jueves, 30 de julio de 2015

NOTICIAS SOBRE SAN JOSÉ DE BOLÍVAR EN 1931


Rosario Narváez, Socorro La Cruz, Inés Narváez, Teotiste Chaparro,
Séfora Chaparro y Delfina Ramírez.

NOTICIAS TACHIRENSES 1

            San José de Bolívar, 1º de enero de 1931.
            Señor Director de “La Montaña”. San Cristóbal.
           
            Tengo el honor de comunicar a usted para su debida publicidad en su importante Diario, que la hermosa lámpara del primer súper-hombre de Sur América, Simón Bolívar, Libertador, se encuentra en la Santa Iglesia Parroquial del municipio San José de Bolívar, Distrito Jáuregui, del estado Táchira.
            Para ser breve en esta comunicación y por acatamiento a su disposición que desde antemano me ha exhortado, para que las noticias que remita a usted por correo o telégrafo, sean lo más lacónicas, sólo le diré por los momentos, que dicha lámpara es mirada por los habitantes de esta región como una gran reliquia, como en efecto lo es, y es que de ella se sirvieron para iluminar el panteón ante el cual oficio el Vble. Pbro. Br. José Ignacio Moncada, en la solemne ceremonia religiosa dedicada al gran hombre, en el primer centenario de su agonía y muerte en Santa Marta.
            Próximamente le daré informes auténticos con respectoa tradición histórica de la mencionada lámpara, y aprovecharé la ocasión de enviarle aunque sea una pequeña reseña del centenario efectuado en esta jurisdicción.
            Corresponsal, Maldonado.

San José de Bolívar, enero 6 de 1931.
            Señor Director de “La Montaña”. San Cristóbal.

            Los festejos fúnebres del centenario de la muerte del Libertador que se efectuaron en este Municipio, el 17 de diciembre pasado, se llevaron a cabo estrictamente según el programa que había circulado con anterioridad, según el orden siguiente:
            1º A las cinco de la mañana salió el desfile organizado desde la casa del ciudadano jefe civil hacia el templo parroquial, encabezado por las cinco gentiles y espirituales señoritas que iban representando a las cinco repúblicas hermanas, los planteles federales números 54, 69 y 94, la Sociedad Hijas de María, las autoridades, familias y ciudadanos, abierto el núcleo en dos alas respectivamente.
            Fue entrando la última persona del conglomerado y acto continuo el sacerdote comenzó su pertinente oficio religioso. Una vez que hubo terminado el solemne acto, salió la reunión, dio un paseo por las principales calles de la ciudad acercándose finalmente hacia el centro de la plaza principal, en donde estaba preparado el ciudadano Jefe Civil para descubrir el busto del Libertador al punto de las 6 de la mañana.
            Luego que estuvo descubierto, los planteles federales números 54 y 69, cantaron al unísono el himno de nuestra patria. Tres escogidas piezas musicales por el repertorio selecto de la “Orquesta Zambrano” vinieron a conmover los ánimos y hacer sellar el acto de la mañana.
            2º Por la tarde a las doce y media, partió el desfile desde la “Calle Bolívar” hacia distintos puntos del poblado, el cual pasó la marcha cerca y en frente del monumento del Libertador cuya obra arquitectónica, inaugurase en esos momentos. Cuando el reloj marcó la una con exactitud, ocupó la tribuna el orador de orden e impuso a la muchedumbre un silencio imponente de diez minutos.
            Cuando feneció el lapso de tiempo fijado, comenzó la peroración que duró quince minutos. En seguida pronunciaron elocuentes discursos las cinco damas representativas de las cinco repúblicas hermanas, siendo ovacionadas por el auditorio. Fueron cantadas por los alumnos de los planteles federales números 54 y 69 los himnos de las cinco repúblicas.
            La espiritual y virtuosa señorita Socorro Contreras, maestra de ceremonia, recitó un bellísimo soneto dedicado a La Bandera, seguidamente las mismas armoniosas bocas cantaron el Himno de los Libertadores.
            Una selecta pieza, completó este número. La alumna Delfina Peñaloza, en nombre del Plantel Federal de niñas número 69 recitó un soneto titulado: “A Bolívar y a Colón”. Acto continuo la alumna del mismo plantel, Carmen Chacón recito un soneto inédito dedicado al Libertador. Luego el alumno Gilberto Chaparro, en representación de la Escuela Federal número 54, recitó un soneto del inspirado vate colombiano Federico Rivas Frade. Por último, para finalizar el acto, la precoz y simpática niña Elva María, de tres años y cuatro meses, fue subida a la tribuna, dejando perplejo al auditorio por su impavidez y exquisita gracia al recitar una pequeña composición. La “Orquesta Zambrano” cerró con broche diamantino los imponentes festejos fúnebres de la tarde, conmemorativos del primer centenario de la muerte del gran Libertador.
            3º En la noche de 8 a 11 una hermosísima velada, la cual fue clausurada con un cuadro plástico de las cinco repúblicas hermanas, en el que se vio en medio de ellas, al Padre de la Patria.
            Palabras pronunciadas por la señorita Céfora Chaparro, representando a Venezuela, en la celebración del centenario de la muerte del Libertador:
            Yo, la República de Venezuela, siento en lo más hondo del corazón, la inefable complacencia de evocar en estos supremos momentos a uno de los más colosos héroes de nuestra amada patria, el glorioso genio de la Independencia, Libertador Simón Bolívar. Naciste en mi capital Caracas, fecha 24 de julio de 1783 y moriste en Santa Marta, en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Colombia, a la una de la tarde del día 17 de diciembre de 1830, día imborrable en la historia de la redención del mundo. Hoy, inspirada en el más acendrado testimonio de eterna e imperecedera gratitud hacia vos, héroe máximo. ¡Inmortal Libertador! Que arriesgasteis vuestra vida tantas veces en los sangrientos campos de batalla de nuestra Guerra Magna por ver más tarde coronada vuestra aspiración y vuestra gloria, de quitar desinteresadamente a mis amados hijos las duras y pesadas cadenas que los oprimían como esclavos que desde hacía siglos, estaban bajo el poder del yugo español, vengo enorgullecida a presentarme ante este digno monumento, investida de la más profunda veneración, que justa y legítimamente debo sentir, hacia vos. ¡Oh esplendoroso sol de la más sublime libertad, para quien los cantos expresivos de los mejores cantores guerreros, en combinación con las suaves armonías de las fontanas y acaso también con el preludio de las canoras aves, que trinan en sus ramajes, de las gigantescas selvas bolivarianas, no son nada, lo mismo que mi canto, para cantar en himnos armoniosos vuestras sagradas gestas libertarias.
            Pero ya que mis palabras y cantares nada significan ante vuestra magna historia de épicas hazañas, y no son dignas de llegar hasta vuestro trono para darte mi demostración de gratitud y ungirte con mis ósculos maternos, permite pues, Divino Prepotente, que me escuchas, que en estos venturosos momentos, en que me encuentro transportada de satisfacción y de dolor, por el motivo de contemplar en el Panteón Nacional, las cenizas de mis preclaros hijos Miranda, Sucre, Páez, Bolívar, etc., etc., adore y venere con toda la fuerza de mi espiritualidad tan veneradas cenizas que son para mí por ciertas, tan sagradas, como es sagrado este pabellón tricolor, en cuyos pliegues combinados por Miranda, juro postrada de hinojos ante el firmamento estrellado y ante el grupo de las demás naciones del orbe civilizado, que he de morir primero abrazando a mi bandera, como lo hago en este instante, antes que mis hijos que me sostienen con vigor y que me honran a imitación de mis antepasados y progenitores que dieron victoriosamente sus vidas por salvarme, se vean en poder de cualquiera ambiciosa nación, que atraída por mis inmensas riquezas, pretendan profanar e imperar en mi orgulloso suelo.
            Permitidme ciudadano Libertador Simón Bolívar, que como madre vuestra, bese vuestras cenizas de sin par paladín y que las deje impregnadas de infinitas lágrimas y de ósculos espirituales, esta humilde corona de laureles que es lo único que vengo a traeros para dejarla ante vuestro digno monumento consagrado a vuestra perpetua memoria, hoy que cumples el primer centenario de vuestra gloriosa muerte.

            Palabras pronunciadas por la señorita Teotiste Chaparro, representando a Colombia en el centenario de la muerte del Libertador.
            Yo, Colombia, vengo hacia este girón de suelo venezolano, impulsada solamente por el agradecimiento eterno que tanto mis hijos como yo, sentimos unánimemente hacia aquellos perínclitos patriotas y héroes ilustres, que encabezados por la dirección del glorioso genio de la libertad suramericana, Libertador Simón Bolívar, se sacrificaron y regaron su sangre ennoblecida por legarnos Patria y Libertad. Y hoy que cumple nuestro Libertador cien años de haber dejado su envoltura corporal y haber volado su alma hacia el verdadero trono que ganó por sus hazañas, permitid hermana Venezuela, acercarme ante este momento consagrado a su recuerdo, para dejar esta humilde corona de laurales, a los pies de tan digno monumento.    
            Mi romántico y rumoroso Magdalena se encargó de regarla con sus brisas, son lágrimas de gratitud regadas por mis hijos, que por tantas rodaron hacia él, muy blancas y cristalinas cual las aguas de este río de San Antonio, cuya pureza sin mácula, ni sombra se retrata en mi orgullosa bandera que me escuda, como nación completamente libre e independiente.
            ¡Padre Libertador! Aquellas palabras que pronunciaron vuestros labios en Santa Marta, pocos momentos antes de vuestra muerte: “¡Colombianos! Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”, se han cumplido estrictamente según vuestra última voluntad.
            Hoy se han extinguido las diferentes políticas que no me dejaban surgir próspera y feliz, y mis hijos se han consolidado a trabajar honradamente, cada cual en sus arduas faenas, respetando las instituciones, la soberanía, las leyes civiles y sacrosantas, etc., al fin han sido educados en la fuente del verdadero cristianismo y del respeto hacia los fueros ciudadanos, porque ellos llevan en sus arterias y en sus espíritus, hónrome en decirlo a grito entero, mi inmaculada sangre y nobleza.
            ¡Salve! ¡Oh inmortal Libertador!
Corresponsal, Maldonado.[1]



[1] Periódico “La Montaña”. Año II. Mes I. Nº 324. San Cristóbal, sábado 17 de enero de 1931.