Por: Horacio Moreno
Cristo en el atrio de la iglesia de San José de Bolívar
La población del municipio San José de Bolívar es en su
mayoría católica, en los últimos tiempos ha dado cabida a las creencias
evangélicas.
El catolicismo tradicional se ha manifestado de modo
colectivo en ocasión de las grandes festividades de navidad, fiestas patronales
de la parroquia, aldeas y caseríos, Semana santa, día de los difuntos, entre
otros.
Fuera de estas ocasiones y de los rezos de novenas o
rosarios que en cada hogar quedan al favor o a la costumbre – mantenidas por
las dueñas de las casas -, la gente de estos lugares exteriorizan desde su
niñez sus ideas y sentimientos religiosos: La primera comunión es un
acontecimiento trascendental para niños de ambos sexos. Es indudablemente de
suma importancia, si lo vinculamos con el desarrollo de las ideas católicas de
origen popular y tradicional y marchan paralelo con la formación de la familia,
la educación de los hijos y el tipo de conducta entre los sexos.
Según documento la actual iglesia de San José de Bolívar
está construida donde los primeros fundadores del pueblo levantaron una rústica
capilla para el culto católico en el año 1808.
El 15 de febrero de 1883 los vecinos del caserío nombraron
una junta compuesta de siete miembros: Rafael Contreras Duque, Ramón de Jesús
Pulido, Rafael Chaparro, Evaristo Peñaloza, Miguel Francisconi, Reyes Roa y
Antonio Vivas, quienes recibieron todo el apoyo y colaboración necesarios para
emprender los trabajos de construcción de un nuevo templo. Al día siguiente la
junta reunida en pleno acordó cumplir el encargo dado por los vecinos de la
aldea. Entonces hubo la siguiente elección: Presidente, Rafael Contreras Duque;
Vice-presidente, Miguel Francisconi; Tesorero, Ramón de Jesús Pulido;
Recaudador, Rafael Chaparro; Secretario, José Gregorio Pulido; Vocales,
Evaristo Peñaloza, Reyes Roa y Antonio Vivas.
El principal animador de este proyecto fue don Ramón de
Jesús Pulido, conjuntamente con otros vecinos se dieron a la tarea de reunir
materiales para la obra en referencia.
Don Ramón de Jesús Pulido
Los cincuenta y seis vecinos que firmaron el Acta de
Fundación recogieron fondos en los caseríos vecinos y compraron el terreno para
la plaza, la iglesia, la casa parroquial y casa del gobierno a don Jesús Vivas,
hombre altruista y generoso, de rectos procederes. La junta pro-construcción
del templo fue asesorada por el Pbro. Fernando María Contreras, párroco de
Queniquea, quien personalmente revisó el terreno y señalo las ruinas de la
primera capilla constatando que reunía todos los requisitos para la referida
edificación, y no en el sitio de El Topón como quería don Ramón de Jesús
Pulido.
Presbitero Fernando María Contreras
Don Rafael Contreras Duque traza las calles y carreras. Los
maestros de obra que dirigen los trabajos de levantar las tapias son los
señores: Rafael Contreras Duque, Miguel Francisconi y Ramón de Jesús Pulido. Enfrentan
el esfuerzo a los elementos de la naturaleza. Echan las bases de piedra,
paredes de tierra pisada y techo de madera, teja o palma. Dan seguridad a la
devoción que constituye una ofrenda diaria al Santo Patrono erigido por el
padre Fernando María Contreras que los alienta y anima en aquella aventura
estupenda.
El 20 de febrero de 1883, la junta comisiona al señor
Antonio Vivas para cortar la madera en el cerro de Los Cedros con destino al templo. Lo acompañaran
los señores Juan Bautista y Ramón Chacón, Toribio Zambrano, Gervasio y Lorenzo
Moncada, Ramón Castillo y Francisco García.
También se hace la distribución de la teja así:
Ramón de Jesús
Pulido………………………………………………………………….5.000 tejas
Ambrosio
Escalante……………………………………...………………………………2.000 tejas
Evaristo
Peñaloza…………………………………..…………………………………….1.000 tejas
Ramón Guerrero..................................................................................................................1.000 tejas
Ramón Méndez....................................................................................................................1.000 tejas
Juan Gabriel Vivas..............................................................................................................1.000 tejas
Ramón Guerrero..................................................................................................................1.000 tejas
Ramón Méndez....................................................................................................................1.000 tejas
Juan Gabriel Vivas..............................................................................................................1.000 tejas
Para hacer las puertas y ventanas del templo fueron
designados como responsables los señores Cornelio Carrero, Anastasio Omaña,
Félix Mora, Tomás García, Antonio María Vivas, Juan Antonio García, Antonio de
los Ángeles Vivas y Liberato Vivas.
En el Acta del 28 de febrero de 1883 la junta acordó
pedir la colaboración para la compra de los ornamentos y vasos sagrados del
templo así: El señor José Eufracio Pulido, el cáliz y las vinajeras, los
ornamentos para el sacerdote a los señores José de la Cruz, José de los Santos,
Toribio, Joaquín y Modesto Zambrano, Ambrosio Araque, Leonardo Chacón y José
Ramón Urbina; La alfombra con destino al altar le correspondió al señor Jesús
Araque y familia y al señor Anacleto Araque; a los señores José de los Ángeles
y Dolores Rojas y Toribio Vivas el incensario y la naveta; la señora Belén
Vivas viuda de García una alba. En esta misma ocasión se distribuyeron los
donantes de cuatro arrobas de clavos así:
1 arroba al
señor Juan José Guerrero
1 arroba a la
señora Paula Guerrero
1 arroba al
señor Santerio Guerrero
1 arroba al
señor Carolino Sánchez
Se dice que el cáliz, las vinajeras y el incensario los
hizo el doctor Teodosio Guerrero, padre de los doctores Emilio C. Guerrero y
José Gilberto Guerrero en Seboruco. Para esto ocupó algunos talleres de
fundición de cobre.
Para la compra de las campanas se nombró una comisión
compuesta de las siguientes personas: Rafael Contreras Duque, Rafael Chaparro y
Reyes Roa. La junta recibió de don Alejo Zambrano residenciado en Queniquea un
aporte monetario para los trabajos del templo.
Campanas de la fundación
Las paredes fueron hechas bajo la dirección de José
Saturnino Peñaloza, quien al mismo tiempo dirigía las obras del cementerio.
El maestro Luis Barrios (merideño) tuvo a su cargo los
trabajos de mampostería y carpintería. La fachada o frontis del templo estuvo
al cuidado de don Ramón de Jesús Pulido.
La primera capilla terminada en 1884 fue bendecida por el
presbítero Jesús Manuel Jáuregui Moreno, vicario de La Grita el 2 de febrero de
1885. Ese día, el marco verde de la naciente aldea escuchó el rumor de los
latines que cruzaban el aire, morteros y cohetes estremecieron por primera vez El
Lajón y la lección del padre de familia dejó su continuación en la voluntad de
sus hijos.
Las aspiraciones de los habitantes de San José de Bolívar
por tener su iglesia hicieron que el 2 de febrero de 1886 fuera nombrada otra
junta pro-templo en presencia del vicario de La Grita la cual estaba integrada
por: Vicente Méndez Presidente; Joaquín Zambrano, Arístides Moreno, José de la
Cruz Zambrano, Rafael Chaparro y Ramón Guerrero como vocales; también fue
nombrado como mayordomo de fábrica, el señor José Domingo Pulido. Luego del
juramento de rigor, la junta prometió cumplir fielmente sus deberes en lo
concerniente a la construcción del templo. Los trabajos continuaron en el año
1889. El padre Ezequiel Moreno, quien pasaba una temporada animaba a los
moradores del recién creado caserío.
Primera Iglesia de San José de Bolívar
Se ha podido saber que en el sitio donde se levanta la
actual iglesia de San José de Bolívar existió un cementerio de indios. Allí
fueron descubiertas algunas sepulturas con osamentas humanas, utensilios de
piedra y adornos de barro cocido.
El constructor de la nueva iglesia fue don Gregorio
Pulido, quien sobresalió por su dedicación y generosidad. Muchas veces debió
ser sorprendido por la aurora sobre los andamios del templo, en un diálogo con
el martillo, cuyo eco retumbaba en el valle. Las campanas de la iglesia tienen
grabado el nombre de don Gregorio Pulido. Así lo prometió a sus coterráneos
cuando ofreció donarlas. El esquilón lo hizo fundir en Seboruco por el señor
Buenaventura Arias.
Lamentablemente no hay información completa sobre los
estilos arquitectónicos del templo. Su torre central servía de campanario. Al
fondo el presbítero y los modestos oratorios donde los nichos asoman la
majestad del santo patrono colocado allí por las manos piadosas en una
evocación del milagro que muchas invade el plano de la leyenda.
El terremoto sucedido en abril de 1894, el mismo que
destruyó a Zea (Estado Mérida) echó por tierra el primer templo de San José de
Bolívar.
Nuevamente los vecinos iniciaron los trabajos de
reconstrucción y dos años después, o sea, en 1896 el templo ofrecía de nuevo su
arquitectura sencilla y colonial en una evocación de fe.
En el informe rendido por el padre José de Jesús Espinoza
de la vicaría de La Grita, en el año 1911 asienta que en la parroquia de
Nuestra Señora del Rosario de Sucre, estaba el presbítero Rafael Mora, el cual
estaba reconstruyendo las capillas de La Florida, Potosí y San José de Bolívar.
En el año de 1929 otro terremoto destruyó la iglesia, la
que fue reconstruida entre los años 1930 y 1931. Se desempeñaba como cura
párroco de Queniquea el presbítero José Ignacio Moncada, quien atendía
mensualmente la parroquia de San José de Bolívar. La crisis económica de los
pobladores no fue óbice para la nueva reconstrucción del templo. Las miradas se
vuelven a los señores Juan Epifanio y José Domingo Pulido, hijos de don Ramón
de Jesús Pulido, constructor de la primera capilla. Los señores Pulido, en
avanzada edad y sufriendo quebrantos de salud dejaron en manos de los maestros
Nicolás Rosales y Carmelo Vielma la dirección de tales trabajos. Como
administrador de la obra fue nombrado el señor Pedro Pulido Vivas. Secundaron
esta administración los señores Jesús Contreras, Aurelio Chaparro, Francisco y
Rafael Francisconi, Leandro Peñaloza, Miguel, Tito y Evaristo Peñaloza, Efraín
Peñaloza y Rafael Ángel Contreras.
Obreros que dieron su aporte generoso: José de los
Ángeles y José Ramón Zambrano, Luis Rojas, Antonio y Ramón Guerrero.
Para cubrir los gastos ocasionados hubo necesidad de
hacer vendimias, rifas y colectas voluntarias. Las familias del lugar atendían
a los obreros en su alimentación.
Digno de
encomio fue el gesto de don Felipe Noguera domiciliado en el distrito civil
Sucre, quien dio una ayuda monetaria para el templo. Su hijo el doctor Teófilo
Noguera, donó el mosaico para cambiar el pavimento de ladrillo evocador de una
época.
El traslado
del mosaico se hizo a lomo de bestia desde El Zumbador. Durante la fabricación
de este templo sucedieron dos hechos lamentables:
1º Al terminar
la colocación de los tejados del techo, la iglesia empezó a hundirse, ante la
natural alarma de los obreros, quienes en su desesperación se arrojaban desde
los andamios. Lágrimas, sudor y llanto invadieron al poblado. Tremenda
expectativa causó esa noche el suceso que se comenta.
Al día
siguiente, el maestro constructor Bernabé Vivas y los señores Juan Epifanio y
José Domingo Pulido empezaron a buscar el origen del hundimiento. Todo se debió
a dos pilares o columnas que cedieron al peso del techo, pues habían sido
levantadas sobre una bóveda funeraria indígena.
Hecho el
relleno correspondiente todos los obreros con barras y vigas de madera
suspendieron las columnas hasta nivelarlas, con lo cual quedó fuera de peligro
la construcción en referencia.
2º Otro
accidente fue el del maestro constructor de la torre, don Nicolás Rosales,
quien al desprenderse de una altura de nueve metros cayó al piso produciéndose
fracturas que lo incapacitaron por muchos años.
En la iglesia
de San José de Bolívar cada obrero entregó su nombre, su vida y su experiencia
en una profunda aspiración de mantener latente la tradición y el culto
católico. El pueblo crecía y el estímulo recibido le daba una armonía
permanente. Habían luchado con generosidad, pues cada piedra colocada dentro de
los tapiales detenía la historia en una lección de constancia y voluntad.
Mensualmente los párrocos de La Grita o Queniquea dialogaban con la Biblia sus
parábolas de luz.
Segunda Iglesia de San José de Bolívar
Nuevamente,
veintitrés años después tocole en suerte al señor Nicolás Rosales asistir a la
reconstrucción de la iglesia que había sido destruida por el terremoto del año
1956. A la oportuna intervención de las autoridades eclesiásticas y estatales,
así como los buenos oficios del doctor Edilberto Escalante y el profesor Pedro
Contreras Pulido se levantó la nueva iglesia.
El excmo.
Señor Obispo de la diócesis doctor Alejandro Fernández Feo, el párroco Domingo
Guerrero, el supervisor de la zona escolar José Ramón Castillo y la directora
del grupo escolar “Bustamante”, doña Carmen Medina de Olivares, dieron todo su
concurso para asistir a los damnificados del movimiento telúrico.
El gobierno
del Estado, presidido por el doctor Antonio Pérez Vivas asignó doscientos mil
bolívares para la construcción del templo. Los señores Teódulo y Eutimio
Zambrano se encargaron del Sagrario; la señora Sergia de Zambrano de la
Custodia; la señora Teotiste de González y hermanas Romero, de los vasos
sagrados; don Elías Gómez del Púlpito; la señora Vicenta de Gómez, Antonia de
Santander y Hermildes de Zambrano la confección de manteles y el palio; la
señora Adelina de Mora de los purificadores.
La directora
del grupo escolar “Regina de Velásquez”, señora Ana Manuela Paz de Pulido, el
personal docente y alumnado se dedicaron a recoger dinero para comprar las
vestiduras sagradas. Un total de bs. 2.500,00 en efectivo le fue entregado al
exsacerdote José Teófilo Briceño, quien se trasladó a Bogotá y compró todo lo
relativo a ornamentos: varios juegos en estilo gótico (capas, dalmáticas,
albas, casullas, roquetes, entre otros).
Los ventanales,
que habían sido de ladrillo ornamentales, fueron cambiados por vitrales. Esta
donación estuvo a cargo de los señores Víctor Pulido y Rogelio Zambrano,
quienes ahondaron en el esfuerzo colectivo y engrandecieron el tributo a su
pueblo.
A principios
de marzo del año 1961 una comisión de vecinos se trasladó a San Cristóbal para
invitar al señor gobernador del Estado doctor Edilberto Escalante, para la
nueva bendición de la iglesia que tendría lugar el 19 de marzo, día del Santo
Patrono.
Los
componentes de esta comisión fueron: el señor Víctor Pulido, presidente de la
Junta Comunal; el señor Eusebio Contreras, prefecto; el señor Braulio Puerta,
telegrafista, quienes invitaron al señor Obispo de la Diócesis.
Al solemne
acto de ese día asistieron numerosas personalidades de los distritos Sucre y
Jáuregui.
El orador
sagrado fue Monseñor doctor José León Rojas, quien en su página fervorosa evocó
la epopeya del pueblo y su espíritu fraternal. Miró el panorama de las montañas
protectoras de San José de Bolívar y las comparó con las de Jerusalén,
invadidas de hosannas y de salmos y en la corona majestuosa del templo, la
cruz, signo de ascensión por la cuesta de los siglos.
La casa parroquial actual fue construida durante el mandato del Presidente del Estado Táchira doctor Leonardo Ruíz Pineda (1945 – 1948) bajó la supervisión del maestro Ángel María Urrea.