miércoles, 13 de enero de 2010

UNOS PIES CON BARRO

*José Antonio Pulido Zambrano
Individuo de Número de la Academia de Historia del Táchira


Entre tantos milagros acudidos a San José, el santo patrono de los rioboberos, un señor de mi pueblo me relató lo siguiente:

“Por allá en los años de mil novecientos, cuando había tantas disputas entre rioboberos y queniqueos, sucedió un milagro que cambio el destino de los dos pueblos.
Los queniqueos querían llevarse la imagen de San José para Queniquea, y colocarla en su santa iglesia.
Ese día hubo tiros y garrotes, pero los queniqueos terminaron por ganar la batalla. Como símbolo de victoria, la imagen del santo patrono fue llevado al lugar de los indios queniques.
Los rioboberos cansados, vencidos, tristes y humillados, se colocaron a hacer oración, por los muertos que habían quedado aquel día, en las calles de piedra de San José de Bolívar.
Todos los habitantes cabizbajos se retiraron a sus casas, unos a llorar, otros a rezar sus muertos y otros a pedir a San José, por tanta humillación.
La imagen de San José fue custodiada en Queniquea por varios hombres, en caso de un asalto al pueblo por parte de los rioboberos.
Esa noche cayó una tempestuosa lluvia que inundó en barriales las trochas y caminos, siendo imposible andar en ellos.
Al otro día, cuál sería la sorpresa para los queniqueos, la imagen del patriarca había desaparecido sin dejar rastros.
Mientras que en San José de Bolívar un cantar de jubilo se dejaba oír y un murmullo de plegarias al Todopoderoso.
La imagen del patrono estaba en el lugar donde había sido ultrajado, sus piecitos estaban llenos de barro. Desde ese día los queniqueos no volvieron a meterse a lo referente con Dios y la iglesia de nuestro pueblo.
A partir de ese día han sido muchos los milagros del patrono a sus devotos”.