martes, 13 de julio de 2010

CREYENTES DEL ALMA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR EN SAN JOSÉ DE BOLÍVAR

Por: José Lubin Pulido Chaparro
Cronista de San José de Bolívar

Habían transcurrido varios años de las honras fúnebres, realizadas en nuestro encantador pueblo, con motivo del centenario de la muerte de nuestro Libertador en 1.930. Varios habitantes de nuestra parroquia, sentían una fe inmensurable al alma del Libertador, a quien pedían rogativas y algunos creyentes obtuvieron beneficios.
Una de esas personas, fue la distinguida dama de la época, Doña Isabel Contreras de Chaparro. Había quedado viuda de su esposo, Don Marco Aurelio Chaparro Ramírez, quien por cierto hizo de primer prefecto de nuestro antiguo municipio en 1.902. Su hijo Gilberto, estaba un tanto rebelde, común en los cambios de la adolescencia, y en cierta ocasión con un amigo se dirigieron al Rió Bobó, en una de esas tardes veraniegas y soleadas del mes de marzo. Con la finalidad de darse un baño, permanecieron en el río por varias horas y al fin decidieron que tenían que regresar, pero antes pensaron fumarse un cigarrillo, estaban aprendiendo a fumar y lo hacían a escondidas . De regreso al poblado tiran la colilla, sin percatarse que podían ocasionar un incendio en el cañaveral que atravesaban, incendio que terminó con unas tres hectáreas de caña. Los jóvenes asustados por ese hecho deciden huir a alguna aldea cercana.


Gilberto Chaparro Contreras

Fue informada Doña Isabel de la magnitud del incendió causado por su hijo, algunos aldeanos atestiguaron que lo vieron fumando en el cañaveral. El problema se agrava por cuanto no aparecían los jóvenes, algunos pensaron que podían estar muertos, además tuvo que pagar 400 bolívares por los daños. Doña Isabel medita por unos minutos y se dirige de su casa que está frente a la plaza y se arrodilla ante la estatua del padre de la patria y pide con piadosa fe: “ Simón Bolívar, Ud., que luchó por mas de 20 años para conquistar nuestra libertad y fue capaz de dar libertad a otras cinco repúblicas, hágame un milagro que se habré agradecer de por vida, para que mi hijo Gilberto se enrumbe por buen camino.”
Corría el año de 1.936, el General Eleazar López Contreras. Propone fundar lo que sería la Guardia Nacional, a la usanza de la Real Guardia Civil Española. Nombra a distintos militares, para que recluten jóvenes, que deseen formar filas en la institución que iba a nacer. En tal gestión llega al poblado el General Casanova procedente de El Cobre, amigo de la mencionada viuda, se hospeda en su hogar y le refiere que anda en busca de jóvenes, altos, cultos y de buena presencia, para formar una guardia militar de prestigio.
 

Primer Curso de la Guardia Nacional de Venezuela - 1936
(Archivo particular de Don Rafael Ojeda Camperos)

Sin pensarlo la distinguida dama, le pone a la orden a su hijo Gilberto Chaparro Contreras, que reunía las condiciones exigidas. Se le unen otros dos jóvenes de la misma condición: Ramón Elvidio Contreras Francisconi y Ramón Atilio Pulido., quienes figuran entre los 100 alumnos pioneros de la Guardia Nacional. Ramón E. Contreras hizo carrera militar, llegó al grado de Sargento Técnico Mayor, su hermano Dimás que aparece en la gráfica para la reposición de este artículo también se hizo Guardia Nacional. Ramón A Pulido, murió en 1.945 y sus restos fueron sepultados con honores militares en el cementerio de este poblado. Ocurrido los hechos, Doña Isabel, un tanto nostálgica por la partida de su hijo, pero alegre a su vez por el destino que le esperaba, se dirige de nuevo ante la estatua del Libertador, ora por varios minutos y da las gracias al alma de Simón Bolívar por haber escuchado su petición y hacerle tan esperado milagro. Su hijo estuvo pocos años en la guardia, llegó a ser útil a la Patria.


General Eleazar López Contreras
(Archivo Bolívar Films)