sábado, 9 de enero de 2010

UNAS ALPARGATAS DECIDIERON NUESTROS LIMITES.

*José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la academia de Historia del Táchira


A finales del siglo XIX se trataba de precisar los límites para las dos jurisdicciones vecinas: Queniquea y San José de Bolívar. Para aquellos tiempos no existía aún la carretera, las trochas de mala muerte no eran nada agradables para pasar.
A todo esto el Consejo Municipal de Queniquea solicitó en conjunto con San José de Bolívar los servicios de un baquiano para encomendarle la decisión de señalar los límites.
El hombre elegido salió una madrugada, no se sabe que día ni que mes. Sí se sabe es que caminó muy duro, sin importarle las malas condiciones del terreno. Pero llegó un momento en que las pobres alpargatas no aguantaron más y se desintegraron en función del servicio.
Aquel hombre para proseguir su cometido solicitó al Consejo de Queniquea otras alpargatas, al notar aquel baquiano que no recibía respuesta, decidió continuar su camino descalzo, el caso es que el Consejo no envió las elementales alpargatas.
El buen hombre optó por el camino más fácil y así seguir el curso del río, esa fue la definitiva solución, todavía vigente en nuestros días. El río Bobo es desde esa época la línea divisoria para los dos Municipios.

(Leyenda rescatada de la oralidad gracias a la revista Ensayo que dirigió el padre Juan Francisco Santos entre 1976 y 1981).