulido Contreras y María Manuela Suarez Montilva tienen los siguientes hijos: Feliciano (1777), María Luisa (1779), María Andrea (1780), María de la Luz (1782), Francisco del Rosario (1784), José Salvador (1786), José Clemente (1789), Paulino (1791), Dorotea (1793), Miguel Antonio (1795), Lina (1796) y Ramón (1798).
José Joaquín Pulido Contreras casó con María de Jesús Montilva, de ellos son hijos: Juan Andrés (1788), Juana (1791), José Florentino (1792), Bárbara (1794), María de los Reyes (1795), María Fermina (1797) y Juana Sacramento (1799).
Los hermanos Pulido Contreras buscaran independizarse, de allí que busquen posesiones montaña adentro, este nuevo éxodo los llevara a los predios de la meseta de Queniquea, bautizando al lugar llegado como “Buena Vista”[17]. Este tipo de familia considerada “simple” se ubicaba en los “espacios fronterizos más pobres y de incipiente ocupación, donde aparentemente no había problemas respecto a la ocupación de la tierra, independiente del acceso legal de la misma”[18], Buena Vista era lo que los abuelos llamaban una “montaña cruda”, allí llegarían los Pulido y en las vegas del río Pereño empezarían a cultivar el tabaco.


Acta de Bautismo de José Florentino, 
hijo de José Joaquín Pulido y María Montilva
(Fotografía tomada del libro N· 2 de Bautismo (1735 1764)

Es bueno recordar que en 1793 se da otro repartimiento de tierras en La Grita, cuando el cabildo las sacaría a Composición de nuevo, verificando títulos de las mismas. Al analizar este capítulo de la historia observamos como las tierras quedan de nuevo en manos de los terratenientes, en el caso de La Grita se puede nombrar al Dr. Antonio Bernabé Noguera y el apellido Pulido no aparece en esta repartición de tierras. El Dr. Castillo Lara a este particular explica que Noguera comenzó a desalojar y apremiar muchos vecinos sin pagarles sus bienes, “por lo cual muchos se marcharon a otros sitios”, llevando la inmigración a la montaña adentro. Un informe sobre La Grita en 1794[19] señala que la ciudad produce todo el tabaco que se provee en “todas las administraciones de la provincia y jurisdicción de Coro… así como varias raíces y yerbas medicinales”.
Estos años finales del siglo XVII, los vecinos y pobladores de La Grita desarrollaban otros rubros: Harinas, papelones, maíz, casabe y otros víveres para la alimentación de los aldeanos.

LAS VEGAS DEL TABACO
En el Padrón de las tierras que compuso el Cabildo de La Grita en 1657 se dejó escrito que estos terrenos de La Grita y sus alrededores “tenían poco valor respecto a no haber indios, ni esclavos con que beneficiarse, y estar esta ciudad en suma miseria”, de allí que La Grita al igual que otros pueblos de montaña crecieron gracias a la labor y el trabajo pujante de los clanes familiares, como se verá luego en la fundación de Queniquea.
Los Pulido al no contar con tierras propias en la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, apuestan a adentrarse en dominios feraces, poco exploradas por lo intricada de la vegetación, así se construirán los primeros caminos de recuas para llegar al corazón de la montaña azul. Al lugar donde alcanza este Clan familiar es bautizado con el nombre de Buena Vista. La sociedad de La Grita, ya a finales del siglo XVII se había constituido como una corporación agraria en su estructura, usando al indio como esclavo y luego una minoría negra que aparece de manera esporádica en la zona[20].
La Real Cédula del 24 de junio de 1777 planteo la prohibición de la siembra de tabaco, salvo los sitios autorizados para ello, entre esos estaba La Grita[21]. De allí que la producción de tabaco se incentive en la región. Ya para 1800 en un Padrón de cultivadores de Tabaco, aparece en el “Partido diez y siete. Queniquea y Rio Bobo”, una serie de 18 vecinos con el aporte de 79.000 plantas de tabaco. Allí entre los responsables aparece el hijo mayor de Tomas Pulido, Feliciano con la cantidad de 4000 plantas[22]. La pregunta que surge es ¿por qué un joven de 14 años representaría a todo el clan en esta especie de cooperativa tabacalera? La respuesta puede ser:
  1. Por ser el hijo mayor de Tomas Pulido, el patriarca de la segunda generación.
  2. Por ser el primogénito de la tercera generación.
  3. Es designado por el Clan familiar, ya que para la época ya se podría considerar adulto para el trabajo a un joven de esta edad, es factible que por ser el mayor sea el único que haya tenido un maestro que le enseñara a leer y llevar cuentas de la manera más elemental pero practico para estos tiempos. La costumbre impero en la familia hasta la quinta generación[23].

Entre los otros trabajadores del oficio tabacalero se mencionan a: Don Juan Evangelista Carrero, José Antonio Zambrano, Andrés Chacón, Pablo Roa, Vicente Guerrero, Cecilio Pérez, Lucas Ramírez, Isidro González, Antonio Zambrano, Wenceslao Moreno, Don Pedro Pablo Sánchez[24], Juan Bautista Gómez[25], Don Enrique Roa, Eugenio Vivas, Gregorio Liverto, José Ramírez, José Carrillo, Don Juan Crisóstomo Moncada y Vicente Gómez.  Todos estos vecinos aparecerán luego en la fundación del pueblo de Queniquea. Son varias las razones que replegaron a muchas de estas familias a las tierras inhóspitas de la meseta de Queniquea, la revolución comunera por un lado y luego el inicio de la guerra de la independencia. Estas familias eran dadas al trabajo y no a la guerra, quizá por ello el crecimiento económico y productivo del tachirense en el siglo XIX.
Los inicios de la “guerra” es lo que hace que gran cantidad de familias de La Grita que tienen tierras en el valle del Espíritu Santo (o Río Bobo) y Queniquea se adentren para colocar a producir estos lugares. El florecimiento de esta nueva inmigración interna se verá en la meseta de Queniquea, pues el Valle del Espíritu Santo por ser en su mayoría dueño el Dr. Antonio Bernabé Noguera no permitirá la fundación del pueblo en este sitio como tal, que era donde los vecinos querían fundar un pueblo, es más, la historia ha permitido conocer los pleitos del Dr. Noguera con estas familias nombradas con el pueblo “Valle del Espíritu Santo”.
Ya para 1805, se había levantado una Capilla en el sitio del Río Bobo sobre los escombros de una antigua iglesia existente del siglo anterior en ese valle. En el libro El becerro de La Grita se menciona que para este tiempo duraba “dos días de distancia” la travesía entre La Grita y la meseta de Queniquea.
El poder político del Dr. Noguera es tal que alcanza que el pueblo que los vecinos quieren fundar no se logre, además la “Iglesia de las Guamas”[26] la hará derrumbar de nuevo por estar en predios de él. Como consecuencia de este litigio la “capilla del Río Bobo” sería trasladada a la meseta de Queniquea, es decir, tejas y ornamentos religiosos, esto daría pie a que naciera el pueblo de Queniquea.
Ya a finales del siglo XVII se había planteado crear y limpiar caminos para que el traslado del tabaco se diera con más facilidad hacia los centros de acopio y los caminos de Queniquea no eran fáciles, pues la mayoría de cultivos estaban en las vegas de los ríos Pereño y río Bobo. Estas impresiones las deja escrita Don Tomas Castilla:

Los puertos de Escalante (Santa Cruz) o Santa Rosa se habían abierto para el tráfico de Tabaco desde 1792 y en 1802, los Alcaldes de La Grita, Juan Antonio Contreras y Antonio Gil, y el Sindico Procurador Municipal José Antonio Mora, habían acordado proceder a la limpieza del camino que desde la población a esas localidades[27].

El tabaco fue la motivación para que las primeras vías de comunicación llegaran al corazón de la montaña azul.
 
FUNDACIÓN DE QUENIQUEA
            Muchos de los hijos de los fundadores de Queniquea antes de 1808 no aparecen asentados en la Iglesia Matriz de la Virgen del Rosario de Queniquea, pues sus datos de bautismo están en los libros parroquiales de la iglesia de La Grita. De los primeros habitantes de la zona de la meseta de Queniquea podemos nombrar: Pedro Pablo Sánchez, Juan Bautista Gómez, Antonio de los Reyes Zambrano, Camilo Zambrano, Dolores Avendaño, Joaquín Zambrano, Manuela Mora, Ramón Zambrano, Rafaela Roa, José Ramón Zambrano, Felicia Roa, José Antonio Zambrano, Sacramento Hernández, Juan Evangelista Carrero, Leocadia Zambrano, Rita Bello, Ignacio Pérez, Carmen Omaña, Julián Mora, Andrés Pulido, Nicolás Escalante, Tiburcio Escalante, Manuel Sánchez, Isabel Sánchez, Bruno Pérez, Raimundo Roa, Gabriela Escalante, Benito Pérez, Juan Ramírez, Matías Zambrano, José Antonio Hernández, Juan Moncada, Francisco Ramírez, Brígida Chacón, Melchor Belandria, Eustoquia Sánchez, Isidro González, Tomas Pulido, Manuela Montilva, Antonio Márquez, Jacinta Pérez, Norberto Omaña, Rita García (Liverta), Xavier Orozco, José Andrés Chacón, Pascuala Porras, entre otros[28].
            En 1807 empieza el movimiento para instituir un nuevo pueblo, allí resaltan los nombres de Feliciano y José Joaquín Pulido, junto a otros aldeanos como: Jacinto Ramírez, Rafael Ramírez, Luis Antonio Moreno, Antonio Bernabé Vivas y Juan Bautista Gómez[29].
Por orden del obispo de Mérida Santiago Hernández Milanes, se envía el 22 de septiembre de 1808 a la meseta de Queniquea al padre José Casimiro de Mora, para la construcción de un templo parroquial y guiar los pasos de fundación de un nuevo pueblo. Transcribo a continuación ese documento fundacional:

De orden del ilustrisimo Señor Doctor Bachiller Santiago Hernández Milanes Ilustrisimo Obispo de Mérida, dada en veinte y dos de septiembre de mil ochocientos ocho, pasé por el sitio de Queniquea en solicitud del terreno más cómodo para la fundación, y habiéndome cogido allí el día cuatro de octubre en el que cayó el primer domingo en que la iglesia. Nuestra Madre. Celebra la festividad de Nuestra Señora del Rosario, celebré allí la primera misa, hice padrón del que resultaron sólo ciento cincuenta y siete almas, y lo que por ser el día del Rosario dedicamos a la Virgen Señora del Rosario esta fundación, eligiéndola por nuestra patrona particular y en el mismo día pasamos a este lugar donde está la fundación y demarcado el plan pasamos a San Antonio por no haber aquí en donde reposar por estar desierto y sin casas el terreno. A cinco de octubre de 1808 de unánime consentimiento y en virtud de la llamada superior, citada la eficacia los vecinos dirigidos por Juan Bautista Gómez hicieron una capilla lo más aseada que el terreno permitía, cuya operación duro hasta el días seis del mismo mes. A siete de octubre de 1808 se dijo la primera misa en otra capilla que lo pronto remedio, se había construido  y seguimos en proporcionar la fundación hasta el día once del mismo octubre y se dispuso comenzar la otra iglesia de tapias y dejo a trece de noviembre y antes se prevenía lo mejor. A treinta de noviembre de mil ochocientos ocho, yo el presbítero Bachiller Josef Casimiro de Mora destinado de la orden Superior puse y bendije la primera piedra que labró y acomodó Juan Bautista Gómez, maestro de la obra guardada en todas las armonías que prescribe el Ritual Romano. Desde el día primero de diciembre se siguió la fábrica de la iglesia en varias estaciones del año con muchas interrupciones, por las cuales de los tiros, sino en los inviernos y otras perturbaciones. Los enemigos hasta que afianzan en porfiar, venciendo varios obstáculos se puso la última teja el día dieciocho de marzo de 1809 y se interrumpió la obra hasta que sin concluirla. Volví a Bailadores. El día 24 de enero de 1810 y el día 25. Los mismos dije la primera misa en la nueva iglesia en un altar de Magueyes que a prevención habían levantado y siguió la obra de las puertas con mucha morosidad por falta escasa de fuerzas y fervor.
Padrón: El día cuatro de febrero hice padrón de todo el vecindario y en todos y por todos hombres y mujeres, chicos y grandes, sólo resultó el total de doscientos. Los cuales son de comunión cincuenta y ocho hombres, cuarenta y cinco mujeres, cincuenta y cinco muchachos y cuarenta y dos niñas y para que conste firmo. Josef Casimiro de Mora.
         
             Entre los Pulido que se nombran en este acto fundacional aparecen José Joaquín y Feliciano. En este libro matriz de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario se lee que el día 25 de agosto de 1810 se coloco una de las puertas del templo por estos dos individuos, sumados a: Jacinto Ramírez, Rafael Ramírez, Luis Antonio Moreno y Antonio Bernabé Vivas. Las puertas del templo fueron hechas por Juan bautista Gómez y la madera fue donada por Joaquín Pulido. Desde un principio los Pulido se unieron a esta empresa fundacional, oficio que luego seguirán sus descendientes al instaurar otros pueblos como San José de Bolívar (1883) y San Pablo (o Pozoloro - 1905).


Tercera página del primer libro parroquial de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Queniquea, donde se explica los primeros pasos fundacionales del pueblo
           
            En torno a la iglesia se empiezan a congregar las primeras familias: Gómez, Roa, Moreno, Zambrano, Carrero, entre otros. Los Pulido siguen asentados en Buena Vista, dedicados a los quehaceres del campo, la introducción del trapiche, la siembra de caña y por supuesto, el tabaco.
            La montaña cruda no será fácil de dominar, de allí que el clima que se lleve a varios párvulos a la otra vida, esa montaña cruda que empieza a devorar a sus nuevos inquilinos, como el caso de las lluvias de agosto de 1827, que fueron tan fuertes, al cabo de arrasar el río Samparote a la joven  Victoria Gómez Sandia, tratándolo de pasar para ir a la montaña del frente, a visitar a los parientes cercanos. Asimismo una peste desconocida llegará a estas tierras entre los años 1837 – 1838, desolando familias como la de los Gómez y los Moreno, estas dos cunas presentan la muerte de 5 a 6 hijos cada uno.
            A lo largo del siglo XIX las familias de esta área subsistirán con el conuco, donde se cultivara y consumirá maíz, frijoles, arvejas, plátanos, panela y almidón. Comenta Don Tomas Castilla que las alpargatas de fique, lazos y sacos eran traídos de Colombia por los “maleteros” o los famosos “turcos” que iban de pueblo en pueblo vendiendo sus mercancías[30], por lo que el comercio como tal no fue ajeno a este entorno familiar, luego aparecieron los pequeños comerciantes: Los canastilleros, tenderos y pulperos. El aumento de la población en campos retirados  de la ciudad dio “por resultado que sucesivamente fueronse erigiendo parroquias civiles y eclesiásticas”[31] como el pueblo de Queniquea.

QUENIQUEA, UNA MIRADA PLURAL DESDE 1808 a 1842
Veamos un bosquejo del proceso de natalidad de la fundación de Queniquea, cuando el primer Censo realizado por el padre José Casimiro de Mora arrojó a 200 personas, y entre 1808 a 1842 nacerán 593 individuos, esto se constata en el Libro Parroquial Nº 1 de Bautismos de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario:

AÑO
Varones
Hembras
1808
2
0
1809
5
0
1810
3
5
1811
5
4
1812
5
2
1813
3
3
1814
0
0
1815
8
6
1816
4
8
1817
4
6
1818
3
8
1819
2
3
1820
11
16
1821
6
4
1822
11
8
1823
9
9
1824
6
9
1825
9
11
1826
12
5
1827
6
7
1828
9
16
1829
7
12
1830
11
12
1831
6
3
1832
6
9
1833
11
10
1834
14
5
1835
9
6
1836
0
0
1837
7
5
1838
15
13
1839
9
7
1840
8
11
1841
12
24
1842
10
4



TOTAL:
332  =  56%
261 =  44%

            Obsérvese que entre 1808 y 1842 nacerán más varones que hembras en la zona, y el mes de mayor fertilidad será mayo, para esto veamos este otro cuadro:

MES
NACIDOS
Porcentaje
Enero
48
9, 77
Febrero
45
9, 41
Marzo
28
5, 72
Abril
53
10, 75
Mayo
66
13, 68
Junio
49
9, 9
Julio
19
3, 9
Agosto
52
11, 82
Septiembre
18
3, 7
Octubre
58
11, 9
Noviembre
15
3, 2
Diciembre
40
8, 2
            
            De igual manera observamos nuevos matrimonios en el poblado de la tercera generación de la familia estudiada como la unión religiosa de José Florentino Pulido Montilva con María Casimira Ramírez el 30 de noviembre de 1820. De esta unión serán hijos: Ana Leticia (1813), Antonio Miguel (1821), Juan Nepomuceno (1822), Juan evangelista (1823), Juan (1823), Ramón de Jesús (1828), Vicente de Jesús (1830),  Bernardino de la Cruz (1835), José de la Cruz (1838), Casimira (1840) y José Eduviges (1845).


Acta de Matrimonio de José Florentino Pulido y María Casimira Ramírez

            Estas familias de la tercera generación seguirán cultivando la tierra, explotando dos nuevos rubros agrícolas: La caña y el café. Más recuas de mulas se observaran por el camino real entre La Grita y Queniquea. A veces por la distancia la figura del abuelo, el mayor del clan es el que bautiza a los recién nacidos, como se especifica en la partida de Juan Luis Chacón Mora, al señalar: “Lo bautizó en la casa por necesidad Agapito Mora, hombre instruido para el caso” (25-08-1858) o en la partida de Juan Eduardo Moreno (Natural): “Lo bautizó en el campo por necesidad Simona Sambrano señora apta para el caso” (13-10-1858).   

MONTAÑAS CON OLOR A CAFÉ
Las hojas de tabaco con el que se producía chimú, dará paso a los cantos del café, las montañas se llenaran de voces alegres y canastos llenos de una nueva fruta rojiza, es la llegada del café a la montaña tachirense. El 28 de marzo de 1828 nacerá en Buena Vista y será asentado en la iglesia de Queniquea el próximo representante de lo que será la cuarta generación, se trata de Ramón de Jesús Pulido, hijo de José Florentino Pulido y Casimira Ramírez, el que luego será el patriarca fundador de San José de Bolívar.


Acta de Bautismo de Ramón de Jesús Pulido Ramírez
(Foto tomada del Libro Matriz de la iglesia de Queniquea)

Veamos a continuación la estructura de una casa de la familia Pulido en Buena Vista a mediados del siglo XIX:

Buena – Vista, situada en jurisdicción de la parroquia Sucre, compuesta de casa de Bahareque y Teja con cocina de la misma, plantaciones de café, caña dulce y frutos menores, en terreno propio, lindado por oriente jurisdicción de Francisco Moreno, por occidente, terrenos de Hilario González y María Visitación Vivas, separado por el callejón de Buena – Vista: por norte, terreno de Antonio Miguel Pulido y por sur río Samparote. Rudecindo Pulido.
Queniquea tendrá para la década de 1870 la cantidad de 2.318 habitantes, un 100 % comparado a 1808. Su producción de café será de 4.200 quintales, 740 cabezas de ganado vacuno, 500 caballos, 1.500 cerdos y 100 ovejas[32].
A finales de 1880 el Táchira consume gran cantidad de azúcar, fique y tabaco[33]. El trigo se produce en la aldea Los Barros de Queniquea, poseen un molino de agua para estos menesteres. Se saca también cal y barro para ladrillos y tejas. La carne se seca y sala para mantenerla por más días, si no hay sal la carne es ahumada. A finales de 1880 se traen velas y jabón a la zona de montaña, productos exportados de Táriba de la pequeña fábrica de celestino Lozano y José Anselmi. Las velas en estos tiempos eran insumos muy caros, un lujo, por ello se cuidaban, se acostumbraba por lo tanto a encender el fogón y acostarse temprano de 6 a 7 de la noche y se levantaban a las 4 o 5 de la mañana. En todo el Táchira, “no hay hombres que puedan llamarse propiamente ricos, tampoco hay mendigos: cual más, cual menos, la mayor parte tienen tierras, hogar y cultivos que provean a sus modestas necesidades”[34]. Se informa de igual manera que la comunidad posee escuela, dirigida por la Junta Subalterna de Instrucción tutelada por el presbítero José Vicente Quiñonez y Daniel Noguera.
En estos días a los tachirenses los ven como “revoltosos”[35] y la principal industria “es la agricultura”. De allí que observemos el acercamiento de Don Ramón de Jesús Pulido de la cuarta generación en comunicación política con los Araujo de Trujillo.

UN PLEITOS ENTRE QUENIQUEOS DA LA OCACIÓN DE FUNDAR UN NUEVO PUEBLO POR LA FAMILIA PULIDO
El padre Fernando María Contreras, cura párroco de Queniquea, disfrutaba de un café hecho por su hermana, después de haber dado la misa de los difuntos, cuando supo que en la entrada al pueblo se había armado una trifulca entre buenavisteros y queniqueos radicados en el poblado. Era domingo, cinco de noviembre de 1882. En el pleito hubo bofetadas, garrotazos, plan de machete, golpes de piedra, tiros de revolver y de trabuco que se disparaban desde ambos bandos[36]. Uno de los primeros heridos fue el señor Gregorio Uzcateguí, quien recibió a malsana planazos y puñetazos. El pleito radicaba por problemas políticos de partidos, los de Buenavista eran conservadores[37] y los de Queniquea liberales. Aún cuando ambos bandos eran de las familias fundacionales de Queniquea, desde hace tiempo se había abierto una brecha por cuestiones ideológicas y de tenencias de tierras. Por parte de Buenavista eran representados por el Clan de la familia Pulido[38] y por Queniquea el caficultor y terrateniente Don Timoteo Escalante. 
La cuestión se recrudece cuando “un guáimaro de un disparo del Trabuco  que se le introdujo a Pedro Pulido”. Pedro Juan Pulido era del bando de Buenavista, hijo de Don Ramón de Jesús Pulido, andaba armado con un revolver al igual que varios de su Clan. El que disparó a Pedro Juan Pulido fue el Jefe Civil de la parroquia Sucre: José María Moreno, este último sobrino político de Don Francisco Méndez (griteño). En el bando de los queniqueos estaba Uzcateguí, también griteño como Moreno, oriundo de la aldea Guanare, asimismo Don Timoteo Escalante, Juan María Useche, Justo Roa, Asunción Contreras, Juan de Jesús Ramírez, Asunción Roa, Carlos Roa, entre otros. Por parte de Buenavista y el partido de San José, se encontraban Don Ramón de Jesús Pulido y sus hijos (Quinta generación): José Gregorio de la Ascensión (1856)[39], José Domingo (1857), Juan Epifanio (1859), Pedro Juan (1860), Juan Cipriano (1863) y Fabián Pulido (1866). Y del partido de San Antonio el coronel Evaristo Peñaloza, por los queniqueos que apoyaban a Don Ramón de Jesús Pulido estaban: Asunción Moncada, Nicomedes Araque, José Isaías Vivas, José de los Ángeles Escalante, Raimundo Sánchez Sánchez, Eduardo Moreno, Arsenio Escalante y José Saturnino Peñaloza[40]. La batalla campal fue sangrienta, “ambos cuerpos contendores salieron casi en su totalidad con las carnes desgarradas unos y contusos otros; y triunfantes los rioboberos”. Pero de tal enfrentamiento quedó muy mal herido Pedro Juan Pulido por lo que el patriarca del Clan Pulido, Don Ramón de Jesús Pulido, juró no volver a pisar más en vida a Queniquea, y tomando a sus hijos fijo rumbo al lugar conocido como “Río Bobo”[41]. El padre Contreras llegó al sitio, y trató de calmar los ánimos, pero ya las heridas estaban abiertas y tardarían muchos años en sanar. Todo el problema se había ocasionado el sábado siete de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, cuando Don Timoteo Escalante le había reclamado a Don Ramón de Jesús Pulido su amistad y acercamiento al partido de los Araujo en Trujillo, esto había traído resquemores a la comarca.


  Primer folio del Manuscrito de José Saturnino Peñaloza que cuenta los pormenores de la fundación de San José de Bolívar

            El jueves nueve de noviembre, mientras el padre Contreras realizaba una misa a Nuestra Señora de los Remedios, Don Ramón de Jesús Pulido, en representación del partido de San José y el Coronel Evaristo Peñaloza, por el partido de San Antonio realizaron un viaje a Mérida, por el camino de montaña a La Grita, “seguramente a politiquiar”[42], pero su objetivo era otro. Pulido y Peñaloza iban con la intención de lograr crear un nuevo pueblo, y en esas tierras se reunieron con los Araujos, quienes administraban en gran “Estado Los Andes”.[43]
            El domingo 19 de noviembre hay una reunión en la casona de Don Ramón De Jesús Pulido ubicada en el sitio de la finca la Pulideña (Hoy caserío La Costa, municipio Francisco de Miranda), al lado de la quebrada Pantarras, donde se reúnen varios vecinos para determinar los pasos a seguir para fundar el nuevo poblado. Son designados José Gregorio Pulido y Simón Araque para llevar algunos recaudos a Mérida para la construcción de un nuevo templo[44] en lo que antiguamente se llamaba “Valle del espíritu Santo”.
A la par de estos acontecimientos, los pleitos acaecidos el primer domingo de mes habían sido llevados por una comisión de Queniquea a las autoridades de San Cristóbal. El caso fue asignado al general Ignacio Matamoros, quien tomando varios soldados, el diez de noviembre se dirigió al sitio a recoger información para llevar a prisión a los culpables que estaban alzados al gobierno. En Queniquea el general Matamoros metió presos a Cristóbal Escalante y Pedro José Contreras “sin causa justificable”, quizá fue los primeros que encontró, y necesitaba hallar “un chivo expiatorio”, y no contento con meterlos presos, Escalante y Contreras “fueron muy mal tratados por este Jefe”[45].  En el sitio de Río Bobo no se presentaron problemas. Matamoros subió al Portachuelo a recabar más pistas, de allí se dirigió a San Antonio, donde se entrevistó con el coronel Evaristo Peñaloza. De la Mesa de San Antonio subió a Las Mesitas y Caricuena, luego a Mesa de Guerrero bajando por el camino viejo a La Colorada, allí pernoctó con la tropa en casa de Venancio García, tomo café, alimento a sus hombres y pasó la noche. Al siguiente día bajo al “Valle del espíritu Santo”, inspeccionó las ruinas de la vieja capilla por si no había allí bandidos y bandoleros, regresándose luego a Queniquea.
            Matamoros regresó a San Cristóbal el doce de noviembre con Cristóbal Escalante y Pedro José Contreras presos, pero denunció que los culpables del alzamiento eran los hijos de Ramón de Jesús Pulido y el coronel Evaristo Peñaloza. “A poco tiempo fueron presos, por una comisión que vino de aquel lugar al mando de Gaspar Carrero”. Juan Epifanio, José Domingo y Pedro Juan Pulido, junto al coronel Evaristo Peñaloza fueron “llevados a la Cárcel de San Cristóbal donde permanecieron algunos meses”[46]. Años después Don Domingo Pulido señalaría que “esos eran días en que no se podría sobrevivir sin hermanos”[47]. El 27 de noviembre, día de la Virgen de la Milagrosa, regresó José Gregorio Pulido y Simón Araque, con ánimos para empezar las obras. Pero aquellas serían unas navidades amargas para “el Clan de los Pulido y los Peñaloza”, ya que el cautiverio de los hermanos y el amigo “aguaron la idea de crear el nuevo pueblo”[48]. El golpe de ver a varios de sus hijos presos hizo merma en la salud de Don Ramón de Jesús Pulido. Envía por ello de nuevo a su hijo José Gregorio para ver que se puede hacer por los hermanos presos. José Gregorio Pulido, era el hijo mayor del patriarca, y se había formado en las primeras letras en un colegio de Pamplona, él logro que sus hermanos fueran absueltos a finales de enero de 1883. Fueron dados en libertad el viernes 19 de enero, día del patrono de la ciudad, seguro como una especie de indulto de los jefes civiles de la capital, y porque Don Ramón de Jesús Pulido era muy apreciado allí y en otros lares.
            En el manuscrito de Peñaloza se expone que “dispuso, pues (Don Ramón de Jesús) Pulido – y esto si fue cuerdo – que se edificara una iglesia y cementerio, cuyos trabajos debían seguirse muy pronto y con actividad para él ser tierra de este lugar, pues había jurado no volver a Queniquea. Y para tal efecto convocó a los principales vecinos de la Aldea y con el beneplácito de todos ellos se dispuso llamar al presbítero Fernando María Contreras”. El padre Contreras era el cura de Queniquea, el cura vino a la reunión pautada y aplaudió la resolución de construir el nuevo pueblo.


Fragmento del Manuscrito de José Saturnino Peñaloza cuando especifica la creación de la iglesia y el cementerio por parte de Don Ramón de Jesús Pulido Ramírez

FUNDACIÓN DE SAN JOSÉ DE BOLÍVAR
            San José de Bolívar como se ha visto y estudiado es el resultado de un proceso de fundaciones de pueblos como La Grita, Pregonero y Queniquea, así mismo de migraciones humanas hacia otros pueblos. Los libros parroquiales han permitido reconstruir por el método de historias de familia, la evolución de las poblaciones andinas antes mencionadas y de allí la importancia en detallar si la presencia de individuos en la zona conocida como el valle del Espíritu Santo (Queniquea y Río Bobo) era vecino, estante o foráneo. Los libros parroquiales han permitido circundar el área de las familias fundacionales, cerradas, pues casi no permiten el ingreso a la comunidad de apellidos desconocidos, de igual manera los libros notariados en registros civiles han concedido ubicar el área espacio – tiempo donde conviven las distintas familias.
De todos estos avatares vino luego el enfrentamiento en noviembre de 1882 entre vecinos de Queniquea, y de allí empezaron una serie de reuniones entorno a la figura de Don Ramón de Jesús Pulido. Estando todo listo para finiquitar la fundación del pueblo, el jueves 15 de febrero de 1883, se convocó al cura de Queniquea, Don Fernando de María Contreras (este fue tío del general Eleazar López Contreras) para dar el aval de la fundación. Don Ramón de Jesús Pulido al lado de sesenta y dos vecinos estuvo presente en tan gran fecha histórica. “Todos dirigieron como patriarca a San José”, aconsejados por el venerable cura, y Don Ramón de Jesús Pulido agregó “de Bolívar”, pues era del conocimiento de la comarca que el patriarca era un bolivariano nato[49]. La iglesia se haría sobre las antiguas ruinas de la capilla donde la “hicieron los primeros fundadores, por no tener que pedir permiso al respectivo superior eclesiástico” para realizarla en otro lugar, aún cuando hubo objeciones, ya que Don Ramón de Jesús Pulido la quería en “el punto que hoy se denomina El Topón”, el padre Contreras le señalo al patriarca de los Pulido que el terreno idóneo era donde estaba la antigua capilla y “por ser seco el terreno y más adecuado… y todos aprobaron como era obvio lo dicho por el prelado”[50].
Se creó una Junta para la fundación, quedando de presidente el señor Rafael Contreras Duque, como vicepresidente el señor Miguel Francisconi, de tesorero Don Ramón de Jesús Pulido, de recaudador Don Rafael Chaparro y para secretario el joven José gregorio Pulido Zambrano y de vocales: el coronel Evaristo Peñaloza, Don Reyes Roa y Antonio Vivas.
Nobleza la de Don Ramón de Jesús Pulido al no querer aceptar la presidencia, por su estado de salud la cedió a Don Rafael Contreras Duque, quien era oriundo de Seboruco, había llegado a estas tierras en 1870 [51]
Entre los firmantes del "Acta de Fundación" aparecen: Por ruego de José Eufrasio Pulido, Rafael Guerrero y Antonio Roa, por no saber firmar i por mí: José Domingo Pulido. Por ruego de Natividad García y Rubén Moncada, por no saber firmar i por mí: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Félix Peñaloza y Liberato Vivas, por no saber firmar i por mí: José Baldomero Roa. Por ruego de Félix Mora, Concepción Araque y Bautista Chacón, por no saber firmar i por mí: Estevan Chaparro. Por ruego de Matías Vivas, por no saber firmar y por mandato de mi padre Jesús Vivas i por mí: José Isaías Vivas. Por ruego de Ramón Guerrero, por no saber firmar: Estevan Chaparro. Por ruego de Juan Chaparro, por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Juan Antonio Contreras, por no saber firmar: José Saturnino Peñaloza. Por ruego de Leandro Pernía, por no saber firmar i por mí: Ambrocio Araque. Por ruego de Esteban Sánchez, Rudencio Vivas y Froilan Parra, por no saber firmar i por mí: Juan Epifanio Pulido. Por ruego de Eugenio Escalante, Alejandro García y Carmen Pernía, por no saber firmar: Miguel Franchescony. Por ruego de Saturno Guerrero y Gervasio Moncada, por no saber firmar: Miguel Franchescony. Por ruego de Juan Evangelista Vivas y Juan Vivas por no saber firmar: Ambrocio Araque. Por ruego de Juan Antonio Roa, Felipe Guerrero, por no saber firmar: Juan Epifanio Pulido. Por ruego de Manuel Méndez, Juan de Jesús Guerrero y Juan de los Ángeles Vivas, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de Juan Crisóstomo Jaimes i por mí: Salomé Caicedo. Por ruego de José de la Cruz Escalante y Mateo Roa, por no saber firmar: Toribio Sánchez. Por ruego de José Presentación Zambrano, por no saber firmar i por mí: Antonio del Rosario Pulido. Por ruego de Juan Gabriel Vivas, por no saber firmar i por mí: José Gregorio Rojas. Por ruego de Dolores Roa, por no saber firmar i por mí: Antonio del Rosario Rojas. Por ruego de José Anacleto Araque, por no saber firmar i por mí: José de la Cruz Sambrano. Por ruego de Gabriel Chacón, por no saber firmar: Ambrosio Araque. Por ruego de Gregorio Parra, por no saber firmar: José Gregorio Pulido. [52]
            El viernes 16 de febrero en la tarde los vecinos de la comarca se vuelven a congregar, acordando que la junta se reuniría cada ocho días o cuando el presidente, vicepresidente o cualquiera de los miembros así lo considerada para otra resolución. El terreno donde se realizó la iglesia estaba en propiedad de Don Jesús Vivas, y lo concerniente a casa cural y cementerio de Don Ramón de Jesús Pulido. El encargado de distribuir calles y carreras recayó en la persona de Don Rafael Contreras Duque[53].
            El martes 20 de febrero, la Junta comisionó al señor Antonio Vivas para que se encargara de cortar la madera en el cerro de Los Cedros en Mesa de San Antonio, lo acompañan en esta comisión los señores Juan Bautista Chacón, Toribio Zambrano, Gervasio Moncada, Ramón Chacón, Francisco García, Lorenzo Moncada y Ramón Castillo[54]. En esta comisión los acompañara el escultor Atanasio Cárdenas, Don Miguel Franchescony, así como José Domingo Pulido, con la intención de buscar una buena madera para realizar el Cristo Crucificado que iría en el altar central de la iglesia[55].
El techo de la nueva iglesia se realiza con las siguientes donaciones: Don Ramón de Jesús Pulido 5.000 tejas, Don Ambrosio Escalante 2000 tejas y el coronel Evaristo Peñaloza 1.000 tejas. Cuatro arrobas de clavos fueron donadas por Carolino Sánchez y Juan José, Paula y Santerio Guerrero.  Las puertas del templo fueron asignadas a los señores Cornelio Carrero, Anastasio Omaña, Félix Mora, Tomas García, Antonio María Vivas, Juan Antonio García, Antonio de los Ángeles Vivas y Liberato Vivas.
            El miércoles 28 de febrero la Junta logro los siguientes donativos para la iglesia: El cáliz y las vinajeras por parte de Don José Eufrasio Pulido Chacón; Los ornamentos a los señores José de la Cruz, José de los Santos, Toribio, Joaquín y Modesto Zambrano, Ambrosio Araque, Leonardo Chacón y José Ramón Urbina; La alfombra para el altar a la familia de Don Jesús y Anacleto Araque; El incensario y la naveta  los señores José de los Ángeles y Dolores Rojas junto a Toribio Vivas; Un alba por parte de la señora Belén Vivas[56]. El cáliz, las vinajeras y el incensario las hizo el doctor Teodosio Guerrero en Seboruco  en sus talleres donde hizo la fundición del cobre. Para la compra de las campanas mayores se encargaron Rafael Contreras Duque, Rafael Chaparro y Reyes Roa[57]. La campana menor la donaría José Gregorio Pulido Zambrano el 30 de mayo de 1884.
            En la planicie del valle se procedió a buscar sitio para la iglesia, Don Ramón de Jesús Pulido como se ha dicho la quería en el Topón, pero la mayoría voto porque se hiciera en el centro del valle donde estaba un Samán. El Samán sirvió de guía para ubicar la iglesia, donde antaño había estado la vieja capilla y el árbol fue el centro de la nueva plaza. Se procedió construir al lado de la iglesia la casa cural y seguido de ella la casa de gobierno, donde hoy está la prefectura. Detrás de la casa de gobierno hizo su casa Don Ramón de Jesús Pulido. Al lado del cementerio tenía su casona Don Jesús Vivas García.
De ahora en adelante ya se empezaría a escuchar el nombre del pueblo en documentos oficiales: “Aldea San José de Bolívar (anteriormente Río Bobo) del Distrito Crespo de la Circunscripción Occidental del Estado de Los Andes”[58]


NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:

[2] La historia de las Islas Canarias se remonta a 1402, con las incursiones de Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle, en nombre de Enrique III, en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, tierras que luego serían anexadas a Castilla.
[3] Tapia, J. L. (1995). En el país de la memoria. Centauro. Caracas.
[4] http://www.desposorio.org/id131.html
[5] El dato de Antonio Pulido y León se constata en: Fundadores, Primeros Moradores y Familias Coloniales de Mérida, Roberto Picón Parra, (Caracas, Distrito Federal, Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. "Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela", 1988.), Tomo 3: 408. Por su parte, el dato de Miguel Pulido ha sido encontrado en los Libros Parroquiales de la iglesia del Espíritu Santo de la ciudad de La Grita.
[6] Para este escrito usaremos los nombres Tomas y José Joaquín. Nota del autor.
[7] El Archivo Parroquial de la Iglesia Matriz de La Grita empieza en 1720.
[8] En su extenso y excelente trabajo: La grita una ciudad que grita su silencio dedicado a La Grita, por el Dr. Lucas Castillo Lara. (1973). BATT. N 60. Caracas. No aparece el apellido Pulido como tal. Por estudios que se están realizando se procederá a revisar los Archivos de Pamplona, Tunja y Ocaña antes de 1720, para ver si Miguel Pulido y María de Contreras provendrían de Colombia, como otros tantos apellidos tachirenses, que primero se radicaron en tierras neogranadinas.
[9] Castillo Lara, L. (1973). La Grita una ciudad que grita su silencio. Ediciones del congreso de la República. Caracas. P. 183.  También: Alonso de Contreras era oriundo de Pamplona, en La Grita fue encomendero, Corregidor de Naturales, Alcalde Ordinario y Regidor Perpetuo. En: Fundadores, Primeros Moradores y Familias Coloniales de Mérida, Roberto Picón Parra, (Caracas, Distrito Federal, Venezuela: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. "Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela", 1988.), Tomo 3: 105.
[10] Mencionado por Lucas Castillo Lara. Libro citado. Tomo II. Pp. 73 74.
[11] Wilbert, J. (1975). Metafísica del tabaco entre los indios de Suramérica. Universidad Catolica Andrés Bello. Caracas. P.17.
[12] Ortiz, F. (1987). Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Biblioteca Ayacucho. Caracas.  P.32.
[13] Hernández González, M. (2004). La emigración del noroeste de Tenerife a América durante 1750 1830. Serie Tesis Doctorales. España. 
[14] Carbonari, M. (2009). “Los estudios de la familia y los aportes historiográficos en una región de frontera. Río Cuarto fines del siglo XVIII e inicios del XIX”. En: Revista Dos Puntas. Año 1. Nº 1. Universidad Nacional de San Juan. Argentina. Pp. 73 – 98.
[15] Ya para el 13 de mayo de 1657, el Procurador General de La grita Juan Méndez y Miranda expresaba que “la pobreza de los vecinos de este lugar, es tan grande, como es notorio”. En: Archivo Histórico de La Grita. Libro Becerro de La Grita o Cuaderno de composiciones de Tierra. Tomo VII 1657 – 1829, Registro Principal del municipio San Cristóbal, estado Táchira. Folio 7.
[16] Por estar vinculados de manera directa con el estudio genealógico del autor.
[17] El nombre de Buena Vista aún hoy día permanece en una aldea del municipio Sucre. Este nombre de Buena Vista es uno de los municipios de la isla de Tenerife en España.
[18] Carbonari, M. Ídem. P. 79.
[19] Castillo Lara, L. Libro citado.
[20] Libro de Bautizos de esclavos. (1805-1808). Nº 5. Archivo de la Iglesia Matriz de La Grita.
[21] Castillo Lara, L. Ídem. (Tomo II). P. 24
[22] Archivo Histórico de La Grita. Tomo XXXIV. Legajo Nº 6.
[23] En la sexta generación ya los pueblos fundados contaran con escuela y maestros para la instrucción pública, antes de esto la misma recaía en los padres que dominaban este arte o en todo caso en el sacerdote de la Parroquia, que de vez en cuando tomaba para si algunos discípulos.
[24] Posee tierras en el sitio de Samparote. Archivo Histórico de La Grita. Libro Becerro de La Grita o Cuaderno de composiciones de Tierra. Tomo VII 1657 – 1829, Registro Principal del municipio San Cristóbal, estado Táchira. Folio 30. Además posee esclavos, dueño de esclava Rita (Dato en APINRQ).
[25] Ídem.
[26] Archivo Parroquial de la Iglesia Matriz Nuestra Señora del Rosario (APINRQ). Queniquea. I Libro de bautismos (1808 – 1850).
[27] Castilla, T. (1963).  Datos para la historia económica del Táchira. 1870 – 1880. BATT. Nº 36. Caracas. P. 15.
[28] APINRG. Libro I de Bautismos. (1808 – 1850).
[29] APINRG. Ídem.
[30] Castilla, T. Ídem.
[31] Villet, M. (1961). El Táchira en 1876. BATT Nº 5. San Cristóbal. P.194.
[32] Informe del gobernador Manuel Antonio Pulido, año 1877. Citado por: Villet, M. Ídem. Pp. 210 – 217.
[33] Castilla, T. Ídem.
[34] Villet, M. Ídem. P.191.
[35] Castilla, T. Ídem. P. 52.
[36] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza. Archivo de la Alcaldía del municipio Francisco de Miranda, capital San José de Bolívar.
[37] Los Pulido fueron conservadores pues según el abuelo Domingo Pulido era el único partido que no suscitaba populismo en el pueblo. Datos suministrado por Pedro Pulido Parra.
[38] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[39] Fundará la población de San Pablo en 1905, parroquia hoy del municipio sucre, Queniquea.
[40] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[41] Datos comunicados a Pedro Pulido Parra por Don José Antonio Pulido Chaparro (76 años) en 1976.
[42] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[43] Ídem.
[44] Ídem.
[45] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza
[46] Datos suministrados por Don Altagracia Peñaloza.
[47] Datos de Don José Antonio Pulido Chaparro.
[48] Datos suministrados por José Lubin Pulido Chaparro.
[49] Datos suministrados por Don Altagracia Peñaloza.
[50] Manuscrito de José Saturnino Peñaloza.
[51] Datos suministrados por Conrado Contreras Pulido.
[52] Acta de fundación del poblado, copia transcrita del original por Doña Ana Manuela Paz.
[53] Datos suministrados por el profesor Pedro Contreras Pulido.
[54] Datos suministrados del Archivo particular de la maestra Ana Manuela Paz.
[55] Datos suministrados por Altagracia Peñaloza.
[56] Archivo parroquial iglesia de san José de Bolívar.
[57] Horacio moreno. 227.
[58] Archivo Registro Principal del municipio San Cristóbal. Folio 19. Nº 19. Año 1895 (Segundo trimestre).