domingo, 11 de julio de 2010

DON NICOLÁS ROSALES Y LA ARQUITECTURA DE SAN JOSÉ DE BOLÍVAR

*José Antonio Pulido Zambrano


Don Nicolás Rosales, el gran Ebanista de San José de Bolívar


En un sofocante día de verano nació en Bailadores, estado Mérida, Don Nicolás Rosales, un seis de diciembre de 1888 y siendo apenas un muchacho llegó a San José de Bolívar, invitado a este poblado por Don Domingo Pulido cuando este fue a traer la imagen de San Isidro Labrador, esta invitación la tomó por siempre, pues fue en San José de Bolívar donde paso el resto de su vida, desde ese día dejaría de ser un forastero para convertirse en un verdadero y autentico riobobero.
Desde muy joven comenzó a trabajar la madera, y se puede decir que fue un autodidacta en su arte, pués careció de un maestro que le guiara su saber original, situación que no le impidió convertirse en el mejor artesano de la región. Cuando ya había realizado varios trabajos de carpintería con suprema perfección, el gobernador del Táchira en el año 1950, el Dr Montilla, al observar sus trabajos quedó tan impresionado, le otorgó una beca en la Escuela Artesanal de San Cristóbal por seis meses donde completo su saber artístico y tradicional. 
No sólo en San José de Bolívar eran requeridos sus trabajos, va a Queniquea a efectuar algunas obras de carpintería para la antigua iglesia que necesitaba reestructurarse. Lo mismo sucede en su pueblo nativo Bailadores, donde hace las puertas de la iglesia.
En San José de Bolívar aún se puede observar dos obras de Don Nicolás en la iglesia, el Atrio del Calvario y el Santo Sepulcro, una verdadera joya del arte popular campesino de Los Andes. A partir de ese momento queda consagrada su fama de carpintero, ebanista y tornero. Este personaje fue un diestro con el cepillo y el formón, y no lo fue menos del humor - comentó en su época la revista Ensayo dirigida de manera magistral por el padre Santos.
Don Nicolás y el maestro Carmelo Vielma dirigen la reconstrucción de la iglesia de San José de Bolívar, derrumbada por el terremoto del año 1929, donde sufre un accidente al desprenderse de una altura de nueve metros, ocasionándole una fractura que lo incapacitó por varios años. 
Veintiocho años después le tocó la suerte de nuevo a Don Nicolás en dirigir de nuevo la reconstrucción de la iglesia derrumbada por el terremoto del año 1956.
Don Nicolás fue lo que se dice un hombre responsable de su función de padre, esposo y ciudadano. Y un cristiano a carta cabal. Otra de sus obras son el Baptisterio del templo de San José de Bolívar. 
Don Nicolás - señala el padre Santos - entregó su alma para unirse a dos carpinteros de los que era muy amigo; Jesús, que trabajó 30 años en carpintería y con nuestro Santo patrono San José, el carpintero oficial de Jerusalén, este hecho acaeció el 8 de octubre de 1974.
Hoy queda como ejemplo para la juventud que necesita mirar a sus antepasados, de que no hay imposibles para trascender en este mundo, pues todo hombre tiene un don y queda en él, descubrirlo, regarlo y dar frutos. Pues el oficio se hace arte cuando se realiza con amor, sino se vuelve un trabajo monótono y aburrido, que lleva a una muerte más larga y pesarosa, el arte no, nunca se muere en el arte.


Doña Magdalena Moreno de Rosales


Bocetos ejecutados por Don Nicolás Rosales


Bocetos ejecutados por Don Nicolás Rosales
 

Bocetos ejecutados por Don Nicolás Rosales