miércoles, 20 de enero de 2010

ESPANTOS Y APARECIDOS EN LA LITERATURA REGIONAL DE VENEZUELA

*José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la Academia de la Historia del Táchira 


El Silbón

Mucho se habla sobre las criaturas de la noche que deambulan por el territorio venezolano mezclado de brujería y lo demoníaco, espantos y aparecidos, No-muertos que regresan del más allá. Poco es la tinta que se ha vertido para el estudio serio de estos personajes nacidos en la oralidad del pueblo. No hay quienes tomen autoría de ellos sin saber que el temor a lo desconocido es colectivo.
Estos seres se salen de lo normal, de aquello que nos vincula con lo cotidiano, historias que trasgreden lo horroroso y marcan pauta para decirnos que el camino del mal no es buen consejero.
El primer representante de este género es sin lugar a dudas El Silbón, según la tradición es un hombre extremadamente largo y emite un sonido espeluznante y lleva en su espalda cargando un costal lleno de huesos, los huesos del padre que mató según una versión para comerle "la asadura".


El Silbón.-

Cuando El Silbón asesinó a su padre fue condenado a vagar eternamente cargando los restos del cadáver de su padre, pues la versión dantesca le convierte en un caníbal que devora el hígado, el corazón y el bofe del padre. Posee un silbido muy característico que hace estremecer a quien lo escucha, helarle la sangre y hacerle parar los cabellos a cualquiera.
Los abuelos cuentan que cuando se escucha cerca, El Silbón esta lejos, pero si el silbido esta lejos es que él esta cerca. Se dice que quién escucha su silbido es presagio de muerte, no todos lo oyen.


Versión de El Silbón para una serie de HBO.

Quizá el mayor temor de los hombres es enfrentarse al mismísimo padre de la maldad, el señor de la noche; El Diablo, Mandinga, Belcebú, Satanás, entre otros nombres que se le endilgan. Es común el temor a lo demoníaco entre los venezolanos y en las letras don Rómulo Gállegos deja patente esta patología en su obra Cantaclaro. En la mayoría de los pueblos esta la creencia de que el Diablo se viste con piel humana para traer maldad entre nosotros, por lo común siempre se presenta con el disfraz de un hombre alto, de piel blanca, elegante, que se aparece en fiestas o en caminos cruzados. El Diablo manda en la cohorte de espantos y aparecidos que transitan los caminos y calles de nuestro país.


El señor de la noche, el Diablo

Uno de estos espantos es el fantasma conocido como La Sayona. Se dice que este espíritu toma la forma de una mujer hermosa de larga cabellera y merodea los caminos y encrucijadas oscuras. Ella se aparece a los hombres jugadores, que les gusta el trasnocho, que son infieles por naturaleza y les encantan las bebidas alcohólicas. Parece que sobretodo se les aparece a los hombres que engañan a sus esposas. Se dice que los hombres la ven a lo lejos, es una mujer insinuante, con un vestido provocador.


La sayona

Estos hombres que transitan las calles desoladas y van detrás de ella no saben que van a enfrentarse a un espanto. La Sayona es una mujer que cerca de la medianoche transita las calles de las ciudades, pueblos y aldeas, ocultando su rostro y llamando la atención de los hombres por su forma excitante de caminar. Cuenta la leyenda que su cabellera es larga y en ella esconde su rostro, que al mostrarlo al hombre parrandero e infiel resulta ser un esqueleto y muestra una mueca del más grande horror. Su vestido deja ver una espalda hermosa que incita a la víctima a seguirla. Se comenta en la oralidad que sus manos huesudas muestran una uñas encorvadas, abraza a su amante y le lleva al cementerio más cercano donde lo deja en estado de delirio y locura.


La Llorona.-

Sigue a esta lista de espantos uno de los más temibles, el de La Llorona; la leyenda narra que es un espíritu que fue maldecido por Dios, ya que esta mujer mató a su hijo con una hacha por celos con su marido, por esto el Supremo la castigó a llevar la mitad de su hijo en brazos y su alma en pena vaga por el mundo buscando la otra mitad del infante. Se dice que sus horrendos gemidos enloquecen a quienes le escuchan, aparece en los caminos pocos transitados, quienes aseguran haberle visto señalan que su rostro refleja una agonía eterna, sus llantos no permiten el sueño a las madres desnaturalizadas o a aquellos hombres que dejan varios hijos por el mundo sin darle su apellido.

Otro de los “cuentos de caminos” como se les denomina es el de las brujas, se les suele aparecer a los jinetes de los andes, cuentan que las brujas usan tierra de cementerio para hacer sus brujerías, los jinetes tienden a tejerle ramo bendito en las crines de los caballos para alejar aquellas malas mujeres. Se señala también que las brujas suelen llegar en las noches convertidas en gallinas a molestar las casas de los hombres casados, a lo que se le invita a que el otro día venga a buscar sal pues no pueden rechazar dicha invitación. A las brujas se les puede encerrar en la iglesia, se relata que Dios les permite visitar las iglesias los viernes santos, ese día quién quiera saber quién es bruja debe poner cruces de ramo bendito en las puertas de la iglesia, y la bruja no podrá salir hasta que alguien quite dicha cruz de las puertas.

Esto sólo es un abreboca de los cuentos de camino en Venezuela…