jueves, 28 de septiembre de 2017

SEMBLANZA DEL SEÑOR FABIÀN GARCÌA

Por: Josè Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Nùmero de la Academia de Historia del Tàchira 

Hipolito Fabiàn Garcìa Escalante

El martes 26 de septiembre del 2017 San Josè de Bolìvar me diò otra enseñanza mìstica, pues a eso de mediodìa se vino una lluvia impestuosa y nos estabamos preparando para llevar el cuerpo del señor Fabìan Garcìa al funeral por su fallecimiento prematuro, ya que el señor Fabiàn aùn tenìa años por delante, pero el misterio de la vida y la muerte no es comprensible para tristes humanos como este quien les escribe.
Una señora del Topón se me acercò y dijo: -A Fabiàn le gustaba la lluvia, èl era devoto a las animas.
Por un momento cerre los ojos y escuchè la lluvia, ese murmullo màgico que nos llega de ese firmamento lejano y extraño.
El señor Fabiàn habìa nacido en La Costa un 20 de enero de 1954, serìa el hijo mayor del matrimonio de Josè Hipolito García y Marìa del Rosario Escalante. Por lo tanto tuvo una niñez campestre, en ese caminar entre el conuco y los camburales.
Me contò - recuerdo ahora - Ramòn Màrquez que el señor Fabiàn habìa sido su compañero de estudios en la Escuela Básica "Regina de Velásquez" y que su niñez fue llena de juegos ingenuos y preguntandosè que habìa más alla de la montaña, què otro mundo les deparaba.
En los ùltimos tiempos habìa compartido con el señor Fabiàn, pues Víctor uno de sus hijos se habìa casado con mi hermana Marìa Isabel, en algunas ocaciones me comentaba cosas de mis libros y hacìa menciòn a algunos personajes del pueblo de antaño.
A veces comentaba recuerdos de sus hermanos el señor Ramòn, el soldador del Topòn o los trabajos de construcciòn del señor Gerardo. Y fueron muchas las veces que recordamos como don Hipòlito su padre recorriò las calles del poblado recogiendo la colaboraciòn para la misa de indulgencia de los difuntos.

En primer plano vemos a Don Hipòlito en un entierro.-

La familia García como la he conocido vivìa en el confìn del pueblo, es decir en la ultima casa de El Topòn, quiza decidieran establecerse allì para observar de cerca la aldea La Costa, la tierra de sus ancestros. De niño recuerdo a Josefa, la hermana del señor Fabìan, vestida de blanco, enfermera a carta cabal; a Carmencita en la cuadra con su esposo Antonio Josè y sus dos hijos; o a Martìn, el menor de la familia, fue mi compañero de estudio de escuela.
De niño bien recuerdo ver al señor Fabiàn con su hermano Josè, es màs siempre los asocie y escuche entre pasillos esos dos hermanos se casaron con dos hermanas.
En todos estos pensamientos, la lluvia continuaba, como si el pueblo llorara a ese hijo que habìa partido al oriente eterno. Es costumbre en mi pueblo llevar al difunto por las calles del poblado como una ultima caminata y parecìa que esa lluvia se resistìa a dejar ir al señor Fabiàn.
Veìa con nostalgia a la señora Teresa, su mirada de tristeza me decìa la fortaleza de una mujer que se ha enfrentado a la muerte de frente, con temple, esa mujer que parecìa chiquita tenìa una gran alma para confrontar las visicitudes que dejan la agonìa de un difunto. Richard y Víctor vestìan sus mejores galas como militares de carrera, pues era un pedimento que siempre les habìa hecho el señor Fabiàn. Los otros hijos llevaban con parsimonia el luto, no puedo describirlos pues no los conocìa bien.
Viendo la lluvia pensaba en los niños, Victor Josè, Pedro Josè y Sofìa Isabel, Jesùs Gabriel, el señor Fabiàn habìa insistido en que debìamos cuidarlos mucho, eran sus nietos y como ese abuelo protector fue enfatico en esto hasta sus ùltimos dìas.
Lo cierto fue que la lluvia amainó, y el ataud cargado en hombros por sus sobrinos fue llevado por la calle principal de San Josè de Bolívar y esa lluvia impetuosa se transformò en llovizna.
El cuerpo fue entrado al Templo, allí como presintiendo el último paso de un ritual, la atmosfera se pusò más triste y el padre Franco Lanza dio una homilia del encuentro del ser un verdadero cristiano, una misa cantada y los recuerdos de otros que se han ido se remarcan con aquella frase: "Quièn cree en ti señor, no morira para siempre".
Y como lo dije al inicio, San Josè de Bolívar habia llorado a su hijo y lo despedía con lágrimas de lluvia y al salir del templo un sol radiante nos envolvio y como dijo su hijo Víctor una paz nos envolvió y el pueblo en procesión despidió a ese otro riobobero, que como buen padre dejó hijos para el bien de nuestro amado pueblo. El señor Fabián había muerto dos días antes, el 24 de septiembre, a las 11:45 pm., según me constato su hija Eliza quien vio su última mirada en este mundo. 

Hipolito FabiánGarcía Escalante.