martes, 20 de julio de 2010

EN EL AULA 16 NACIÓ MACONDO

Por: Fatima De Abreu. 


Una etapa de mi vida en la que aprendí muchas cosas, fue en el grupo literario “Macondo”, en mi liceo “Gonzalo Méndez”. Antes de “Macondo” yo no tenia idea de cuanto me gustaba la literatura, así que fue la oportunidad, la puerta de acceso a ese mundo que no conocía y que me produjo la ansiedad de seguir en esto de por vida. Hoy estudio Comunicación Social y los libros son esenciales en esta carrera.
Así comenzamos a consolidarnos como grupo: Yeison, Douglas, Betsabeth, Leonar, Javier, Arianna, con la dirección del Prof. Pulido; escribiendo cada artículo acerca de temas relevantes en el ámbito literario. Y al ver cada edición publicada se hacia inevitable sentir una gran emoción, podría decir que alegría, y es que era un orgullo, cuando nos dirigíamos a divulgarla. Queríamos que se leyera, queríamos que aceptaran la invitación de “saber”, adentrándose en esto, aunque fuese un poco y valoraran más a este maravilloso universo de las palabras, que no era “Macondo”, porque este sólo era la abertura que dejaba ver el interior de un castillo encantado del gran arte escrito, sino que es todo sentimiento que guarda impreso el corazón de un verdadero escritor.
Macondo es un pueblo común, es el aire que se encuentra impregnado de soledad, es el cielo que vemos en días y noches, para tomar fuerza y liberarnos de la rutina, Macondo es sin mas palabras “Macondo”, y en José Antonio, Macondo es su pueblo San José de Bolívar, es su soledad infinita, es su tristeza infinita de niño, son sus rosas rojas que son las palabras verdaderas de su poesía, es su verbo creador el arte que le ha permitido hoy cumplir 28 años como escritor. El primer día que le conocí fue en el aula 16 de la U. E. N. “Gonzalo Méndez”, llevaba una camisa negra y jeans, ese día nos habló de Luís López Méndez y de su proyecto de crear una revista literaria, y la entrevista con él fue aceptada. Nació “Macondo”, luego fue la obra de Teatro: “El guardián de las palabras”. Hoy sigue escribiendo desde su palabra buscada y su palabra perdida.
Aquel día culminó como el maestro Keating del film “La Sociedad de los Poetas Muertos”, escribió en la pizarra dos palabras, que hoy continúan en mi memoria: “Carpem Dien”, y eso es el arte de la escritura, el aprovechar el día de hoy, y no pensar en mañanas.